jueves, 20 de diciembre de 2018

CREO QUE EL QUICIO ESTÁ HASTA LOS COJONES

            No, no se debe hacer. Definir la posición se realiza rápido y de forma simple y directa. La empatía, para quién no es un completo cretino, hace el resto. No hay porqué darle tantas vueltas de tuerca en una espiral de información, réplica, y contrainformación, contraréplica. Vuelan los mandobles de un lado a otro del ring informativo. Aislado lo realmente importante, nada queda, salvo la mierda ventilada por las hordas fundamentalistas arrimando el dolor ajeno a su mochila. No, no se debe hacer. Hace daño.

            Por eso esto se queda aquí. La obsesión por marcar géneros como vacas no es buena y, además, te puede hacer fallar, puede que no ahora pero, seguramente, fallarás. La verborrea sistémica y parcial es lo que tiene. Dejemos que las cosas se ajusten y respetemos lo esencial. Nadie, ni tú, Cristina, puede erigirse en juez y parte de un problema que va más allá de la exigible igualdad. No otorgues de forma omnímoda problemas disparando al pianista. El que me puedas conferir según tu escaleta ética nunca llevará mi nombre, así que no vomites utilizándolo. El bando es el mismo, no te equivoques.

jueves, 13 de diciembre de 2018

LOS RICOS TAMBIÉN LLORAN (A VECES)

        Hace ya bastante tiempo que la lectura del periódico de turno se inicia, invariablemente, por la contraportada. Luego, de atrás hacia adelante, intento llegar hasta el final, el principio en el original, aunque la mayoría de las veces no lo consiga. Creo recordar que todo comenzó con el cansancio que me provocaba la lectura del periódico local La Opinión de Zamora cuando, indefectiblemente, sus primeras páginas iban, algunas veces sutilmente y otras abiertamente, a socavar las iniciativas de la oposición de izquierdas en el Ayuntamiento de Zamora y obviar la podedumbre en la que se movía la derecha en el gobierno municipal. Tantos años siendo la hoja parroquial del conservadurismo más rancio, sus páginas de opinión lo delatan, hizo que se instalara en mí esta peculiar forma de lectura diaria.

            En este momento, en el que hace ya casi cuatro años que las tornas cambiaron y la izquierda accedió a la dirección del ayuntamiento, la cosa no ha mejorado y lo sigo leyendo de atrás hacia adelante ante la guerra sucia desatada por dicho periódico contra la izquierda tras la pérdida del poder municipal por parte del Partido Popular. Manipulación, sesgo informativo, medias verdades, etc, hacen que las primeras páginas solamente sirvan para limpiarse el culo con ellas. Pero aquello, que parecía más bien una cuestión periodística local, se extendió, como ya he dicho, de forma osmótica hacia cualquier tipo de periódico, ya sea de información general o deportiva. Me cansa la relativa y parcial visión que tienen los informadores de las cuestiones políticas de tempo diario presentándose más bien como transmisores de editoriales partidistas que de asépticas presentaciones de hechos. Como en todo, claro está, existen excepciones, curiosamente las que tienen más problemas para subsistir.

            Ahora, se ha convertido casi en una necesidad comenzar el periódico así. De hecho, las páginas de información económica son mis favoritas. Me interesan y me divierten las cuitas de las grandes empresas del Ibex o de cualquier otra en su devenir nacional o internacional. Juntas de accionistas tensas, contratos denunciados, dividendos, ventas, apalancamientos, inversiones, balances, etc, se suceden como de un culebrón se tratase. Hay empresas que podrían generar una serie diaria con contenido variado dada su inclinación a salir en titulares. Ya digo, son como de la familia y su devenir es mi devenir diario aunque tengo que reconocer que cuando hay problemas es cuando se pone más interesante y, entonces, adquiere toda su dimensión novelesca la información económica remedando aquella telenovela de audiencia inmensa como fue Los ricos también lloran. 

            De esta forma he llegado a no pasar de las páginas intermedias dada la densidad de entretenimiento que me proporciona esta peculiaridad. Cada día un capítulo nuevo, una nueva cuita, una nueva problemática económico-emocional. La primeras páginas, pues eso, para los intensos, para los urgentes, para los acelerados, para aquellos que necesitan su ración de munición diaria para disparar en el bar. 

viernes, 23 de noviembre de 2018

PODRÍA COMERME UN BOCATA DE HOJAS DE TABACO

          El runrún es constante durante las horas conscientes, las inconscientes son otro cantar,  tal y como corresponde a un síndrome de abstinencia respetable y que se precie. Un “como dios manda” que dirían los católicos, apostólicos y romanos, que ellos bien deberían saber de abstinencias varias y de su ¿cumplimiento? El tiempo cósmico se alarga, se ondula, se deforma y se percibe como si la condenada sensación  de abstemia nos empujara e hiciera caminar con funambulesca pose por el borde del horizonte de sucesos y fuéramos absorbidos por la implacable condena abstémica. Sentir y sufrir viendo pasar los días de veinticinco horas, las horas de setenta minutos y los minutos de setentas segundos.

            El reloj, con marcada impronta de bolero, parece no querer marcar las horas, no hace falta que se lo demandemos, aunque, a diferencia de la estrofa de la exitosa canción, en este caso uno quiere que se vaya para siempre y si puede ser antes, mejor. La abstinencia no es compañera deseable. La mariposa aletea en continuo movimiento y provoca la persistencia del deseo de lo prohibido, de lo auto-prohibido, con esa certeza de que, al alcance de la mano, se encuentra la solución a la fatiga, el remedio al agotamiento, tanto físico como mental, por la alerta permanente. Sucumbir definitivamente y no presentar excusas, no pedir perdón por nuestra debilidad. Porque… ¿es necesario sufrir sin fin hasta una previsible curación?

            Encender un cigarrillo con premeditada proposición, llenar de humo la estancia y conversar de nuevo con la secreta convicción del placer más infinito. No es sensato admitir que todo lo que provoca placer, gozo y deleite tiene que ser malo para el ser humano. En cualquier caso, es malo desde la óptica implantada como correcta, desde la visión estructural de la ortodoxia más inmovilista. Si la opinión es la contraria, ¿por qué poner trabas a este libre albedrío de gozo y sombra? ¡Ah!, adoro Roma y su predisposición absoluta a la fruición como forma de pensamiento, obra y destino como civilización. Si terminó por implosionar, no fue aquella la forma más bella de rendir tributo al vicio, a todos los vicios, como entes supremos y ejes vertebradores que dan sentido, o deberían darlo, a nuestra estrambótica aparición en la tierra.

            Por el camino que vamos recorriendo como seres vivos se llega al escenario en el que se representa la obra que marca el colapso del planeta. Y si es así, no merece la pena llegar al mismo lavado y duchado sino, creo yo, atiborrado de vicios y costumbres libidinosas y libérrimas. Es lo que nos llevaremos por delante porque, de lo contrario, nos daríamos golpes de pecho para preservar nuestra rectitud mientras los otros, aquellos que nos dirigen como marionetas, beben y comen en la mesa del capricho universal. Para eso, yo también, tú también todos. Al final, es una cuestión económica: si fuera rico tendría todos los vicios, gozaría cada minuto como si fuera el último y dejaría un bonito cadáver, pero, como no es así, planifico mi pobreza desde la credulidad de que la abstinencia viciosa es buena para mí y mis allegados. Una bonita mentira.

            He dejado de fumar y maldigo la decisión aunque la acato. Solamente espero que me aguanten durante el trayecto. Mientras tanto me tranquilizo escuchando a Camel.

jueves, 15 de noviembre de 2018

PERMÍTAME QUE INSISTA

             De lo que se trata es de no intentar entenderlo. Perseguir los sueños, vivir de acuerdo a nuestro pensamiento, nuestras ideas, aunque la realidad muestre la cara más deprimente de un triste pasado renovado que afila sus garras, asoma el cuello con sus siete cabezas amenazantes y vomita la venenosa bilis de la que se alimenta a falta de razón e inteligencia. A caballo entre la preocupación legítima y una cierta dosis de optimismo en la certeza de que toda esta podredumbre será absorbida, digerida y expulsada por la legitimidad libertaria, nos movemos dando tumbos pero componiendo la figura para que no se nos note la cojera momentánea.

            Hay que intentar no escuchar los cantos de sirena que desde los ángulos antes poderosos nos lanzan en la creencia de que volveremos a confiar nuestra vida, nuestro futuro en sus manos manchadas de engaño, corrupción, saqueo… Como mortadelos, han mutado el disfraz y se venden como camaradas que comparten nuestros objetivos cuando, indudablemente, van tejiendo el enésimo escenario para volver a intentar la depredación más sibilina, una versión velada de lo que en estos años pasados realizaron a plena luz. Su preocupación por la estabilidad del estado, por su mantenimiento, no es más que la próxima trampa.

            Flota la impresión de que, además de las añagazas expuestas por los enemigos agazapados del sistema, añadimos los perjudicados por sus artimañas pequeñas guerras, disputas y pugnas que alimentan sus ganas y alientan sus voluntades. Así, es posible, entender la existencia de ese numerosísimo grupo de ciudadanos anclados en programas e idearios contrarios, por genética constructiva, a su condición de pueblo. Ya no hablamos de quienes siguen, como el burro sigue la linde, el ideario fascista de tiempos pasados ya que en estos casos ha sido un fallo del sistema cromosómico el que ha dado como resultado estos mutantes recesivos.

            Conviene perseverar y no ceder ante la visión de escenarios peligrosos, de contextos apocalípticos, de retrocesos injustificables. No tratar de entender el por qué sino de eliminar sin contemplaciones sus expresiones y orígenes. Eso sí, siempre que no nos olvidemos de que para conseguirlo hay que aceptar que bajo la capa de legalidad de ciertos partidos supura una realidad más cercana al autoritarismo execrable que a la libertad democrática y que, por eso mismo, también habrá que excluir su presencia.

jueves, 8 de noviembre de 2018

MOCOS

             Definitivamente, la gripe de este año está siendo virulenta y contagiosa. El último caso conocido es el del Tribunal Supremo del Reino Bananero de España. Febril, delirante y turbado, el alto tribunal produjo mocos por doquier los cuales se intentó limpiar, en un primer momento, con la manga de su sotana judicial. Sin embargo, lejos de conseguirlo, lo único que obtuvo fue recrear esa visión infantil de hace ya algunos años en la cual los tiernos infantes iban con la cara llena de mocos resecos después de haber intentado limpiarlos a mano corrida. La diferencia estriba entre la candidez pueril de éstos últimos y la caricatura infecciosa de aquellos.

            Pero, lo más trastornado del asunto es que, no contento con la limpieza parcial e ineficaz de su primer intento, al final, de forma pública y notoria, se ha limpiado la nariz judicial que representa, en contra de los intereses del conjunto de la ciudadanía, en la inextricable bandera de España. Más fácil: si la susodicha bandera nos representa sí o sí, según los patriotas en ejercicio, y la cohorte judicial ha votado en contra de nuestros intereses, lo lógico es pensar que ha votado en contra de la bandera, o sea, se ha sonado en ella y está por ver si no se ha cagado y meado en ella a la mayor gloria financiera hispana.

            Esto de la sacrosanta bandera y el sarpullido que provoca que se haga humor a su costa, ya sea blanco, negro o zafio, está llegando a un punto de ebullición en el que la tolerancia, la razón y la calma están siendo cocidas a mayor gloria de este guiso patriotero españolista y racista con el que nos estamos dotando a falta de mejores cualidades intrínseca o extrínsecas. El hecho de que alguien, colectivo o persona, declare la inviolabilidad humorística del objeto expuesto como símbolo de su condición, ya sea legal o ilegal, razonable o caprichoso, está haciendo que la capacidad para reírnos de nosotros mismos, cualidad indispensable para avanzar sin las ataduras del egocentrismo más pernicioso, esté bajo mínimos. En blanco y negro, serios, taciturnos, trascendentes, gafapastas, con bigotito ralo y gomina al pelo “p’atrás”, así nos quiere la caverna españolista. Pues bien, una mierda para todos vosotros.

            Necesitamos cambiar los hábitos textiles en cuestión de pañuelos. Al hilo del Intermedio de la Sexta, sonada nasal de Dani Mateo en la bandera española, y del Està Passant de TV3, sonada del cómico Toni Soler en la bandera catalana, en apoyo del primero, propongo que los pañuelos, textiles o de papel tengan representada la bandera del país y de la comunidad autónoma de cada cual, anverso y reverso a libre albedrío, para que, de esta forma, cada uno nos sonemos los mocos en la que creamos conveniente con talante infeccioso-patriotero, eliminando del código penal el delito de ultraje a la bandera que tan de moda han puesto los extremistas del régimen. De cualquier forma, en caso de pandemia gripal, siempre nos quedará una toga a mano.

jueves, 1 de noviembre de 2018

EL SÍNDROME DEL FASCISTA ÉPICO

               No tengo la sensación de que la historia de España sea como para sentirse orgulloso. Más allá de los recalcitrantes patriotas abrazados a la bandera a modo de poncho o batamanta, capaces de tragar carros y carretas con tal de sentirse partícipes de algo, aunque ese “algo” sea una falacia, la historia de ese país está repleta de desigualdad, decadencia, despilfarro, falta de libertades, encontronazos, autoritarismos criminales, absolutismos perniciosos, etc, para terminar con una dictadura fascista y delincuente y una farsa democrática heredera de aquella. Un país pagado de sí mismo y con una autocomplacencia histórica desbordante que se fue autoexcluyendo del progreso de la historia hasta quedar varado en los últimos puestos del escalafón de la vanguardia. El “que invente ellos” no es sino el reflejo del tufo a vanidad de la cual somos herederos.

            Inmersos como estamos en una realidad corrupta a todos los niveles: político, económico y, sobre todo, judicial, de vez en cuando salen al ruedo ibérico de la estupidez elementos sospechosos, individuos instalados en una realidad paralela repleta de una pompa y boato efectista pero poco adecuada a nuestro estado actual. El señor Casado, petulante líder del Partido Popular, es uno de esos personajes de contexto paralelo. Su visión unidimensional del escenario patrio le impide ver la realidad poliédrica del mismo basando su discurso en glorias  enaltecimientos nacionales más allá de independentismos varios, chavismos cíclicos y conexiones persas. Es como si desde su más tierna infancia le hubieran ido suministrando dosis cinematográficas de “Raza”, film vomitivo y vomitante, quedando varada su mente en imperios en los cuales no se ponía el sol (y además les daba de cara).

            Su ocurrencia de que la historia de España de los últimos doscientos años no hubiera sido posible sin el intervención del Partido Popular, da una idea de hasta qué punto este político vive su oficio fuera de la realidad más inmediata. Porque, una de dos: o el Partido ya existía hace doscientos años, lo cual, como hemos expuesto antes o conoce cualquier estudiante medianamente capacitado, no diría mucho, más bien nada, de su competencia profesional e histórica, o él y su partido no sería más que un gazapo cinematográfico, un error histórico incrustado en la cinta fílmica de la hilarante historia de España de ese periodo. Remedando a Gladiator, cinta plagada de incoherencias históricas, el cameo político-histórico que nos ha pretendido colar el histriónico personaje supone avalar, sin él pretenderlo, el anacronismo en el que pervive y se mueve su partido, incluso cuando se trata de asuntos de la más rabiosa actualidad.

            Un anacronismo incompatible con la verdadera democracia y con el progreso social y económico del conjunto ciudadano al que parece querer llenar su cabeza de épicas resonancias patrioteras como único discurso que ofrecer ya que, por otra parte, necesita que perviva la desigualdad social como herramienta de control que demandan los poderosos amos que manejan su marioneta.

jueves, 27 de septiembre de 2018

BENDITOS BLASFEMOS

          ¿Pudiera ser que una hipotética Asociación de Amigos de la Hombrera Ochentera denunciara por injurias a todos aquellos que se han mofado de tan estrafalario elemento textil? Y, ¿pudiera ser que un juez, educado en tan jotesca forma de vestir, la admitiera a trámite? Pues así estamos en este país nuestro de cada día, dánosle hoy. Ora imputo un cantante, ora imputo un actor, ora imputo un político, ora pronobis. Curiosamente, nunca hay un juez de guardia para imputar a tanto pederasta sacerdotal ni, siquiera, cuando el verbo venenoso de algún obispo ofende a la libertad de expresión, a la democracia misma, con su moralina de sacristía perfumada de incienso.

            Si hay algo cierto en el catolicismo es su visión de sí mismo como verdad absoluta. Todo lo demás es herético y equivocado y, con ese ansia por determinar el juicio de la historia, ha infiltrado su discurso jerarquizado, subordinado y militante en el poder público democrático gangrenando la toma de decisiones en igualdad y produciendo una profunda metástasis en las libertades públicas. Que un país supuestamente democrático como España todavía mantenga en su legislación figuras obsoletas, decimonónicas y rancias provenientes de un concepto de sociedad civil anclada en el paternalismo político y el servilismo religioso, hace pensar que la figura de nuestra Constitución referente a la aconfesionalidad del Estado fue, es y será pura demagogia de políticos de confesionario.

            No se ha sabido exigir al estamento eclesiástico su retirada al mundo individual del que nunca debió salir. Como ciudadanos podemos, si así lo elegimos, seguir la creencia que nos dé la gana pero, cuidado, querer imponer a los demás credos, manuales, decálogos y demás misales como conducta vital no deja de ser una manifiesta agresión a la libertad del resto que siempre debería ser respondida de forma contundente. Pero aquí, en España, parece ser que todavía reserva espiritual de occidente, se condena a quienes se oponen a que dichas creencias puedan determinar, ni un poco, la vida pública como si la religión fuera una de las vigas sobre las que se asienta nuestro supuestamente edificio democrático.

            El delito de blasfemia huele a rancio, a añejo, a oscuridad, a tristeza, a desesperanza, a cerrazón, a imposición, a humillación, a clasismo, a tenebrismo, a sabañones, a castigos corporales, a crucifijos, a dictadores, a catecismos, a cilicios, a palios y flores a María. Lo mismo a lo que huele el juez inquisidor y los abogados incitadores de la denuncia. ¿Se puede ejercer la abogacía cuando tu conducta procesal está trufada de condicionantes personales que nada tienen que ver con la objetividad, la ecuanimidad y la justicia? No creo. Si su Dios expulsó a los mercaderes del templo urge que todo este sectarismo religioso sea expulsado del edificio democrático. Que se deje de subvencionar cualquier tipo de religión y que su coste pase a manos de sus feligreses pues, en este caso, los impuestos pagados por parte de los ciudadanos libres de religión están sirviendo para que sean atacados por parte de aquellos a quienes va parte de su dinero que, curiosamente, son aquellos que ven en los países dominados por otras religiones, estructuras feudales de otro tiempo. Antes pasará un camello por el ojo de una aguja que un católico español acepte que su posición es semejante.

            En fin, como siempre, vendrá un estamento superior que pondrá, eso espero, cada cosa en su sitio y volveremos a ser el hazmerreir de Europa, la normal, se entiende, de la otra ni hablamos: nos parecemos tanto. Será un bocachanclas pero al mismo nivel del obispo de Alcalá de Henares. Aquél insulta, según los católicos, a su religión y el segundo a la razón. El problema es que la religión está fundada en preceptos no demostrables y la razón es básica para el progreso social. Creo que está claro: benditos blasfemos porque de ellos será el reino de los cielos de agujeros negros.

jueves, 20 de septiembre de 2018

DESAMORTIZAR AL SÁTRAPA

        El Relator Especial de la O.N.U. sobre la promoción de la verdad, la justicia, la reparación y las garantías de no repetición, Fabián Salvioli, ha declarado en su visita a España invitado por el intergrupo de Memoria Histórica: “no hay ningún impedimento legal para juzgar los crímenes del fascismo”, “existe falta de acceso a la justicia de las víctimas del franquismo”, “¿por qué no se coopera con la querella argentina?, ¿por qué no se extradita a los imputados allá? No nos pueden decir en esta ocasión que hay problemas jurídicos o yo qué sé. La obligación internacional de España es clara: debe juzgar o extraditar. Aún con estas obligaciones tan claras, el Poder Judicial no ha dado los pasos que tiene que dar. Esto demuestra que no es un problema de que no se puede. Es un problema de que no se quiere”. Se puede decir más alto pero no más claro. Pues bien, ante esto, las instituciones españolas responden así:

            El Ayuntamiento de la Alberca de Záncara, gobernado por Francisco Julián Quílez, del Partido Popular, ha resuelto volver a poner el nombre de Millán Astray, militar fascista, a una de las calles de la localidad. Esta acción vulnera el artículo 15 de la ley 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil o la dictadura. Pero, ¿qué mierda le importa a quién representa a un partido que se caracteriza por su inacción en este asunto debido a la fuerza del electorado que le vota y que sigue afín al golpe de estado del 36? La decencia democrática queda otra vez por los suelos y los Derechos Humanos de las víctimas pisoteados por un representante, verdaderamente sospechoso, de una democracia.

No sé si realmente seremos capaces de ajustar cuentas con quienes subyugaron a este país bajo una dictadura criminal y con quienes, en democracia, se ponen de perfil cuando son requeridos para actuar en dicha dirección en consonancia con las leyes establecidas. Marean los políticos la perdiz como los niños ante la perspectiva de inicio de un nuevo curso escolar pero con un costo más alto tanto económica como éticamente. Van pasando los años y se avanza poco, desgraciadamente. Los obstáculos que se deben salvar, puestos a veces desde las mismas instituciones que deberían fomentar y acelerar el proceso, son tan numerosos que uno puede llegar a pensar que aquí, en España, todavía manda el criminal caudillo.

            No se puede esperar que un partido como el Partido Popular afronte la historia de forma objetiva y sin partidismos ya que hurgar en esa herida podría poner de manifiesto su correlación con su árbol genealógico-político. Ni tampoco se puede esperar ayuda para corregir el presente de un partido como Ciudadanos, representante de un poder económico basado, en la mayoría de los casos, en familias y entramados empresariales provenientes de la dictadura y que, en este momento, encarnan los lobbies financieros preeminentes en el país. Sin embargo, el P.S.O.E. podría, dado su origen, entrar a saco en el asunto sin tantos remilgos, sin tantas dudas. Su remolonería ante la situación solamente puede deberse a su conformismo electoral o, posiblemente, a la degradación conceptual de su ideario de izquierdas.

            Desgraciadamente este es un país en el que existe un fiscal de guarda dispuesto a perseguir a cantantes, actores, titiriteros o cualquier manifestante o manifestación de libertad de opinión que no case con la que demandan sus amos. Pero resulta curioso que no haya ninguno dispuesto a perseguir tanto símbolo fascista, tanta exaltación de la dictadura criminal que se expresan sin ningún tipo de tapujos ante la opinión pública. ¿Se imaginan al partido nazi poniendo demandas a todo aquel que se exprese en términos de repulsa, condena, desaprobación o, incluso, hilaridad sobre Hitler? Pues, en este momento, en este país puedes ir a la cárcel por manifestar todos esos adjetivos contra el dictador franquista ya que existen plataforma o asociaciones, ¡¡¡¡¡totalmente legales!!!!!, que se dedican a exaltar la figura del susodicho. Nadie las ha ilegalizado, nadie ha hecho nada e, incluso, reciben subvenciones públicas. España: tierra de conejos.

            Desde todos los poderes públicos, incluida la Justicia, en este caso tuerta que no ciega, se ha ayudado a mantener el entramado político-social de la dictadura en plena democracia, y a sus integrantes, humillando por segunda vez a las víctimas de aquella y las que, por su postura crítica, alzan la voz ahora. Es necesario que se desmitifique la llamada “Transición” y se coloque cada cosa en el sitio que le corresponde, aunque sea la cárcel.

jueves, 13 de septiembre de 2018

DELIRIOS DE POSVERDAD DE UN SENADOR POPULAR


         Pues no estaba muerto ni estaba de parranda. El eterno representante político de la provincia de Zamora por el Partido Popular, el senador Dionisio García Carnero, se ha vuelto a aparecer de entre las brumas ancestrales de su carrera política para ilustrarnos sobre el concepto y consecuencias de la “posverdad”. El hasta ahora silente político arremete contra todo lo que se mueve y, de paso, sin pretenderlo, nos ayuda a entender, esta vez con exactitud, la definición de posverdad que pretende enseñar al obviar, manipular y tergiversar acontecimientos conocidos utilizando un medio de opinión pública para influir en los destinatarios sin que lo que propone sea materia objetiva sino opinable. Vamos, que utiliza la posverdad a granel cuando intenta descalificarla.  

            Utilizando de forma torticera la definición que da la R.A.E.: "La distorsión deliberada de una realidad que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública", va desgranando acontecimientos que le pueden parecer favorables, cosa difícil en algunos de ellos, pero relega otros que, sin duda conociéndolos, harían de su alegato papel mojado por ventajista. Y eso es, en realidad, su discurso: la constatación manifiesta de cómo realizar una declaración ajustada a la definición con la cual pretende desprestigiar las acciones o logros de sus rivales. Que al escribirlo no se diera cuenta del hecho pone de manifiesto cuan larga es la estulticia de quienes creen estar en posición de superioridad intelectual con respecto de sus posibles destinatarios.

            A bote pronto, y siendo de Zamora como es, se me ocurre algo que se ajusta como un traje a la definición de la R.A.E.: la algarada ocasionada por su partido en el caso GAZA. No sé si como senador le tocó ratificar la ley que modificaba los parámetros sobre inundabilidad en la cuenca hidrográfica del Duero y que se aprobó en el año 2016. Su correligionaria, la diputada Clara San Damián, si participó, cosas de la disciplina de partido, en su aprobación sin, parece ser, conocer como afectaba a su ciudad. Pues bien, que después de dos años y aprovechando la solicitud de ampliación de la empresa GAZA salga a la palestra como paladina y justiciera del desastre que se avecinaba al no poderse autorizar una ampliación con una ley que ella misma ayudó a aprobar y, de paso, cargando la culpa en el Ayuntamiento gobernado por I.U. y P.S.O.E., no es más que una “distorsión deliberada de la realidad”, tal y como apunta la definición académica. Además, va dirigida a la “opinión pública” curiosamente a menos de un año de las elecciones. Y, abundando en la definición de marras, “manipulando las creencias y emociones” en una ciudad en regresión en la cual la empresa GAZA asegura puestos de trabajo y, por eso mismo, incide de forma severa en el tejido social de la ciudad y su imaginario colectivo.

            Por si no le ha quedado claro, le voy a poner otro ejemplo de “posverdad” ya que habla y habla de regímenes sanguinarios. Explica el filósofo y comunicólogo Fernando Bueno Abad que con la posverdad ya no habría rumores falsos, todo es verdadero mientras sirva para obturar la realidad”. Bajo esta lógica, "se usa para destruir al rol del Estado, para invisibilizar escenarios de represión y crimen, para ocultar fraudes electorales de todo tipo". Pues bien, su partido, el Partido Popular, lleva oponiéndose desde siempre a la verdad sobre la dictadura franquista. Habla y propone leyes de concordia, de reconciliación, de superación de la fractura de la guerra civil, y nos invita a enterrar el pasado como forma de futuro. Pero los únicos enterrados son los ajusticiados, los fusilados por un régimen criminal y fascista que pelearon para derrotar un golpe de estado militar a todas luces ilegal en contra de la República democrática establecida. Inducirnos, como induce su partido, a olvidar no es más que intentar disfrazar la historia con manipulaciones arbitrarias, con juego sucio, con verdades a medias, que van dirigidas a quienes todavía profanan la legalidad cada día con sus enseñas antidemocráticas, sus organizaciones de índole racista y xenófobo y su permanente presencia en medios de comunicación afines. Algo que proviene de un periodo, el de la tan manida Transición, que supuso la puesta en práctica de toda la definición que sobre la “posverdad” nos quiere colocar. 

            Prefiero, si no queda más remedio, pagarle su sueldo como senador y que vuelva a las catacumbas de la calle Baién a adorar el silencio remunerado a que nos intente adoctrinar sobre su supuesta “posverdad” que no es más, en realidad, que la nefasta manipulación informativa de toda la vida. En cuanto a su amigo el mercante, que lea El motín de la Bounty o Moby Dick. La disciplina sin cordura o razón no es admisible.

jueves, 6 de septiembre de 2018

LA CONCORDIA DE LA SERPIENTE

            Es el resultado de haber optado por el reformismo en lugar de la revolución, de haber optado por la transición en lugar de la ruptura, de haber optado por el ajuste de una legalidad injusta en lugar de crear un corpus jurídico nuevo y libre. La amnesia y el olvido fueron los hilos que tejieron el traje de una democracia imperfecta al ser hija de una dictadura criminal y la impunidad el logotipo de su marca comercial. Aquella transición elogiada en el mundo entero y que, supuestamente, representaba los valores de civismo y reconciliación de los españoles, simplemente representó la última victoria del franquismo transformista convirtiéndose, de facto, en la drag queen del nuevo tiempo.

            Cuarenta años después se sigue sin saber el destino de muchos españoles fusilados y desaparecidos por aquella dictadura criminal, se sigue sin querer trabajar y poner los medios para saberlo, se continua con el trabajo de zapa y derribo de las organizaciones que trabajan para dar luz y verdad a todas las atrocidades cometidas por aquellos franquistas con la anuencia de parte de la ciudadanía y de la Iglesia Católica. Se esgrimen argumentos peregrinos para anular toda acción en aquel sentido. La Ley de la Memoria Histórica, que debería haber sido el instrumento para su consecución, se ha visto torpedeada por parte de unos y otros, derechas e izquierdas bipartidistas, consecuencia del pacto de no agresión que supuso la llegada de esta democracia degradada.

            Cuarenta años después se exhiben enseñas y símbolos de la barbarie fascista sin ningún tipo de cortapisa, como si lo criminal fuera un elemento más y razonable de una democracia sana, cosa que no es así. No debería ser así. Significan la impunidad, la protección que recibieron y reciben por los herederos de aquellos asesinos que salieron sin ningún rasguño legal del ¿cambio de régimen? mientras que aquellos que lucharon por la legalidad usurpada han sido vilipendiados, cuando no agredidos física y conceptualmente por estos bastardos incardinados como sanguijuelas en el entramado político, social y económico. Haciendo gala de su fanatismo, de su racismo y xenofobia, intentan socavar la razón humana y encender la mecha del rechazo en el ciudadano mediocre en contra de cualquier tipo de inmigración pero esto, no nos equivoquemos, no es más que los mismos sentimientos que demostraron con la parte de la nación y sus ciudadanos que se mantuvieron leales a la República, a la legalidad establecida en las urnas. Las serpientes no cambian. 

            Señor Casado, Presidente del Partido Popular, partido heredero de la extinta Alianza Popular en la que tuvieron cobijo destacados miembros del régimen franquista ante la llegada de la democracia, su intento de suplantar la Ley de Memoria Histórica por una basura de Ley de la Concordia no es más que otro intento para tapar los crímenes cometidos durante la dictadura. La concordia, como acuerdo o armonía entre personas, solamente se puede dar cuando han sido las reglas de juego iguales para todos,  pero lo que usted propone es darse besos y abrazos con criminales confesos y seguidores acérrimos y convencidos de su ideología criminal. No, señor Casado, la dictadura provino de un golpe de estado ilegal contra la República legalmente establecida y contra un gobierno de izquierdas surgido libremente de las urnas. No, señor Casado, no nos vamos a sentar con fascistas y criminales como ningún hebreo se sentaría jamás con un nazi. Su intento no es más que otra falaz maniobra para pasar página.

            Señor Casado, se necesita justicia para reparar las atrocidades cometidas con quienes fueron sometidos por el yugo y las flechas de los golpistas, se necesita prohibir y perseguir cualquier manifestación verbal o simbólica de aquel tiempo negro, como está prohibido en Alemania, país que sabe más que nosotros de lo que se trata y no se necesita su concordia, por cierto, algo que suena a Concordato, dando más repelús si cabe, que representa la negación y la ocultación de los crímenes del franquismo. Coja papel y lápiz y escriba su mantra pero, luego, trágueselo como se traga los mandatos y las órdenes de sus verdaderos patronos, aquellos que le han moldeado tal cual es para llegar a su situación actual. Usted solamente es su mamporrero.

jueves, 23 de agosto de 2018

EL AMBULANTE DE RECUERDOS AJENOS

         Hoy he sentido de nuevo en la memoria la armonía ondulante de un sonido, la llamada festiva de unas notas que agitan si querer los ecos vagos del recuerdo de un niño. Veo pasar de nuevo su figura arqueada sobre la rueda de hierro de un sinfín que se niega a morir en el apeadero del desuso. Se ha detenido retando al sol de de media tarde y exige con desgarro su derecho a coexistir en un mundo obsolescente en el que todo nace desechable, usado, letanía rigurosa apenas duradera. Mientras se producen los silencios entre la dulce melodía que interpreta, reclamo cimbreante, hipnótico, vuelven al visor del tiempo pasado escenas de la niñez que, como cortos cinematográficos, revelan historias polvorientas de veranos en donde el tiempo no pasaba, donde las horas tenían más de sesenta minutos, una densidad material y temporal de infinitud. La memoria, así, se convierte sin querer en un cine al aire libre de sesión continua en el que impresionar un celuloide de relatos mudos solamente amenizados por la musiquilla de este afilador vespertino atrapado en el devenir de su oficio.

            Se desgrana la repetitiva letanía musical en intervalos aprendidos del oficio continuo, de días eternos de inquebrantable deambular callejero en busca de la escasa soldada. Por cada pasaje musical repetido se ilumina una neurona allí donde reposan los recuerdos infinitos evocando en cada paso su paisaje relacionado de otro tiempo y que fueron almacenados de esta forma, dual, binaria, sin que uno fuera si no es el otro. Un largo laberinto de servidores cerebrales apagados, ya que la evocación, como plasma amalgamador y constructor de destinos, está en desuso ante la memoria inmediata e inmediatamente archivada y olvidada. Este flautista de Hamelin, fuera de un tiempo ya gastado, es capaz de revivir en los demás esa capa primigenia de sensaciones salvajes, de emociones intensas, porque es de este modo como se recuerdan momentos olvidados en el archivo del tiempo, pero que son nuestros, que son nosotros mismos. Ni siquiera el recuerdo amargo o la tristeza arrinconada son presentados en su original. Una leve sensación de protección, sin duda mecida por la musiquilla de su chiflo, esa flauta de pan hipnótica, recubre de distancia la vívida visión de su transmutación temporal. 

            Prosigue este amolador de recuerdos su errabundo deambular. Ya no pertenece a su antiguo oficio y él no lo sabe. O quizás sí. Ha convertido su aprendizaje gremial por el de zahorí de los recuerdos ajenos. El usurpador de nuestra propia incapacidad para devolver algo de notoriedad a lo que fuimos y por lo que somos hoy. El es ahora el monitor de nuestra memoria, aquel que, con solamente su tonada, es capaz de transportarnos a lugares lejanos o al mismo lugar pero en otro espacio temporal. Guardián de la peligrosa inclinación a ver solamente el futuro como si ese futuro fuera algo que podríamos manejar sin saber quiénes somos, quiénes fuimos y de donde arribamos en nuestra trayectoria. Parecer recordar por nosotros mismos lo que fuimos, charlatán de historias ajenas que a los propios se las cuenta.

            Debe seguir caminando. El sonsonete se va perdiendo en el infinito sonoro que nos rodea. Me deja a solas con los recuerdos provocados y extraídos de las galerías soterradas de nuestro ser más profundo. Y me pregunto: ¿cuándo volverá?, ¿cuándo regresará para hacernos tener presente lo olvidado de antemano? Puede que algún día, cuando el oficio haya desaparecido por completo, cuando este ambulante de recuerdos ajenos nos sea ajeno por completo, ya no nos sea posible recordar. 

jueves, 16 de agosto de 2018

HERR FREDA

         ¡Vaya por dios!, nadie advirtió a la abuelita, de nombre Freda Jackson, de que el imperio terminó en el siglo pasado. Que ya no hay asistentes con turbante que te sirvan el té o damas de compañía con aditamento zulú que recojan los deseos de sus señores y los lleven a cabo. Esta Miss Marple de extrarradio, epicentro y modelo del auténtico sentimiento inglés de superioridad social, anclada en la conceptualidad moral de campiña inglesa, ha descubierto que el solar mundial está lleno de autóctonos que deambulan a sus anchas por sus propios países ajenos a los deseos furibundos de los forasteros que los visitan, que buscan divertirse o descansar en su tiempo de vacaciones.

            Manifestar sin ruborizarse que su lugar de veraneo, Benidorm, España, estaba lleno de españoles, cosa que le asombró sobremanera, solamente se puede entender si su proceso de deducción viajera está imbricado en la literatura inglesa de viajes del siglo XIX, en la que el viajero inglés visita el mundo como si no saliera de Londres al extender sus colonias por buena parte del globo terráqueo o, simplemente, que es idiota. Pues sí, señora, España está llena de españoles, Francia de franceses, Turquía de turcos y Rusia de rusos, costumbres demográficas locales que parece desconocer esta buena señora. Incluso, le digo más, Inglaterra está llena de ingleses, lo cual es una pena.

            Acusa a la muchachada patria de falta de educación, de que el ocio en el hotel estaba dirigido al turista nacional, etc. Bien es verdad que somos una nación de grito fácil, de comportamiento disperso, rayano en algunos momentos en el caos, vamos, que el estilo en los viajes no abunda, como si nunca saliéramos de la piscina de nuestro pueblo o de la buchina del abuelo pero de ahí a proponer que nos vayamos de nuestras fronteras de vacaciones para que turistas como ella se sientan como en casa pero con sol y buena temperatura hay un trecho. Por lo pronto, se me ocurre, que para solucionar este entuerto ella mismo podría irse a tomar por el culo. Allí, seguro, hay mucho ambiente inglés.

            De momento, y si el año que viene vuelve a España, le propongo varias posibilidades: en el mismo Benidorm existe un rincón en uno de sus extremos en el cual hasta el español más español se siente extranjero tal es el grado de colonización inglesa de la zona con pubs ingleses, ocio ingles y comida inglesa. Un submundo ajeno al lugar en el que se incardina y que no es más que otra manifestación del elitismo, en este caso elitismo patriótico, con el que los ingleses afrontan sus viajes por el mundo. Otra de las propuestas sería que fuera de vacaciones a Salou, que todavía es España, según creo, para sentir la brisa marina mezclada con vómito cervecero al más puro estilo inglés. Un ejemplo, sin duda modélico y acertado para ella, de cómo se comporta la muchachada inglesa y en el cual, seguramente, estará más confortable. Peleas, rotura de mobiliario y desconsideración de alto nivel como si saliera a la puerta de su casa en Inglaterra.

            Por último, le propongo para el tema del ocio algo que no va dirigido al turista nativo sino que ha sido inventado por sus descerebrados correligionarios: el balconing. En Magaluf, Mallorca, España, puede usted practicar esta suerte de quilombo suicida con el cual podrá sentirse plenamente satisfecha. Desayuno inglés, borrachera inglesa y balconing de postre: exíjalo al reservar su viaje en las próximas vacaciones no siendo que, de no hacerlo, tenga que confraternizar con los autóctonos locales y, eso, dios no lo quiera ni la reina tampoco. En cualquier caso, siempre le quedará hacerse un brexit turístico y permanecer en su casa tejiendo idioteces. El mundo se lo agradecerá.

jueves, 9 de agosto de 2018

LECHE CRUDA

         La historia es local pero podría extrapolarse a la realidad regional o nacional. Es el continuo absurdo, el perpetuo pasmo ante quienes usan la mentira, las medias verdades o la realidad manipulada para conseguir las metas vedadas a su precaria capacidad. Una suerte de alianzas de sangre con el objetivo de que todo quede como está aunque parezca que va cambiando. Presentarse ante la opinión pública como salvadores de la patria más cercana dado que sus antecedentes no van a ser usados electoralmente por mor de una ciudadanía anclada en el atavismo más peligroso. O eso creen ellos.

            El asunto concreto, concerniente a la ampliación de la empresa láctea GAZA, huele a podrido desde lejos, como si la cooperativa se hubiera dejado los depósitos sin refrigerar y la leche se hubiera degradado. Resulta paradójico que quienes son el último eslabón en la cadena de autorizaciones y licencias, el ayuntamiento de Zamora, sean señalados como los culpables de la denegación de dicha ampliación, aún cuando se sabe que uno de los pasos imprescindibles es la solicitud de conformidad a la Confederación Hidrográfica de Duero que, en este caso, lo ha refutado. Extrapolar dicho rechazo, y su culpa, a los rectores munícipes solamente es desviar la atención con el objetivo espurio de sacar provecho en las elecciones municipales del año próximo disfrazando la realidad de una preocupación falsaria a todas luces.     

            En todos estos casos, siempre hay personajes orbitando a su alrededor como moscas en un zurullo. Podríamos señalar, entre otros, a la senadora por el Partido Popular Clara San Damián, convertida de motu propio en la líder del apaleamiento político al equipo de gobierno aún cuando su voto en el Senado ayudó a modificar la ley que impide, ahora, que se pueda realizar la ampliación de la fábrica en los términos propuestos. Parece ser que pesó en ella más la disciplina de partido que el perjuicio que suponía para la ciudad. O, simplemente, no llegó más lejos al no preocuparse por estudiar si una ley nacional perjudicaba localmente al ámbito al que representa. Otros, como los representantes de Ciudadanos, Zamora10 o los voceros a sueldo de intereses sospechosamente incardinados en el ocaso general provincial se han convertido en el corifeo desafinado de una revuelta que, a fuerza de querer parecer espontanea, va mostrando sus costuras de organizada.

            ¿Por qué, si el asunto viene ya de lejos, cuando gobernaba el Partido Popular, es ahora cuando salta a la luz? ¿Forma parte de ese conjunto de reclamaciones y demandas que dormían en el cajón mientras gobernaba el Partido Popular y que van saliendo a la luz una vez que perdió la alcaldía a manos de Izquierda Unida? ¿Son los rectores de GAZA mudos? Porque, de este caso, ha opinado hasta el más desinformado pero, que casualidad, aquellos callan otorgando, da esa impresión, el juego sucio de parte de los poderes fácticos de esta ciudad. Debe ser que si consiguen derribar el gobierno de izquierdas de la capital, ganan todos.

            En cualquier caso, no es aceptable el chantaje. Amenazar con llevar la fábrica a otra localización fuera de la capital cae por su propio peso cuando existen en el término municipal terrenos suficientes para albergar la existente y su ampliación. Dos polígonos industriales están esperando a que alguien se acuerde de ellos, cosa en la que nadie parece reparar. ¿Coincidencia? Se acepta que las previsiones de inundación a 500 años parametrizadas por la C.H.D. son, ciertamente, algo absurdas en un continuo cambio climático que nos acerca a un régimen de lluvias cada vez más escaso. Nadie en EE.UU. deja de construir fábricas en el medio oeste porque haya tornados, simplemente se construye de acuerdo a dichas circunstancias. Por tanto, no vale, ahora, aquello de “lo arregle quién lo tenga que arreglar”, excusa sibilina de aquellos que, pasado un tiempo, han comprendido lo injusto de la situación para la alcaldía, sino que sean consecuentes con los verdaderos culpables de este turbio asunto y se lo hagan pagar electoralmente manteniéndolos en la oposición otros cuatro años.

            GAZA le ha dado mucho a Zamora pero también ésta le ha correspondido. Aceptar sin rechistar ese desfile entre sicótico y sicotrópico del Gazito es para que te condecoren por servicios a la comunidad. 

jueves, 2 de agosto de 2018

DE HOSPITALES Y CAMPOSANTOS

       Nos vamos haciendo mayores, no cabe la menor duda. Pero una característica de hacerse mayor, por lo menos en mi caso, es darse cuenta de la existencia, sino has tenido una relación traumática con ellos, de unos edificios, los hospitales, que más pronto que tarde deberemos utilizar dada la decadencia física que acompaña a la edad madura. Recalco, siempre desde la perspectiva de alguien que no ha tenido una relación habitual con ellos, por sí mismo o por allegados. Un relevante ejemplo de nuestra sanidad gratuita y universal pero que, si no has hecho uso de ellos, son como esos edificios extraños y llenos de libros para la mayoría de discípulos de la ESO, que nada se les ha perdido en esos lugares.

            Por una cuestión sanitaria familiar no grave, he comenzado a visitarlos de forma más continua y, sin querer, siento una necesidad de conocer sus entresijos, su funcionamiento, su distribución. Conocer el lugar donde se ubican las distintas especialidades sanitarias que algún día pudiera necesitar proporciona esa seguridad modal que hasta este punto de mi vida no he necesitado trabajar. Incluso conocer como se distribuyen esas especialidades entre los diversos hospitales existentes da un plus innegable a la actuación que uno puede ejercer. Porque una vez dentro, uno se da cuenta de que son un mundo es sí mismos con su rotación y traslación, su día y su noche. Un microcosmos al que debemos adaptarnos si, por necesidad, requiere que los habitemos.

            Todos deberíamos pasar algún tiempo conociendo el modelo. Hace ya algún tiempo que me acostumbré a esas esperas desesperantes en los ambulatorios atestados de clientes, algunos de los cuales, puedo aseverar, que están allí por no tener mejor cosa que hacer que visitar al médico. Pero el microcosmos de las salas de espera en las consultas de los especialistas en los hospitales es otra cosa más definible, más determinable en su organización. Todo el mundo se mueve de forma natural en un mundo que, en principio, no parece asimilable a ese concepto. Sus movimientos medidos, casi ritualizados, como aprendidos en un manual de comportamiento hospitalario, convierten los pasillos, las salas, los vestíbulos, en unas autopistas por las cuales circulan de forma convincente profesionales y clientes sin parecer estorbarse unos a otros. Mesura, discreción, prudencia y  espacio vital son requisitos mínimos para desenvolverse en este mundo casi mágico en el cual están desterrados el grito, las estridencias y la arrogancia, pues la propia dinámica del lugar te puede poner en tu sitio.

            Incluso su interiorismo parece alejado de la concepción rigurosa y espartana de aquellos hospitales antiguos anclados en el sombrío augur de la parca. Hay luz y color, cosa que se agradecerá dada las causas previstas para las visitas venideras y sus exteriores muestran una arquitectura exenta del simbolismo médico más rancio y más cerca del diseño urbano en el que se circunscribe. No es que con todo esto esté haciendo proselitismo doliente y vayamos todos a ponernos enfermos para acudir al templo vestal en formato festivalero, nada más lejos de mi intención que crear una ruta de hospitales, ya sea bacaladera o en formato “todo incluido”, que siempre hay quien coge el rábano por las hojas y crea una empresa de eventos “rave medical”, sino que, de forma personal, he ido cayendo en la cuenta de que, para alguien que no ha pisado un hospital de motu propio en su vida, en este momento no le importaría tener más desenvoltura en este tipo de sitios. Es como cuando entras en un recinto cerrado, ya sea una sala de conciertos o un cine, para desenvolverse bien lo primero que hay que conocer es donde está el baño.

            Esta nueva perspectiva, sin duda proveniente del ocaso, creo que debo completarla con una visita al totem en el cual nos reuniremos todos. Un paseíto por el camposanto urbano hará que absorbamos su devenir, sus reglas, y que nos desenvolvamos con el donaire y la galanura merecida al acudir, ahora sí por una única vez, a nuestro entierro. Si os parece mucho estudio para tan poca oportunidad de probarlo siempre quedará el asado.  

jueves, 26 de julio de 2018

CALENTURA ESTIVAL

           Pues que no. Parece ser que las ideas no vienen a la cabeza, ni siquiera por atajo mal disimulado. A veces uno querría escribir sobre tantas cosas que luego, una vez maceradas, no parecen tener la importancia que se le dieron al principio. Desde luego no por su importancia intrínseca sino porque pasan por el orden neuronal como estos días de estío: uno tras otro siempre iguales. Y puede que sea eso, el estío y su calor, lo que hace que las palabras no encajen unas con otras para formar, siquiera, una suerte de pensamiento u opinión. También es verdad que levantarte cada dos por tres a matar moscas que entran sin ser invitadas, no ayuda a la concentración.

            Podría excusarme, a semejanza de lo que hizo Lennon en su canción God, en que ya no creo en la política española, en su justicia servil, en la Monarquía, en los gazpachos de diseño y en las sandías fashion... Esto me daría una cuartada para tomarme una semana de vacaciones blogueras y dejar que esta suerte de consulta siquiátrica se relanzara de nuevo. Pero…me da penica. Total, por unas cuantas frases que no lee nadie tampoco hace falta tanta angustia literaria y postureo retórico. Todo parece dar fatiga y pereza y escribir, por ejemplo, sobre esos tropiezos múltiples del PP eligiendo imputados o en vías de imputación es como hacer el guión de una serie que se retuerce sobre sí misma al no tener ya ninguna salida digna.

            Bueno, yo tampoco creí nunca en Lennon e Imagine, esa canción que se considera una icono musical de su tiempo, me parece una suerte de inyección letal de azúcar, una suerte de simplismo edulcorado construido sobre la certeza de que una letra más compleja sería ininteligible para las masas a las que despreciaba. Realmente mi cabeza está a estas horas tan vacía de contenido de casi la totalidad de las fiestas de los pueblos que, en estos meses estivales, se redundan una sobre otra de forma clónica: matutina de vermú, vespertina de orujo y nocturna de copas, todo ellos enlazado por hinchables y fiestas de la espuma. Luego escuchan la cancioncita de marras perpetrada por la orquesta de turno, cuando no por una disco-móvil, su low cost, y parecen ascender al Olimpo de la calidad.

            Seguro que lo que necesito son unas vacaciones. Esto no quiere decir que dicho periodo vaya a suponer un salto de calidad en la escritura y una abrumadora concatenación de ideas para dar rienda suelta semana tras semana. Pero estoy seguro que allí, en cualquier chiringuito frente al mar o en la montaña, estos pensamientos serían más llevaderos y puede, solamente puede, que me importaran una mierda. Así que habrá que experimentar la acción y ver el resultado.

            Por cierto, para quejas, reclamaciones o insultos sobre cualquier cosa dicha en esta entrada, podéis mandar un correo a la siguiente dirección: notengocriterio.oh!oh!oh!@veranodeverbena.com.

jueves, 19 de julio de 2018

DE DONDE SURGE EL INFIERNO

           No son tan pocos como parecen y enfrentan al sol que los alumbra y seca sus placentas del infierno criminal que los engendra. Unos, pocos, elevan el brazo insultante de vanagloria fusilera, vacíos de fondo y patanes en forma. Pero…otros, la inmensa mayoría, agachan la cabeza sumisa, enclavan el oído crítico e inmovilizan su voz asustada.

 Su acción queda recortada en la silueta vodevil de la fanfarria, persiguiendo el pasado de las sombras, consiguiendo la nada, justificando con el silencio su agresión a la ética de la historia. Nada parece tener sentido en este estado lamentable de las cosas. No se intuye su fin ni, siquiera, la hoz segara de cuajo tanto brazo erectado, alimentado por la sangre derramada que recorre la canal de tanto cuerpo fusilado y enterrado.

Graznidos recurrentes de cuervas negras anunciando el infortunio advertido profanan el recuerdo proscrito de las víctimas. Soflama granítica de penurias pasadas y peligros futuros que vocifera, como animal emponzoñado, amenazas coercitivas, impulsos criminales y acciones delictivas. La podredumbre, cual carroña seca y amortajada, se recorta tras la sombra de una transgresión consentida y permitida por un poder cautivo en la memoria. Ya tienen, otra vez, sed de sangre y exhiben sus colmillos raídos por los años en señal de su otrora felonía.

Alimañas reprimidas en el redil, siempre frágil, de una democracia cosida con las manos del verdugo y con el hilván ensangrentado de tanto fusilado. Heredad tramposa, estafa y autoengaño que ha desembocado en tanto desencanto. Vuelven a llorar las trece rosas en los arbustos de tanto muro, pared o tapia en donde fueron alineadas y posteriormente ejecutadas. Nadie hace nada para volar por los aires tanta provocación y ofensa. La libertad se encuentra amenazada y las gargantas se secan ante la demostración ilegal de furia y bilis que supura, a risotadas, toda esta jauría de hienas desatadas.

            Larga tristeza nos aguarda si no arrancamos de cuajo la hiel que anida en la guarida que, cuelgamuros, serpentea cual babosa intentando cercenar la libertad que nos cobija de tanto criminal disfrazado de beata. 

jueves, 12 de julio de 2018

COLOCANDO LOS ÚLTIMOS CLAVOS EN EL ATAÚD DE TU CEREBRO

         Es lógico el resultado. Que haya solamente un 21% de ciudadanos castellanos y leoneses que aprueben la gestión realizada hasta la fecha por el nuevo gobierno socialista por un tercio que tiene una visión negativa de la misma, no es más que la constatación del grado de hegemonía en la que se asienta la sociedad castellano y leonesa de entre el resto de comunidades autónomas del país. Una hegemonía cimentada desde la primera victoria del Partido Popular en esta comunidad hace ya treinta años. Un periodo marcado por un constante crecimiento que ha servido como ejemplo al resto del mundo. Con pleno empleo en todos sus sectores y una inmaculada hoja de servicios en cuanto a corrupción.

            Las políticas llevadas a cabo por el Partido Popular en la comunidad durante este lapso de tiempo han conjugado en futuro el nivel de vida de sus habitantes. Un territorio volcado en el desarrollo industrial de última generación ha dado lugar a que sus ciudadanos gocen de una de las rentas per cápita más altas del país, dibujando de paso una sociedad libre, moderna, preocupada por el medio ambiente y su bienestar cultural. Este hecho ha sido posible gracias a que sus mejores cerebros han encontrado un caldo de cultivo adecuado a su capacidad sin tener que emigrar a otros lares e, incluso, se ha sabido importar a los mejores cerebros de otras regiones ante la múltiple oferta de oportunidades que esta tierra siempre ha brindado frente a la emigración estructural subyacente en el resto del país.

            Un sector primario moderno, cuajado de jóvenes emprendedores, ha sido capaz de poner en tela de juicio los usos atávicos de sus mayores adecuando sus necesidades a las nuevas condiciones marcadas por el cambio climático y racionalizando recursos hídricos concibiendo el resurgir de una nueva gama de cultivos más acordes con las características del clima seco de esta tierra, haciendo desaparecer la necesidad de construcción de nuevos embalses, recurso simplista de un tiempo pasado que los políticos del siglo XXI que gobiernan en esta tierra han desterrado por completo. Un sistema agro-ganadero moderno que ha hecho posible que las ciudades se descongestionen ante la falta de inmigración urbana por la fijación de población en el mundo rural autonómico dado su nivel económico y de posibilidades habitacionales.

            Nuestros pueblos y ciudades crecen al ritmo acompasado de nuestro auge económico. No existe, a diferencia del resto del país, riesgo de despoblación y el balance vegetativo continúa permanentemente en positivo y de forma paralela a un progreso que se antoja infinito. La pirámide demográfica de esta comunidad ha sido declarada por las Naciones Unidas la nueva pirámide de Keops ante la perfección que se dibuja en su contorno al parametrizar los estratos por edades y propuesta, con todo merecimiento, para su declaración como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Los ciudadanos castellanos y leoneses son conscientes de los privilegios otorgados por esta forma de hacer la nueva política y la envidia que originan en el resto de comunidades. Educación, sanidad, cultura, empleo, en decir, el estado del bienestar, son hoy, en esta comunidad, un ejemplo de funcionamiento que hace esbozar, sin miedo a ruborizarse, un oasis en medio de tanta crisis y miedo al futuro.

               Es en este contexto en el que hay que incardinar los resultados de la encuesta publicada por la Opinión de Zamora, no hay que olvidar que es la provincia que, dentro de la comunidad, lidera el estado del bienestar regional, y poner en la valía que merece la valoración de los líderes nacionales. Dada la superioridad moral y económica de esta comunidad es lógico que el paso siguiente sea el cambio a la representación del poder económico mundial en este país: Ciudadanos y su líder Albert Rivera. De esta forma pasaremos a formar parte, por derecho propio, en la historia futura del Ibex 35 y el Club Bilderberg. Un paso que lanzará a esta comunidad no al siglo XXI sino al siglo XXV, siendo la cabeza visible de un nuevo orden mundial. Unos alienígenas entre mediocres terrícolas.

jueves, 5 de julio de 2018

AL FINAL DEL CAMINO ESTARÁ EL MAR

          Hemos recorrido multitud de sendas y veredas. Hemos ascendido alcores escrutando el vasto dominio secular de esta tierra abierta y desangrada. Heredad plana, y larga, y ancha, como un lienzo extendido compuesto de cuadrículas humanas vacías, desamparadas. Radiografía en negativo de una prosperidad huida.  

Hambrientos, transitamos sin descanso la vereda que camina cogida de la mano del río acompañante. No son dos sino uno paralelos. No se entiende el uno sin el otro porque no puede haber arterias contrapuestas. Si uno es corriente líquida y sonora, la otra es vía terrenal y silenciosa que lo complementa. Líneas rectas perdidas en el horizonte que parecen no tener fin.

A veces, entre los claros del follaje, se distinguen formas simiescas, metálicas, incongruentes. Castilletes herrumbrosos del imaginario posibilista de lo que pudo ser y no fue. Son el recordatorio de la futilidad de lo natural, de la efímera, pero sutil magnificencia del ecosistema. Camino societario y transversal de la decadencia mercantilista.

El continúo deambular en busca de la esencia substancial de pertenencia, elemento vertebral de cordura más allá de esa globalidad pomposa y circunstancial con la que pretenden embaucarnos, reconducirnos en la quimérica y laberíntica necesidad de ser global.

Pueden que el río y el camino caigan pesadamente en la catarata del fin terrestre y no haya nada más. O puede que sí. Que, al final, lleguemos a considerar como meta cualquier recodo que formen entre los dos y nos abriguen como nos abrigamos nosotros en las noches de invierno.

Que la silenciosa soledad, la quietud del destierro, sean el consecuente efecto del alejamiento consensuado frente a esa sociedad claustrofóbica y toxica malvivida. No existirán atenuantes que nos salven si no nos rebelamos.

Al final, allá donde el camino y el río se juntan, por fin, quebrando su paralela existencia, deben existir la plenitud, la vida, los elementos multidisciplinares que apuntalen la estructura de nuestra existencia más allá de la coerción existencial del entorno atávico y primigenio.

Allí, sentados frente a la inmensidad de lo inabarcable, compilaremos nuestra vida en forma epistolar para los que vengan luego. Aquellos que siguieron el mismo camino que nosotros recorrimos hacia la libertad mental.

         Hacia una emancipación natural que nos despoje de cualquier atadura, cualquier atisbo de melancolía coercitiva. No nos faltará la memoria, pero nunca nos invadirá la tristeza de recordarla. 

jueves, 28 de junio de 2018

LA COMBUSTIÓN HINDÚ DE MARTINO BORBÓN

          Martino Borbón nunca había ejercido con libertad el hecho de desear o no cualquier cosa por nimia que fuera. Nunca pudo elegir desde el supremo albedrío, aquel que concede la independencia para sucumbir de forma irrevocable al ansia más profunda o al rechazo más sublime. Martino Borbón es, perdón, era, un ser sin voluntad propia al albur de un cosmos repleto de ideas, órdenes, de sugerencias entrecruzadas, lo que le suponía estar todo el tiempo en la cuerda floja del yerro, pifia o incorrección. Nunca intuyó esta fatalidad vital, esta carencia en la formación de su carácter e intentar anteponer su individualidad, y las consecuencias, aciertos o errores, que dicha individualidad podrían acarrearle. No sabía, ignoraba, en definitiva, decir no y eso supuso que su subsistencia fuera una realidad virtual construida por otros de la que él, solamente, fue un actor coincidente.

            Martino Borbón lo descubrió tarde. No tuvo oportunidad de reconducir ese famélico perfil descendente hacia un yo imperativo, dominante y exigente, en el cual poder ejercer la potestad unipersonal de su propia autoridad. Cual yincana social, se enfrentó, sin saberlo, a la exigencia máxima de autocontrol sin dar una respuesta adecuada y contundente a la oferta desmesurada, al abanico enorme de ofrecimientos que le fueron saliendo al paso y que, como garras con uñas afiladas de sortilegio y perfidia, le fueron atrayendo hacia el abismo miope de su debilidad. Todo comenzó sorpresivamente, como casi todas las cosas que luego terminan en fuegos artificiales, pasmos mayúsculos o el más castizo: ¿quién me mandó a mí?, con la realización un viaje a la ciudad de Madrid desde su pequeña ciudad de provincias con el fin de pasar un fin de semana y sin medir las consecuencias que podrían acarrearle una ciudad repleta de tentaciones y estímulos envueltos en el papel de plata de la persuasión más lasciva, excitante y carnal.

            Sin embargo, su desdicha no provino del mundo subterráneo de lo genital, Martino Borbón tenía ese aspecto arrinconado en el estante de la despensa al cual se relegan los alimentos consumidos esporádicamente, como si fueran una lata de conserva, sino de otro pecado capital: la gula. Una gula, claro está, adherida a su desafecto, a su atonía por decir no, a su repulsa a contrariar el deseo ajeno y anteponer éste al suyo propio. Por todo ello, con este menú degustación de alelos recesivos, su suerte estaba echada y la terrible tragedia que ocurrió después no fue sino el acto final de una fatalidad sobrevenida con su nacimiento. Martino Borbón ya está en Madrid. Martino Borbón está en Gran Vía. Martino Borbón está a punto de comenzar, sin saberlo, una carrera sin retorno hacía una voluptuosidad que, solamente, se paga con la muerte.

            En ese atardecer, en ese punto del tiempo en el que se confunden las sombras con lo real, Martino enfila esa calle que, saliendo de Gran Vía, desciende hacía la Puerta del Sol entre púberes tentaciones de aromas interraciales del comercio carnal: la calle Montera. Una vez allí, se encamina, una sugerencia del recepcionista del hotel en el que se hospeda, en dirección al barrio de Lavapiés, lugar de cancaneo y solaz de una parte importante del devenir más moderno y cultureta de la ciudad. Alcanza su propósito rápidamente y allí, en la cima de la calle del mismo nombre, en ese pedestal desde el cual descenderá de forma abrupta, se deja deslizar suavemente por esa senda repleta de atenciones hindúes en forma de curris y tandooris. Martino Borbón era religioso, católico concretamente, y conocía el Vía Crucis, esas etapas que llevan a su redentor desde su prendimiento hasta su crucifixión. Pues bien, a semejanza de su maestro, él también realizó su Vía Crucis particular, pero a diferencia de las etapas religiosas, sus catorce estaciones llevaban nombres como: Anarkoli, Shapla, Calcuta, Baishaki, Bombay Palace, Raja Mahal, Moharaj Real, Taj Mahal, Sonali, Delhi Darber, Dhaka, Safran, Preity Raj y Raj Puth, cuyos amables dueños le salían al paso de forma insistente para que pasara a su comedor con la promesa de degustar la comida original de aquel país.

Así, desprovisto de toda voluntad, no pudo decir no, no pudo esquivar los ofrecimientos con una amable sonrisa y seguir hacia adelante sino que fue entrando en cada uno de ellos como si su consentimiento anulara la ofensa de un posible rechazo. Entre Vindaloos, Phaal curry, Laal Mass, Piro Aloo y Masalas Dosa fue saliendo y entrando de cada una de sus catorce estaciones. Su consciencia iba menguando tras el final de cada etapa y así, en la cuarta y la quinta tuvo que ser ayudado por una mujer a secarse el sudor que ya le empapaba la camisa que llevaba y por un hombre que lo sostuvo cuando ya estaba a punto de caer. Por fin, exhausto, llegó a la Plaza que dibuja la calle en su final y se sentó en un banco. El calor ambiental apretaba y se conjugaba con el que iba prendiendo en su interior. Su mirada, perdida en algún lugar lejano de la memoria inconsciente, le presentaba coreografías y cantos llenos de colores y olores, de texturas de allende los mares, de sabores exóticos. Visiones que emanaban desde lo más profundo de su cerebro y, sobre todo, de su estómago. En esta tesitura estuvo como un hora, impertérrito, imperturbable, ajeno a cualquier cosa que no fuera el nuevo universo del que ya no podría salir.

En ese instante, sintió una punzada en el estómago y, rápidamente, se desabrochó la camisa. Observó como una luz iba creciendo en intensidad iluminando su cuerpo como se ilumina la oscuridad cuando crece la llama de una hoguera. Su cuerpo, agotado y exprimido, había entrado en combustión espontánea tras tanto curry y picantes varios amenazando su vida. Las llamas fueron creciendo en su interior hasta extenderse por todo su cuerpo y tras un pequeño fulgor, apenas una chispa, prendió del todo convirtiendo a Martino Borbón en una tea humana. Como si fuera el centro de un nuevo Big Bang hindú, expandió sobre toda la plaza los aromas y esencias de todo lo deglutido en su aventura gastronómica. La plaza se llenó de alegría y sus habitantes se pusieron a bailar y cantar extrañas melodías hipnóticas. Los edificios fueron recubiertos por un color entre amarillo y naranja proveniente del todo el curry comido, dando a las fachadas un encanto multicolor. Martino Borbón, ese ser sin voluntad propia, era, por fin, el causante del momento más mágico, extraordinario y sorprendente que se había vivido en aquel lugar en muchos año.

        Pero nada dura para siempre. Martíno Borbón, mejor dicho, sus ascuas, se fueron consumiendo y apagando hasta no quedar nada de él salvo un polvo amarillento en el lugar que él había ocupado. Desapareció físicamente pero no su memoria. Hoy, allí mismo, en el lugar de su asombroso óbito, luce una estatua en posición sedente con un plato de curry en la mano que cada cierto tiempo esparce aromas y perfumes hindúes por toda la plaza en su recuerdo y memoria.