miércoles, 21 de septiembre de 2016

PRADA EFERVESCENTE

               Aunque han pasado ya unas semanas del asunto que nos ocupa, todavía resuenan en mi cerebro las palabras del concejal del Partido Popular en Zamora, González Prada: “hay que salvar al ayuntamiento de este equipo de gobierno”, gobierno municipal, por otra parte, en mano de la coalición de Izquierda Unida y PSOE. Palabras teñidas de melodrama, de exageración y, porqué no, de grosería hacia el ciudadano zamorano, como si se hubiera apropiado para sí el papel del general Moscardó en la defensa del Alcazar de Toledo, militar franquista participante en el golpe de estado del 36, el cual instauró la dictadura en España, y se propusiera reconquistar la administración municipal a golpe de arengas patrióticas y soflamas baratas.

            Parece importarle muy poco al citado concejal furibundo que el actual equipo de gobierno municipal salió de las urnas en las últimas elecciones municipales y autonómicas y que, por tanto, es el representante electoral de una parte de la ciudadanía que optó por su proyecto y el representante general de los intereses democráticos de todos los ciudadanos. Si como dice este concejal irascible hay que salvar al ayuntamiento del equipo de gobierno, por extensión está expresando su deseo de salvar al ayuntamiento de los ciudadanos que votaron a las opciones políticas que lo forman, como si en su imaginario particular formaran una turba que hubiera asaltado la capilla que, en su fuero interior, todos los dirigentes Populares consideran suya. En definitiva: las instituciones.

            No voy a caer en la presunción de creer que el equipo de gobierno actual lo esté haciendo todo bien, nadie es perfecto, pero si en apenas un año y medio ha sacado adelante los cinco grandes contratos que afectaban al correcto funcionamiento de los servicios básicos de la ciudad, caducados algunos desde hacía diez años sin que los sucesivos equipos municipales del Partido Popular hicieran nada por restablecer la legalidad, ¿vaguería o ineptitud?, de los cuales, curiosamente, formó parte de alguno de ellos el señor González Prada, algo se estará moviendo municipalmente en positivo, aunque ciertos matices sean mejorables, pero creo que los trabajadores subrogados de la O.R.A. y los aparcamientos subterráneos en el nuevo contrato estén más de acuerdo con el equipo de gobierno que con la oposición legalista del citado concejal, aderezada de bastante mamporrero social y empresarial zamorano, por cierto, y más parecida al “no te ajunto” de nuestra niñez que a la profesionalidad que merece el ejercicio político.

            No obstante, puede que el concejal arrebatado, siguiendo la política de empleo del gobierno central, de su mismo partido, desee mejorar las cifras del paro provincial y capitalino desechando la subrogación planteada y sustituyendo a cada trabajador actual de la empresa por dos nuevos empleados, eso sí, cobrando cada uno un cuarenta por ciento del salario del trabajador despedido. Bajan las cifras del paro y gana más dinero el empresario: derecha pura y dura. O puede que esta nueva dimensión mediática sea su postulación para liderar las listas de su partido en las próximas elecciones municipales dada la acumulación de tareas “importantes” de la señora San Damián, cargando contra todo lo que en su día, desfachatez al poder, no supieron hacer sus correligionarios.

            Si bien es injusto extrapolar, lo reconozco, voy a hacer una conjetura paralela: en vista de la situación de inanición y agotamiento de la Fundación Rey Afonso Henriques, ¿no habrá que salvar a la misma de su equipo de gobierno administrativo? O, en este caso, la culpa es del cha, cha, cha.
            En fin, creo que su exabrupto viene como resultado de su intención de hablar bien de los americanos.