jueves, 13 de diciembre de 2018

LOS RICOS TAMBIÉN LLORAN (A VECES)

        Hace ya bastante tiempo que la lectura del periódico de turno se inicia, invariablemente, por la contraportada. Luego, de atrás hacia adelante, intento llegar hasta el final, el principio en el original, aunque la mayoría de las veces no lo consiga. Creo recordar que todo comenzó con el cansancio que me provocaba la lectura del periódico local La Opinión de Zamora cuando, indefectiblemente, sus primeras páginas iban, algunas veces sutilmente y otras abiertamente, a socavar las iniciativas de la oposición de izquierdas en el Ayuntamiento de Zamora y obviar la podedumbre en la que se movía la derecha en el gobierno municipal. Tantos años siendo la hoja parroquial del conservadurismo más rancio, sus páginas de opinión lo delatan, hizo que se instalara en mí esta peculiar forma de lectura diaria.

            En este momento, en el que hace ya casi cuatro años que las tornas cambiaron y la izquierda accedió a la dirección del ayuntamiento, la cosa no ha mejorado y lo sigo leyendo de atrás hacia adelante ante la guerra sucia desatada por dicho periódico contra la izquierda tras la pérdida del poder municipal por parte del Partido Popular. Manipulación, sesgo informativo, medias verdades, etc, hacen que las primeras páginas solamente sirvan para limpiarse el culo con ellas. Pero aquello, que parecía más bien una cuestión periodística local, se extendió, como ya he dicho, de forma osmótica hacia cualquier tipo de periódico, ya sea de información general o deportiva. Me cansa la relativa y parcial visión que tienen los informadores de las cuestiones políticas de tempo diario presentándose más bien como transmisores de editoriales partidistas que de asépticas presentaciones de hechos. Como en todo, claro está, existen excepciones, curiosamente las que tienen más problemas para subsistir.

            Ahora, se ha convertido casi en una necesidad comenzar el periódico así. De hecho, las páginas de información económica son mis favoritas. Me interesan y me divierten las cuitas de las grandes empresas del Ibex o de cualquier otra en su devenir nacional o internacional. Juntas de accionistas tensas, contratos denunciados, dividendos, ventas, apalancamientos, inversiones, balances, etc, se suceden como de un culebrón se tratase. Hay empresas que podrían generar una serie diaria con contenido variado dada su inclinación a salir en titulares. Ya digo, son como de la familia y su devenir es mi devenir diario aunque tengo que reconocer que cuando hay problemas es cuando se pone más interesante y, entonces, adquiere toda su dimensión novelesca la información económica remedando aquella telenovela de audiencia inmensa como fue Los ricos también lloran. 

            De esta forma he llegado a no pasar de las páginas intermedias dada la densidad de entretenimiento que me proporciona esta peculiaridad. Cada día un capítulo nuevo, una nueva cuita, una nueva problemática económico-emocional. La primeras páginas, pues eso, para los intensos, para los urgentes, para los acelerados, para aquellos que necesitan su ración de munición diaria para disparar en el bar. 

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