Pues que no. Parece
ser que las ideas no vienen a la cabeza, ni siquiera por atajo mal disimulado.
A veces uno querría escribir sobre tantas cosas que luego, una vez maceradas,
no parecen tener la importancia que se le dieron al principio. Desde luego no
por su importancia intrínseca sino porque pasan por el orden neuronal como
estos días de estío: uno tras otro siempre iguales. Y puede que sea eso, el
estío y su calor, lo que hace que las palabras no encajen unas con otras para
formar, siquiera, una suerte de pensamiento u opinión. También es verdad que
levantarte cada dos por tres a matar moscas que entran sin ser invitadas, no
ayuda a la concentración.
Podría excusarme, a semejanza de lo
que hizo Lennon en su canción God, en que ya no creo en la política española,
en su justicia servil, en la Monarquía, en los gazpachos de diseño y en las
sandías fashion... Esto me daría una cuartada para tomarme una semana de
vacaciones blogueras y dejar que esta suerte de consulta siquiátrica se
relanzara de nuevo. Pero…me da penica. Total, por unas cuantas frases que no
lee nadie tampoco hace falta tanta angustia literaria y postureo retórico. Todo
parece dar fatiga y pereza y escribir, por ejemplo, sobre esos tropiezos
múltiples del PP eligiendo imputados o en vías de imputación es como hacer el
guión de una serie que se retuerce sobre sí misma al no tener ya ninguna salida
digna.
Bueno, yo tampoco creí nunca en
Lennon e Imagine, esa canción que se considera una icono musical de su tiempo,
me parece una suerte de inyección letal de azúcar, una suerte de simplismo edulcorado
construido sobre la certeza de que una letra más compleja sería ininteligible
para las masas a las que despreciaba. Realmente mi cabeza está a estas horas
tan vacía de contenido de casi la totalidad de las fiestas de los pueblos que,
en estos meses estivales, se redundan una sobre otra de forma clónica: matutina
de vermú, vespertina de orujo y nocturna de copas, todo ellos enlazado por hinchables
y fiestas de la espuma. Luego escuchan la cancioncita de marras perpetrada por
la orquesta de turno, cuando no por una disco-móvil, su low cost, y parecen
ascender al Olimpo de la calidad.
Seguro que lo que necesito son unas
vacaciones. Esto no quiere decir que dicho periodo vaya a suponer un salto de
calidad en la escritura y una abrumadora concatenación de ideas para dar rienda
suelta semana tras semana. Pero estoy seguro que allí, en cualquier chiringuito
frente al mar o en la montaña, estos pensamientos serían más llevaderos y
puede, solamente puede, que me importaran una mierda. Así que habrá que experimentar
la acción y ver el resultado.
Por cierto, para quejas, reclamaciones o insultos sobre
cualquier cosa dicha en esta entrada, podéis mandar un correo a la siguiente
dirección: notengocriterio.oh!oh!oh!@veranodeverbena.com.
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