miércoles, 25 de enero de 2012

¡JO, QUE NOCHE! (LA DE AQUEL DIA)


Estoy sentado delante del ordenador observando las cumbres de la sierra de Guadarrama. Entre ellas están La Maliciosa (sin segundas), Siete Picos y La Bola del Mundo, y entre estas dos últimas el puerto de Navacerrada con su estación de esquí, de la que en esta hora en que ya el día va en retirada perdiendo la batalla con la noche, en esa incruenta batalla crepuscular diaria, se adivinan las luces tintineantes de sus edificios En este momento la niebla cae de las cimas como una inmensa catarata blanca de vapor de agua intentándolas consolar de un invierno cicatero en precipitaciones de nieve. Hasta aquí he venido buscando la paz silenciosa de la montaña y en soledad, recorrer sus senderos, observar sus paisajes y en lo poco que pueda, descender acompañando sus laderas a través de un manto blanco escaso, que solamente forma veredas estrechas en forma de jirones recordando lo que en otro tiempo fueron inviernos generosos y solidarios con los amantes del deporte blanco.

Por eso, esta semana la entrada en el Blog, es simplemente una nota para no perder el contacto. Sin embargo, cuando estoy escribiendo resuenan, de nuevo en mi mente, los sonidos y conversaciones de la macrofiesta desarrollada el viernes pasado. A mi mente han venido la fantasía cómica con música que fue la película “Que noche la de aquel día”, de The Beatles, y la delirante pesadilla nocturna en clave de comedia enloquecida y sofisticada que es la película “Jo, que noche”, de Martin Scorsese. Os recomiendo las dos, son muy buenas. Para la gente que no lo sepa, los integrantes de la Asociación Etnográfica Bajo Duero de Zamora, decidimos hacer un homenaje al festival de Eurovisión, cenando y yendo a cantar a un karaoke. Pero, a diferencia de otras fiestas, los participantes tenían que ir vestidos, aunque en mi caso iba patéticamente disfrazado, de los cantantes originales. Lo que nació como una idea un poco descabellada, tuvo un reflejo espléndido en la citada noche del viernes pasado. Ciertamente hubo una gran participación, unas veinte actuaciones, y contamos con un jurado, el cual intentó tener el veredicto más justo posible.

 Como corresponde a un grupo serio, fue parte de la directiva, concretamente el presidente, vestido de Pablo Milanés, y el tesorero, vestido de Robe Iniesta, quienes dieron la bienvenida a los participantes y público, cantando Bienvenidos, de Miguel Ríos. Además, esta actuación, sirvió para alejar posibles fantasmas de ridículo que pudieran aparecer entre los actuantes, poniendo los suyos al servicio de la causa. Bien es verdad, que el posible temor al ridículo o una cierta timidez para mostrarse así, en público, fue desapareciendo a medida que en la cena las botellas de vino y el jamón llevaban el mismo camino. Poco a poco se fueron sucediendo las actuaciones presentadas por un señor con pinta de loco escapado del correccional, en falda y con peluca desgreñada, por que yo lo valgo, que lo hizo lo mejor que supo, que fue ciertamente poco.

Hubo momentos memorables, como la actuación de las Supremas de Móstoles y la Orquesta Mondragón. Ver a Pablo de Javier Gurruchaga y a Chelo de caperucita roja, ha sido uno de los grandes regalos de la fiesta. Estuvieron grandes como siempre, por eso quedaron en los primeros lugares, Montse, con Rocío Dúrcal y Elisa, con Lina Morgan. En fin, que salvo a Coti, del que no supimos nada, ni siquiera el programa del ordenador reconoce el nombre, broma para iniciados, todos los imitados quedaron en buen lugar, o eso se intentó.

Creo que nos lo pasamos bien e hicimos pasárselo bien a los que nos fueron a ver. Como siempre pasa en estas cosas, no se sabe si tendrá continuidad, pero de tenerla, lo intentaremos hacer con la gran “profesionalidad y seriedad” que nos caracteriza. Solamente espero que todas las fotografías y videos que se hicieron no acaben en manos de nuestros rivales, ya que entonces nuestra reputación quedará seriamente tocada. Y según se mueve Zamora, podrá ser utilizado en nuestra contra. Aunque…, que nos quiten lo bailado.

Yo seguiré aquí toda la semana, en la montaña, acumulando silencio para contrarrestar el futuro ensordecedor que asoma con las garras afiladas. Con las pilas cargadas volveré al quehacer habitual y publicar. Todo lo que se me ocurra, me ocurra, o quisiera que me ocurriera. Fabulando colores, como nuestra fiesta, para una realidad gris.

Solamente una última cosa, gracias por hacérmelo pasar tan bien el viernes. Es un regalo pertenecer al mismo grupo que vosotros. Una gran noche.

miércoles, 18 de enero de 2012

YA NO TE ESCRIBIRÉ UNA CANCION DE AMOR


“AL PERDERTE YO A TI TÚ Y YO HEMOS PERDIDO”
Pero, en realidad, ¿alguna vez te tuve? Solamente es una frase hermosa salida de un corazón entristecido y febrilmente cabreado, pero demasiado posesiva para un espíritu libre como siempre fuiste. Pasional, indómita y alejada de los roles tradicionales en circulación, debió ser eso lo que me enamoró de ti. Siempre supe el final que nuestra relación tendría, aunque albergué alguna esperanza de poder cambiar el ineludible acto final. Sin embargo que significa perder. Si algo no fue nunca de uno no puede haberlo perdido y aunque la tristeza sea consustancial al hecho de finalizar, no es menos cierto que el tiempo pasado juntos es algo ganado. En cada cual estará la forma de verlo y si quiere poner en la balanza lo supuestamente ganado con lo supuestamente perdido para ver el resultado final. Sin embargo, en el fondo creo que tú nunca pierdes. Vas sumando experiencias a la maleta de tu vida y vas encontrando nuevos caminos en los hombres a los que amas, dejando a los olvidados con el sabor del paraíso en el alma y la certeza de que ya nunca lo visitarán. Jamás.
“YO PORQUE TÚ ERAS LO QUE YO MÁS AMABA Y TÚ PORQUE YO ERA EL QUE TE AMABA MAS”
            Eso es cierto. Nunca amé más a una mujer. Siempre puse tu nombre en todos mis versos. Una vida girada en busca de un probable imposible. Cuando apareciste ya sabía que te irías, pero aún así, amarte era como la savia del árbol en primavera que hace que recobre la fuerza y la virilidad perdida en el frio y oscuro invierno. Hiciste rebrotar nuevas hojas llenas de alegría unas y de esperanzas otras. Unas hojas que con la impetuosidad de la juventud se mostraban insolentes hacia el infinito desafiando al tiempo de otoño que, sin duda, vendría. Sabiendo de antemano que nadie en toda la creación ha sido capaz de detener, ni siquiera retardar, el tiempo. Así que, sabiendo que nuestro amor iba a morir, porque en tu adn amatorio está grabada la fecha de caducidad de cada una de tus aventuras, me dediqué a ti como si esa fuera la causa de mi nacimiento y el objetivo para el que estaba destinado. Una lucha a muerte por quebrantar tu voluntad de huída y hacer que descansaras en mí para siempre. Vano esfuerzo. Lo único que quedo quebrantado fue mi vida en el momento justo de tu partida. Ahora ando buscando caminos de llegada a ti en todas las mujeres con las que comparto amor y lecho. Me gustaría saber algún día que hiciste con todo el amor que te di. Que hiciste con todo el amor que te dieron todos los hombres a los que amaste. Si realmente no fue suficiente lo dado, en qué lugar quedan las palabras que dejabas salir de tu boca cuando hacíamos el amor. Cuando sudorosos quedábamos boca arriba mirando al techo, cogidos de la mano y me decías: “nadie me ha amado como tú”. De nada sirvió.
“PERO DE NOSOTROS DOS TÚ PIERDES MÁS QUE YO: PORQUE YO PODRÉ AMAR A OTRAS COMO TE AMABA A TI, PERO A TI NO TE AMARAN COMO TE AMABA YO”
            A pesar de todo, está en mi naturaleza amar de forma siempre definitiva y totalizadora. El hecho de amar es lo único que nos puede salvar de la vida, ya que nada nos puede salvar de la muerte, como dijo Pablo Neruda. Siempre ansiaré y buscaré a la mujer paraíso que debiste ser tú. La buscaré como el único guerrero de un ejército sin armas. Sé que no está en el pasado que vivimos juntos, pero si en el futuro que tú significas. Amaré a todas las mujeres como te amé a ti, ya que nunca es excluyente, y sería miserable por mi parte, guardarme algo por si volvieras. Ellas no se merecen una reserva amatoria por tu culpa. Espero que encuentres al hombre que te haga descansar de tu viaje. Que te amen como te mereces. Pero debes de tener en cuenta que nadie te amará jamás como yo, porque nadie entrega su vida a la persona amada hasta quedar fusionada con ella de la forma en que yo me entregué a ti. Sumarás amores y amores y al final te darás cuenta que también tu viaje quedó marcado por mí. Esa será mi pequeña venganza. En ese momento puede que el tiempo, en extraño escorzo cuántico, empiece a girar en el sentido contrario. Y empieces a desandar lo andado hasta el momento en busca de ese relativo momento del espacio-tiempo en el cual estuvimos juntos. Ya no te podré escribir una canción de amor, pero podré seguir con mi itinerario existencial en busca de un nuevo encuentro contigo. Amor que nunca tuve, pero amor que siempre amé.
Texto sobre poema de Ernesto Cardenal.

miércoles, 11 de enero de 2012

¿ALGUIEN SABE PORQUE EL FLAUTISTA DE HAMELIN SE HA LLEVADO LOS SUEÑOS?


            Hoy es día siete de enero y no tiene sueño. Realmente no tiene sueños. La navidad ha llegado a su vida este año y ha pasado de largo, como si su vida fuera una estación de tren olvidada en la que ya nunca ningún tren tiene parada. Ni siquiera aquellos borregueros que paraban en todas las estaciones y apeaderos de su recorrido, haciendo que los trayectos fueran eternos. Pero, por lo menos, podía tener la ilusión de que en una de aquellas paradas hubiera algo para él. Ya no existen encuentros, alegrías, despedidas y tristezas. Ha tenido un año en el que poco a poco le han ido, a todos nos han ido, quitando la alegría de vivir el futuro. Hay más tristeza y resignación y todo se ha ido tiñendo del color gris de la ceniza. Se hacen esfuerzos por aparentar que todavía es posible disfrutar del día a día pero las fuerzas no dan para más. Hasta en las calles ha notado la falta de niños con sus juguetes en el día de Reyes.
            Reflexiona sobre qué hicimos tan mal para que El Flautista de Hamelin, como en el cuento, se haya presentado de pronto y, volviendo a tocar su música, se haya llevado todas nuestras ilusiones y todos nuestros sueños. Con él también se han ido la razón, la fuerza de la verdad, la coherencia, la solidaridad. Todas aquellas cosas que hacían que fuéramos hacia adelante con esa ilusión ahora desaparecida y forjando nuevos sueños producto de retos por conquistar. De no utilizarlas se las ha llevado, ya que no hemos sido acreedores de tales dones y si, en cambio, de la resignación más miserable para con quienes nos están haciendo daño. Nota que para él cambiar de año es solamente una referencia más en la medida del tiempo que nos hemos marcado y el siete de enero, el veinticinco de marzo, el ocho de agosto o cualquiera de las fechas del año anterior, o del anterior, son tan parecidas, que si le dijeran que seguimos en el dos mil ocho, él lo creería. Como alguien que hubiera entrado en coma y que al despertar le hubieran dicho que solamente han pasado siete días, habiendo pasado dos años, y al echar una mirada alrededor notara que, efectivamente, nada ha cambiado.
A diferencia del cuento, esta vez los niños se han salvado. Ellos no entienden de economía, de diferenciales y de todas esas palabras hechas a la medida de quienes no desean compartir la verdad de sus intenciones con el resto de los mortales. Los niños han esperado hasta el cinco de enero para que sus magos particulares les traigan los regalos que tantas veces han imaginado en sus sueños. Ellos no tienen la culpa de la torpeza de los mayores y de sus sueños de grandeza.
            Hemos convertido a esta humanidad en una mierda y ahora nos encontramos en manos de quienes solamente ven las soluciones en el dinero, poderoso caballero. Nunca no hemos puesto a pensar en lo que vamos a dejar a los que vengan luego. Sufridos y explotados, ya no ponemos más huevos para hacer frente a las vejaciones que día a día nos acechan en un mundo del que somos culpables. El hecho es que de tanto clamar al cielo nos hemos quedado con el infierno. Intentado mirar para otro lado cuando ciertas noticias nos desgarran el corazón por injustas, sabiéndonos un poco culpables de las mismas. Nos harán un mundo a su medida haciéndonos creer que somos los causantes de la situación y estaremos destinados, una vez asumida nuestra condición de condenados, a soportar los esfuerzos para salir de la crisis volviendo nuestra vida más apagada, mientras ellos siguen disfrutando de su posición económica favorable.
            Habrá que llenar las calles y los palacios de pintadas, escritas con trazo grueso, gritando al viento que quizás la única solución sea alejar a estos locos del poder cambiándolos por niños.

miércoles, 4 de enero de 2012

LA TORTILLA, EL PIMIENTO Y UN CAMARERO CIENTIFICO

 
           Desde hace un año tomo el café de media mañana en un bar diferente del que venía siendo habitual hasta entonces. La distancia al mismo es la adecuada para poder ir y regresar al trabajo fumando un cigarrillo, ya que con la ley antitabaco no se puede fumar dentro. Conoces otro tipo de gente, de actitudes y sobre todo a esa clase especial y tan característica que son los camareros. En este caso concreto es al mismo tiempo el dueño del bar.

            Personaje curioso este tipo. No sé si tiene la carrera de físicas o cualquiera otra y se ha dedicado a barman por destino familiar o por casualidad, pero lo que tengo claro es que ha conseguido, como un destacado científico, desmontar el principio físico de la impenetrabilidad de los cuerpos, llevando el pensamiento científico a sus más altas cotas. Tantos años de evolución del conocimiento humano en el campo de las ciencias para que, al final, en un bar de barrio de una ciudad como Zamora, quede superada dicha teoría.
            Dice dicho principio, a grosso modo, sobre la impenetrabilidad: cuando un cuerpo ocupa cierto lugar, ese lugar no puede ser ocupado simultáneamente por otro. A las partes de un cuerpo no se le pueden asignar las mismas coordenadas que a las partes de otro. ¡Falso!. Este camarero ha realizado en un experimento tan simple como efectivo demostrando que dos cuerpos pueden ocupar el mismo lugar y que, por eso mismo, un átomo pueda estar, en el mismo espacio de tiempo, en dos sitios a la vez.

            No le han hecho falta grandes laboratorios, choque masivos de electrones, etc, sino simplemente dos trozos de pan, un trozo de tortilla de patatas y un pimiento frito. En su modestia ni siquiera utiliza delantal. Cuando llego al bar, invariablemente le pido un café con leche y un bocadito de tortilla de patatas con pimiento. Por eso de no subir los precios, utiliza un pequeño panecillo partido por la mitad donde, en un acto imposible de aceptar para la mente humana, es capaz de introducir dos trozos de tortilla y un trozo de pimiento. Su afán por ofrecer este pequeño canapé al cliente ha hecho posible el milagro. Es imposible que en ese espacio tan pequeño quepa tanta comida, sino es porque ocupan el mismo lugar.

En algunas ocasiones, al carecer de estos panecillos, me ha partido un trozo de barra de dimensiones normales, pero el debe ser consciente de que siempre hay que ensayar el experimento con resultados favorables y en vez de introducir unos trozos adecuados al nuevo receptáculo, oficia de nuevo el milagro y tomando de los platos respectivos un trozo de tortilla y un pimiento de dimensiones claramente superiores al pan, transforma aquel pequeño bocadillo en un agujero negro donde la gravedad masiva hace que todo quede dentro y a mí preguntándome cómo demonios lo ha conseguido.

            Es como si quisiera demostrar que todo es penetrable. De hecho el gremio de camareros está lleno de este tipo de científicos proclives a estas ciencias de lo imposible y, aunque tú veas fehacientemente que el bar está hasta los topes y más allá, te gritan desde la barra que entres, que al fondo hay sitio. Es curioso, pero en los bares siempre al fondo hay sitio. Otro agujero negro de profundidades insondables. Muchas veces creo que cuando a alguien lo dejas de ver de repente estando en un bar, es que ha ido al fondo y ha desaparecido surgiendo de nuevo por el otro lado de la tierra. Alguna explicación habrá que darle. De hecho conocí un bar en un pueblo de la provincia de Cádiz, Jerez, que se llamaba así: “Al fondo hay sitio”, que no tendría de ancho dos metros por cinco de largo, en lo que no deja de ser un ejercicio de ironía típico de la gracia gaditana.

            Para terminar os diré que al mismo tiempo está trabajando en el principio de invisibilidad de los cuerpos. El experimento es sencillo y los conejillos de indias los clientes. Cuando le das el primer muerdo al nunca ponderado bocadillito de tortilla, inmediatamente desaparecen el noventa por ciento de la misma y el pimiento en una especie de fusión nuclear. Todavía no domina del todo este procedimiento ya que aparecen al cabo de unos segundos, pero no en el mismo sitio, sino en el suelo, en los pantalones o en el periódico. Pequeños detalles técnicos que estoy seguro que solucionará. Nadie dijo que la ciencia fuera fácil.