miércoles, 28 de marzo de 2012

PERFIL BAJO...(SOSPECHA)


En el ámbito personal, tener un perfil bajo es decir de alguien que evita la sobreexposición al público o la notoriedad. Puede que un bajo perfil asegure la tranquilidad para la persona que intenta realizar cualquier actividad sin que los demás le fiscalicen a cada paso, pero también con esta forma de ser o actitud ante lo público se intenta evitar situaciones incómodas para las que uno no se siente o no está preparado. Todo esto puede valer para la vida cotidiana de la genta normal o común, pero cuando se está en círculos de poder, como la política, dicho perfil puede llegar a significar mediocridad o carencia de recursos para el puesto. ¿Puede ser que esté ocurriendo en la actualidad en nuestro país con la presidencia del gobierno?

Como hemos dicho anteriormente, el perfil bajo puede llevar aparejada cierta dosis de mediocridad propia de quién ha hecho de la resistencia numantina, que no de la acción modificadora, el fundamento de sus supuestas victorias. Famosa es la frase del escritor Camilo José Cela: “el que resiste gana”, y el señor Rajoy, a la sazón presidente del gobierno de la nación, ha conseguido llevar esa capacidad de resistir fracaso tras fracaso hasta llegar a su meta de presidente del gobierno, aún en las peores circunstancias. A diferencia de la cualidad de luchar, la resistencia numantina es lo opuesto y puede llevar al triunfo pero con un alto coste.

Estas situaciones se producen y se padecen por el común de los mortales por el incorrecto funcionamiento de ciertas leyes propias de la democracia, pero que consiguen establecer guetos, como los partidos, donde este tipo de político de perfil bajo puede medrar a sus anchas, sin tener notoriedad, pero realizando su labor de zapa en dirección al puesto o cargo que cree merecer. Porque, no nos confundamos, el que un político sea de perfil bajo o realice su labor bajo dicho caparazón no quiere decir que renuncie a sus ambiciones políticas sino que, ensimismado en su mundo sin conexión con los demás, acaba creyéndose su glorioso destino. Para eso evita siempre la mayoría de los contactos con la realidad que le pueden sacar de error.

Esto, además, trae otra consecuencia casi más aterradora, pues la resistencia que le hizo conseguir el poder, la traslada a las decisiones que toma estando en él y las mantiene contra viento y marea convencido de que el tiempo les dará la patina de acertadas aunque desde su nacimiento no provoquen más que caos. Todo esto trae consigo que las personas verdaderamente preparadas para este tipo de cargos, me da lo mismo presidente del gobierno, autonomía, diputación, ayuntamiento, etc, salgan por la puerta de atrás de la política una vez comprobado que el razonamiento intelectual no es sitio común entre los componentes de los diversos órganos de decisión. Se pierde así calidad en las decisiones a tomar y en los comportamientos públicos y los huecos dejados son rellenados por especuladores y aprovechados que ven en la política y en el juego político una fuente de posibilidades a las que sus capacidades originales nunca les habrían hecho ni soñar. De hecho, y como cuentan las noticias, algunos de estos suplantadores de los verdaderos políticos tienen un perfil tan bajo que acabó en las alcantarillas, de donde lo han sacado los tribunales de justicia para ponerlo a buen recaudo.

De esta manera se produce una endogamia entre los componentes de la política, que permanecen en sus puestos o en otros similares de manera continuada, sin ningún tipo de renovación, dando al ciudadano la errónea impresión de que son imprescindibles para el funcionamiento correcto de la rex pública. Aunque el ciudadano no está exento de culpa de una situación tan anómala como perversa. Si el ciudadano ejerciera su potestad de elección de una manera más crítica y reflexiva y rechazara de manera taxativa este tipo de funcionamiento en los partidos políticos, verdaderos artífices de esta situación, se podría conseguir echar de la política a este tipo de personajes.

Sin esta actuación seguiremos en manos de mediocres resistentes y se perderán verdaderas generaciones preparadas que no osarán entrar en política ante el tufillo que despide la descomposición del edificio democrático que con tanta dificultad nos hemos dado.      

miércoles, 21 de marzo de 2012

FE, ESPERANZA Y...¡¡¡TRABAJO FIJO!!!


La Conferencia Episcopal te reclama. La iglesia católica nos llama a filas y, como en la mejor tradición del reclutamiento made in USA, nos ha ofrecido días atrás un video promocional que parece haber salido de las manos de los mismos creativos del anuncio de Loewe o de la U.S. Army. Ahora solamente falta que alquilen algunos locales en las ciudades y pueblos más receptivos al mensaje, preferiblemente al lado de los locales del INEM, contraten a los interioristas de Mujeres Ricas, los decoren con toda la parafernalia eclesial más chic y pongan un vocero a la puerta exaltando a voz en grito las razones por las cuales tenemos que aceptar. No nos debemos extrañar pues ya el ejército español hizo una campaña similar hace años en la que con toda suerte de guiños al posible receptor le ofrecía una vida rica en aventuras y conocimientos. Debe ser que la ostia y el fusil están más unidos de lo que nos parece a simple vista, como la historia se ha encargado de demostrar.
Lo morboso del caso es que esta campaña aparece en un momento de crisis profunda y con negativas perspectivas de creación de empleo. El lema de la campaña: “no te ofrezco un gran sueldo pero si trabajo fijo”, entra dentro de lo más miserable que mis oídos han tenido el disgusto de escuchar. Y de la iglesia y sus miembros hemos tenido que escuchar verdaderas gilipolleces. Como dijo Pedro a su maestro: “Por tu palabra echaré las redes”. O sea, que como siempre con la iglesia, a rio revuelto ganancia de pescadores. Como en el caso del ejército, parece ser que la auténtica vocación viene por el hambre, con lo cual también quedaría desenmascarada la frase con la cual han evitado dar explicaciones a lo que no tiene explicación: “los caminos del Señor son inescrutables”. Ya, pon un plato de lentejas y ya verás cómo se hace la luz.
Pero ¿qué harán si se presentan más de los que están dispuestos a asumir? Podrían hacer una especie de oferta de empleo, a modo de las administraciones públicas, ya que ellos no dejan de ser una administración más, desgraciadamente para nuestro presumible estado laico en el que  vivimos. ¿Por qué formato se decidirán? ¿Oposición pura o concurso de méritos? Algo debe de valer el haber participado en las macro fiestas que por cualquier motivo se montan los católicos practicantes. Véase con la última visita del Papa. En cualquier caso deberán realizar algún tipo de psicotécnico porque se les pueden colar corruptos, pederastas, ladrones, etc. En cualquier caso queda pendiente solucionar el acceso de la mujer, ya que en caso contrario los podrían acusar de inconstitucionalidad. Me parece que son demasiados cabos suelto. Tendrán que afinar.  
En todo caso, ¿dónde queda entonces la fe? Dogma que viene a decir más o menos que conforma el asentimiento firme de la voluntad a una verdad basada sola y únicamente en la revelación divina (wikipedia dixit). Te lo crees o te lo crees. Así son de radicales algunas veces los religiosos. Teniendo en cuenta que en el anuncio no se habla de fe, vocación ni de ningún otro concepto religioso, parece ser que han dejado de ser importantes y supongo que la iglesia aceptará que con el tiempo y el ejercicio del trabajo te vaya entrando algo parecido a dichos significados. Antes los debías tener para ejercer el sacerdocio, ahora pueden ser a posteriori. En esto sí parece que la iglesia se ha modernizado o, como muchas veces a lo largo de su historia, ha vuelto a ejecutar un nuevo cínico triple salto mortal con tal de conseguir sus objetivos.
Parece ser que el objeto de fe no tiene más importancia que el del sello o matasellos que te ponen cuando sales de una discoteca a fumar un cigarrillo. Firmas el contrato, te dan el vestuario y con el sello de credencial ya estás capacitado para bendecir urbi et orbi. Por otra parte y ya que en la actualidad se puede oír misa por la radio, verla por televisión u obtener confesión on line, propongo que los nuevos curas trabajen, en vez de las iglesias, en centros de atención al cliente, como las compañías telefónicas, aportando a demanda la parte religiosa que el interlocutor pida. ¡¡¡Por fin la Iglesia en el siglo XXI!!!
En todo caso, si lo ven difícil, les pueden inocular la fe por vía intravenosa, a modo de suero de la verdad. Una vez colocados, lo que quieran. Y el efecto llamada puede ser colosal.      

miércoles, 14 de marzo de 2012

UN DIA CUALQUIERA DE MARZO


Hoy es un día cualquiera para él. Podría ser ayer o mañana. Se levanta desanimado y descontento. Sabe que se ha producido lo que desde algún tiempo sospechaba que iba a pasar. O mejor dicho, algo que cree que debería haber pasado ya. Sin saber la razón, algo se ha roto dentro de él y un chasquido o un cambio sin motivo aparente ha hecho que lo que antes tenía su razón de ser, aquello que ha formado parte sustancial de su vida y había condicionado en cierta medida sus días, careciera de sentido ahora. Va sintiendo que debe ir dejando trozos de su vida, hasta este momento importantes, y pasar el testigo imaginario de la misma, ese que él creía tener en sus manos, a los demás. A nadie en concreto sino a alguien, al primero o a la primera que pase a su lado. Y tiene que prepararse para ello, sabe por experiencia que si las pérdidas ya pasadas pueden doler todavía, más pueden doler las pérdidas por llegar, avistadas más cerca que lejos, ya por el horizonte. Inmediatas y sin remedio y que no por programadas dejarán de lacerar el corazón.
Quizás, como decía la canción de los Celtas Cortos, se ha hecho viejo de repente y aquello que en estado latente convivía con él esperando su momento, se ha hecho notorio y ha cambiado la luz que lo iluminaba atenuando su fuerza y dejando entre sombras lo que desde hacía algún tiempo era una manera de ser y de pensar. Una forma de vida quizás alargada en exceso y que ya no pasa la prueba de la luz natural y que por ello ha vivido en los últimos tiempos al calor de esas luces macilentas de garito patibulario y marginal que esconden las arrugas y la miseria, creando un mundo a medida, pero falso. Como los ejércitos soberbios y prepotentes ha cruzado la frontera y avanzado sin sentido en territorio desconocido y ahora carece de las líneas de suministro que proporcionan los jóvenes años. El invierno se ha echado encima y es imposible retroceder en el tiempo y solamente queda resistir y esperar la clemencia de la madurez llegada de manera aplastante e intempestiva, reclamando lo que desde hace tiempo debió ser suyo.
Pero el hecho de que se encuentre de repente en esta situación no le hace olvidar que las señales de lo que iba a ocurrir ya estaban ahí desde hace tiempo. Que si siempre vio el vaso medio lleno, últimamente lo veía siempre medio vacío. Que el pesimismo se había convertido en la coordenada que guiaba sus decisiones en una suerte de determinismo fatal. Que las actividades que antes le producían placer se habían convertido en rutina con los años, quizás porque veía acrecentarse a su alrededor la autocomplacencia y la dejadez de responsabilidades en asuntos para él importantes. En esta encrucijada de caminos vitales sin señales orientativas, entendía muy bien que debía apartarse, pero no sabía si poco o poco o de manera radical. En cualquier caso le iba a doler eligiera el camino que eligiera. De hecho, lo ocurrido la noche anterior le dolía al recordarlo porque nunca pensó que llegara ese momento, él que había estado siempre en primera línea. Quizás el proceso de metástasis emocional estaba ya bastante avanzado sin darse cuenta y ya estaba tomando inconscientemente decisiones en la dirección del destino sin retorno de la insatisfacción.
¿Debería, acaso, sentarse en el banco de su juventud y explicarle su vida? ¿Tratar de justificar todos estos años para que al fin tuvieran sentido? Deseaba seguir viviendo y cantando y bailando y seguir siendo parte de esa caravana de trotamundos a la que hasta ahora había pertenecido, sin destino fijo, sin ataduras, sin país ni bandera, y recibir los besos de una gitana cuyo amor le hiciera engancharse de nuevo a sí mismo y a la vida. Quizás solamente fuera el desánimo propio de los cambios que constantemente se producían a su alrededor y que ya no los asimilaba con la rapidez de antaño. Quizás era solamente que reflexionando sobre ello alejaba esos fantasmas en una suerte de auto-sicoanálisis para poder seguir hacia adelante. Quizás es que se preguntaba a menudo cuánto nos faltaba, señal inequívoca de que el tiempo no era mucho ya. Quizás, sabiendo como sabía que el silencio siempre le acechaba, era que echaba algo en falta. Quizás…     

miércoles, 7 de marzo de 2012

NO ME GUSTAN LOS DOMINGOS


             Apenas abro los ojos y una sensación de desánimo me embarga. Puede que sea el haber dormido poco y mal o el resultado de un alcohol mal metabolizado, o sea, lo que se llama vulgarmente resaca o una mezcla de los dos, pero no tengo ganas de levantarme y luchar contra el mundo que en este momento pienso en contra. Aún así consigo incorporarme y llegar a la cocina, donde un desayuno a base de café con leche y unas pastillas de ibuprofeno intentará erradicar este malestar físico que me acosa. Del malestar psíquico no hay remedio. Pero ¿por qué las mañanas de los domingos son siempre iguales?
            Puede que la respuesta esté en que, como dice el titulo, no me gustan los domingos. Siempre he tenido la sensación de que este día, tan señalado para una parte de la sociedad, la que va a ir al cielo, no es más que un paréntesis chungo entre el sábado divertido y el lunes laboral. Es como estar en el banquillo de los acusados esperando un veredicto. Nada que hacer, solamente esperar. Así que armado de valor, salgo a la calle a cumplir con las reglas sociales del buen ciudadano de provincias e integrándome en la masa, me voy a pasear hasta la Catedral. No es que vaya a pedir perdón por mis pecados, estoy relativamente orgulloso de ellos, sino que con el frescor mañanero, espero que se me quite la pesadez mental y el malestar general.
            Caminando por la Rúa de los Notarios, empiezo a soñar despierto, puede que me pasara con el ibuprofeno y me haya colocado, y sumergido en la gerontocrática sociedad zamorana, me creo el niño de la película El sexto sentido: “a veces veo jóvenes”. No sé, puede que el sábado por la noche, en pleno éxtasis orgiástico, no me haya enterado de que he cogido un tren y he acabado en Benidorm. Sincronizados como las muñecas de Famosa, procesiones de mayores, con todos mis respetos, caminan de un lado al otro de la ciudad en eterno paseo dominical matando el tiempo, mejor dicho, asesinando el tiempo de una ciudad acabada y al margen de todo futuro.  
            Abrumado por todos estos pensamientos que van y vienen en mi cerebro, no dejándolo descansar, empiezan a repicar todas las campanas de todos los campanarios de todas las iglesias de Zamora. ¡Cuándo no es fiesta en la casa del Señor! Bueno, en las casas del Señor, que si pagara impuesto de patrimonio, mal le iba a ir con la segunda residencia, la tercera…. Tiene infinitas casas donde pasar las vacaciones. Los demás una y mal acabada. Que desigualdad, por Dios. Supongo que el gobierno le exoneraría de tributar, los muy píos. Además el Señor señalaría la casilla de la Iglesia, faltaría más.
            Cansado entro en un bar, prefiero volver al alcohol que seguir escuchado el infinito repiqueteo de las campanas, que no acaba nunca. Estos católicos deben ser muy perezosos sino no entiendo la duración de la llamada al rezo. Pensar en un vendedor de Biblias a domicilio que se tirara quince minutos llamando al timbre. Si ya habéis pensado en que haríais con él, no os avergoncéis, yo haría lo mismo. En el bar, no sé bien como, empiezo a recordar la manifestación de los hosteleros de la calle Los Herreros del día anterior. Escasa por no decir otra cosa más fuerte. ¿Dónde estaban los clientes jovencitos que se divierten en la misma y que solamente abren la boca para exigir, pero que luego a la hora de arrimar el hombro, se desvanecen? Estarían durmiendo la mona. Su lema debe ser: “dame pero no me pidas, que paso”. Pero lo que más de llamó la atención fue las risas de algunos agentes de la Policía Nacional que esperaban en la Plaza Mayor al ver la escasa entidad de la exigencia. Debieron pensar que para eso no hubieran venido, que en Valencia, paraíso del policía belicoso, se divierten más y mejor. Como que se realizan más.
            Después de caminar sin rumbo un par de horas, empiezo a llegar a una especie de estado consciente vegetal. Quiero decir, que eres consciente de todo pero como que lo ves desde lejos, desde fuera. Más claro, la resaca se atempera y entra en estado larvario, está pero no está. Paso junto a la estatua de D. Herminio Ramos y veo como otra vez le han roto las gafas. Se me ocurren dos opciones: o se trata de alguien que quiere simbolizar la venda que en esta ciudad se le intenta poner a los que todavía mantienen una mente reflexiva y crítica con ella o es el residuo cafre juvenil que nos queda en Zamora. Me inclino por la segunda. Haría mejor el escultor en ponerle lentillas a la estatua.
            En fin, que después de unos vinos oyendo a la parroquia semanasantera discutir sobre los mismos problemas sin solucionar de todos los años, ya estamos en tiempo, y una comida que se negó a hacer la digestión, me puse a practicar un poco con el piano. Dicen que la música amansa a las fieras, aunque cuando tengo que tocar en clave de fa y algún acorde disociado, me entran ganas de tirar el piano por la ventana. Asco de domingo.