Bienvenidos a la cultura hueca. Aunque cuando
este escrito vea la luz virtual haya pasado una semana de las extravagantes,
por no decir otra cosa, declaraciones de la presentadora de televisión
española, Mariló Montero, es imposible sustraerse al revuelo ocasionado por sus
palabras. Una mezcla de superchería barata, discurso populista para creyentes
beatos y la posibilidad de transportación de la serie de televisión “Perdidos
en el espacio”. En esta sociedad en la que la televisión ocupa el lugar que
nuestras abuelas destinaban al altar en miniatura de la virgen de urgencias
caseras, aquélla nos ameniza con muestras de humor grotesco para entretener el
tiempo que nos queda hasta la navidad y así no echar de menos que este año no
tenemos paga extraordinaria por mor de la humorística gañanada del gobierno.
Las palabras de la presentadora de televisión se
unen a otras frases célebres pronunciadas por diversos personajillos de la
farándula televisiva y la cultura popular. En este ideario circense han quedado
las expresiones de Jesulín de Ubrique y su: “en dos palabras, in presionante”,
la de Belén Esteban: “Andreíta, comete el pollo”, Sofía Mazagatos, etc.
Expresiones, que en lugar de producir el rechazo del botarate orador, han sido
acogidas como coletillas funestas en el vocabulario de la ciudadanía para
completar sus conversaciones, significando, creo yo, el escaso vocabulario y
discurso con el que nos movemos a nivel intelectual. Eso sí, le viene muy bien
para el bagaje humorístico de un país que, en lugar de analizar, reflexionar y
rechazar, si cabe, sobre una noticia o suceso, produce primero chistes a granel
sin importar sus consecuencias.
Yendo al grano, ¿cómo una presentadora de
televisión puede lanzar el mensaje de que en caso de trasplante de órganos, se
puede trasplantar el alma del donante y así, si éste es un criminal, el
trasplantado puede convertirse en uno de ellos? ¿Cómo puede decir esta
inconsciente que se alegra de que no se donen los órganos del criminal suicida
del Salobral, cuando hay personas a las que ya no les queda tiempo de vida si
no reciben un trasplante? ¿Cómo no ha reflexionado sobre sus palabras antes de
decirlas y lo que supone este aberrante mensaje cuando su programa lo ven miles
de españoles? En fin, Mariló, ¿por qué no te callas? Coño, yo también he sido
llevado al lado oscuro del chascarrillo. En alguna intervención médica me deben
haber inyectado sangre real y ahora estoy poseído por el espíritu del monarca.
No creo que sea terminal, todavía no me gusta la caza.
Siguiendo el punto de vista de esta señora, a
partir de ahora, los quirófanos en los que se realizan trasplantes deberán tener
dos equipos: el de cirujanos, propiamente dicho, y el de sacerdotes que
certifiquen la idoneidad del alma del muerto. La mezcla del ejercicio de la
medicina y la religión católica es un coctel demasiadas veces fallido. Médicos
objetores con el aborto, con la prescripción de métodos anticonceptivos, etc.,
aún sabiendo que en el ejercicio de su profesión deberán atender a personas de
distinta ideología, creencias, etc. El caso del doctor Luis Montes Mieza,
coordinador del Servicio de Cuidados Paliativos del Hospital de Leganés,
Madrid, fue el paradigma de la criminalización social y laboral por parte del
catolicismo ignorante, ¿hay catolicismo inteligente?, disfrazado de política
bananera, ahora retirada, cuya misión era gobernar para todos los ciudadanos en
función del interés general y no en función de una creencia religiosa
particular. Ahora se añaden nuevos mesías televisivos a disertar con argumentos
traídos del más allá, esquina con la tdt nocturna, lo que debería ser un hecho estrictamente
médico, sin más. No me imagino lo que puede suponer de regresión en el
ejercicio de la medicina dejar en manos de los nuevos filósofos del ocultismo religioso,
facción inquisitorial, la formación de los futuros médicos de este país.
Como he leído hace unos pocos días, con mucha
gracia, si a Mariló Montero le hubieran trasplantado el bazo de Messi, hubiera
ganado dos balones de oro. Lo que no entiendo es como no hemos caído antes en
lo que esta señora tiene tan claro. Con un simple trasplante de parte de un
órgano, ese chaval díscolo y rebelde se puede convertir en un futuro premio
Nobel, en un gran deportista e incluso en un gran político. Bueno, esto último
no es posible. Incluso habrá alguno que le pedirá a Santa Claus, Papa Noel o
los Reyes Magos una donación de sangre de Nacho Vidal. Pervertidos que sois.
Aunque supongo que en este caso el sexo femenino mundial estaría de
enhorabuena. Llevar al novio o marido al hospital, cirugía ambulatoria y salir
con la talla treinta y cinco.
El caso es que para solucionar el entuerto
propongo realizarle a Mariló Montero un trasplante de uña de Eduard Punset.
Simplemente con ese escaso órgano la presentadora recuperaría parte de su razón
perdida. Y para los que estéis esperando un trasplante, recordad: pedir un
certificado de que el órgano no pertenece a la susodicha. En caso contrario,
alargareis dos cosas: la estupidez y la vida.
Mira Carlos, esta señora (por no llamarla otra cosa) no se merece ni el titulo de tu textoo de esta semana, inspirado en un libro de mi admiradisimo Pedro Salinas.
ResponderEliminarUn beso.
Poesía como respuesta. Quizás aprenda algo.
EliminarCuando a ella o a alguien cercano le tengan que poner un riñón donado, que no se lo pongan, que lo mismo viene con un alma maligna... mejor no arriesgar, ¿no?
ResponderEliminarSegún su imaginario religioso, parece que sí. Aunque me da la impresión que si el tiempo se le termina, renegará de todo su ideario. Es una populista de salón.
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