jueves, 7 de junio de 2018

DE CANALLADAS

            Tal y como hubiera dicho ese bombero-torero que hemos tenido hasta la fecha como presidente del gobierno: “los presupuestos no son cosa menor, dicho de otra forma, son cosa mayor”, algo así como la cerámica de Talavera, según él. Se supone que es la ley anual más importante que un gobierno puede promulgar determinando su política y las bases sobre las que se moverá la economía y estructurará el entramado social. Aunque todos los P.G.E. están viciados, en mayor o menor medida, por concesiones que nada tienen que ver con la economía y sí con la política del mercadeo, determinan la solidez de un país y su seriedad ante la comunidad internacional.
            Sin embargo, tras la moción de censura que lo ha mandado al limbo expresidencial, con sus privilegios, faltaría más, los P.G.E. que él y su equipo de gobierno presentaron al Parlamento para su aprobación, resuelta ésta favorablemente con los votos decisivos del P.N.V., parece ser que, ahora, necesitan chapa y pintura urgentemente, según se desprende de las declaraciones de los representantes del grupo Popular en el Senado, donde aún mantienen mayoría, y por donde debe seguir la tramitación parlamentaria después del Congreso. Estamos ante un capítulo más de la eterna desfachatez pepera en materia democrática y una muestra definitiva del cinismo con el que este partido afronta su papel demócrata tras la dictadura franquista.

            Choca esta postura con la alegría en las mismas filas del P.P. tras el consentimiento peneuvista y su aprobación y las distintas manifestaciones vertidas por los dirigentes populares en tal sentido. Es curioso constatar que, a pesar de la asunción de dichos presupuestos por el nuevo gobierno con el fin de no paralizar el país, al P.P. le dé igual esta grave circunstancia con tal de dinamitar al nuevo ejecutivo. Se insiste: no son los presupuestos de la nueva fuerza política sino los suyos, por los que se felicitaron tras su aprobación. Este nuevo escenario revela de forma clara el poso de bilis, de amargura, de rabia y de ira con el que se manejan estos individuos a la hora de pulular por la vida pública. Solamente el poder por el poder satisface su ansia ancestral de dominación, el ejercicio de la supremacía absoluta por encima de la soberanía popular.

            Cabe suponer que, acostumbrados a las continuas corruptelas durante su mandato, fueran conscientes de lo incompleto de su proyecto presupuestario y necesitaran una nueva vuelta, a través del Senado, esa cámara por donde bullen elementos sospechosos de incapacidad intelectual manifiesta, en donde incluir sus modificaciones bastardas al albur de su mayoría absoluta. Como si fueran esas obras megalómanas, sin objetivo real, y adjudicadas a dedo a sus correligionarios que, modificado tras modificado, duplicaban o triplicaban el presupuesto para mayor gloria de sus bolsillos sin dar alguna explicación plausible sobre el porqué de la adjudicación original sin las garantías suficientes para llevarse a cabo en su totalidad. Eso o que, simplemente, sean unos auténticos ineptos haciendo rotondas presupuestarias.

            El retraso que puede ocasionar en la aprobación definitiva de los P.G.E. las trabas toxicas de P.P. en el Senado puede acarrear incertidumbre en los mercados financieros y en la confianza que dichos mercados tengan sobre la estabilidad de la economía española, que es, en definitiva, lo que persigue esta jauría con tal de volar al nuevo gobierno. Las consecuencias que sobre la ciudadanía en general puedan traer estas trabas consigo no entran entre sus parámetros de actuación como nunca lo han estado, gobernando siempre desde su impronta paternalista para la cual los ciudadanos no son más que menores de edad a los que tutelar desde su altivez jerárquica. Conviene que el nuevo ejecutivo sea capaz de superar de forma ágil esta maniobra legal, pero carente de toda ética, antes de que se alarguen en demasía los plazos y añadan a esta estratagema obstaculizadora la movilización banderil de sus seguidores en las calles con la consiguiente agitación españolista conducente a mostrar al mundo una percepción falsa y desenfocada de la nueva realidad. Ya se sabe que, citando de nuevo al bombero-torero, y manipulando un poco: es su elector el que elige a su corrupto y es el corrupto el que quiere que sean sus electores el corrupto. Marca España.

            Por cierto, si no tienen un portavoz a la altura del ardid que van a perpetrar, desde esta ciudad al oeste del oeste le pueden enviar a un nuevo bocachanclas que ha surgido de forma imprevista, su eminencia el obispo, que parece haber hecho un curso acelerado de manipulación informativa y adiestramiento en las artes de la intoxicación y la amenaza. Ni con sotana desentonaría en medio del grupo popular.

No hay comentarios:

Publicar un comentario