Petete
está en peligro. Aquella entrañable marioneta de nuestra niñez que se
preocupaba con dulzura y paciencia cada tarde en enseñarnos el uso correcto de
la lengua española, también hay que decir que una moñez rayana en lo
empalagoso, está siendo humillada por los nuevos post-académicos del uso
correcto del lenguaje, negociadores del PP y C’s para más señas, que tratan
estos días de dar nuevos e intrincados significados a las palabras “corrupto” y
“corrupción” con el fin de llegar a un acuerdo que posibilite un pacto de
investidura y, de paso, un acomodo de la propia conciencia que les permita
presentarse, sobre todo ante sí mismos, como libres de pecado y orgullosos de
su quehacer.
Define
la RAE la palabra corrupto como: “que se deja o ha dejado sobornar, pervertir o
viciar” y en segunda acepción: “dañado, perverso, torcido”. Pues bien, los
estilistas políticos de estos dos partidos y, según parece, expertos a tiempo
parcial del lenguaje, andan dándole vueltas a la definición de corrupto
distinguiendo entre el corrupto profesional, “el que ha metido o mete la mano”
y, aquí está la novedad perversa, el corrupto sin querer, “el que ha metido la
pata”. Sería algo así como que si no hay voluntariedad de ser corrupto,
entonces simplemente se mete la pata, vamos que se arregla fácilmente con un
“lo siento mucho, no volverá a suceder”. Esta maliciosa distinción pretende
hacer tabla rasa de todo lo sucedido hasta ahora, despachando con absoluta
caradura todos los casos de corrupción que salpican de forma ostensible al
Partido Popular.
Pero
desde el punto de vista del sentido común la única explicación decente es la
siguiente: si como parece ser el PP pretende disfrazar de metedura de pata la
mayoría de los casos de corrupción que le son dados, lo único que se estaría
sustituyendo en una casta de políticos supuestamente corruptos por una clase
política inepta e inútil de los mismos, que para el caso que nos ocupa, el
gobierno del país, es más de lo mismo y, por tanto, debería estar igualmente en
la calle o en la cárcel. Eso si entrar a valorar a esos gurús y expertos que
los eligieron desde el aparato del partido para ir en las listas electorales:
toda una jerarquía partidista incapaz, torpe, incompetente e ineficaz. ¿Verdad señor
Maíllo?
Salvo
a sus votantes (del PP), para quienes la corrupción es como una caja de
bombones, al resto de los ciudadanos se nos hace difícil imaginar y asimilar a
un político, nombrado la mayoría de las veces a dedo y sin currículum, en su
cargo público de barrio alto ignorando, ni siquiera imaginando, el hedor a
corrupción que pudiera estar desarrollándose a su alrededor. Feliz y contento
con su vida llega a su casa montado en su unicornio (coche oficial) sin
sospechar tamaña afrenta a su honradez y negando que bajo su mando se produzcan
tales hechos. ¡¡¡¡ESO SE LLAMA INUTILIDAD MANIFIESTA Y NO ME LO CREO, COJONES!!!
En fin, que a este paso el
lema de la RAE, “Limpia, fija y da esplendor”, será sustituido por “Ensucia,
sustrae y oculta”, ya que a partir de ahora, serán los políticos metedores de
pata quienes regulen el significado de las palabras, eso sí, a su gusto y
albedrío y los demás, como siempre, seremos tratados, ya lo estamos, como
retrasados mentales.
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