miércoles, 6 de marzo de 2013

CONTRIBUCION AL CAOS: ABSOLUCION


El estertor profundo, el aliento indómito, se desvanecen ante la barbarie de lo evidente. Ya me avisan las comadres del augurio venidero y no aprendo, nunca aprendí, por mucho que dedique voluntades temporales, tiempo parcial dilapidado. Dividido en el silencio, ese silencio de chatarra, como sonaban los discos antiguos cuando llegaban al final del surco musical. Chasquidos regulares, esbozos de suspiros acompasados que mitigan a cada paso la ausencia de palabras, de los mensajes rítmicos que contenían, aun contienen, las canciones que minutos antes escuchaba. Aunque ya no duele tanto la ausencia, pero cualquier viaje se convierte irremisiblemente en un viaje interior, y en ese recorrido, me vuelvo a reconocer, a ver mi imagen en el espejo y, entonces, vuelves.
Y se remueven las cenizas con las que fui ungido en críptica señal de tu ayuno. Sacrificio aceptado de renuncia terrenal y marca indeleble que aumenta la sospecha de que nunca terminarán las vestales de cantar y publicar a los cuatro vientos, en sus capciosos mentideros, que solamente la muerte puede salvar esta vida dedicada. Ya recorro las calles procesionando la soledad que me atesora. Porque quizás, yo sí, nos hemos querido, pero en días distintos, en meses distintos o en años distintos. Aunque, a lo mejor, no son distintos, sino equivocados. Y de este modo contribuyes, sin querer, al caos que me reinventa cada día. Eso sí, ya calmado y vespertino, en el que las olas no golpean mi cuerpo con la furia del amargor de la derrota, sino como mueren las olas en la playa cuando los vientos dan descanso a su quehacer: plácidas, quedas, mínimas.
Ni siquiera el recorrido purificador del agua me salva con la borrosa cercanía miope que agradezco. Ya he guardado las botas de siete leguas para no recorrer las sendas marcadas por la vorágine del descenso vertiginoso que me ahoga, finalmente, en el horizonte establecido de antemano. El paso se ha ido quebrando y su recorrido se ha hecho angosto, ya me aparto al lado del abismo con la esperanza de no caer en el olvido entre los vapores de fogones compartidos y celebrados. La imaginación no alcanzó para interpretar el sentido del juego, pero es más divertido jugar al juego de uno mismo que seguir el guión preciso que nos marcan. Las imaginaciones son distintas en cada uno de nosotros y algunas vuelan de improviso al mínimo matiz que se les presenta, interpretando lo evidente para todos con el imaginario referente que supone ir a contracorriente de lo obvio. Nunca duró mucho la nieve en unas manos que calientan y reconfortan.
Como casi siempre los caminos son de vuelta, de la vuelta a empezar con la recaída más amarga. Porque ya ni siquiera la metadona del silencio hace efecto en este cuerpo de yonqui trasnochado, que no supo dejar en el olvido ese amor que se introdujo por sus venas con la jeringuilla de tus ojos acerados. Drogado y enfermizo, recorro cada noche, con la imaginación febril de la oscuridad más absoluta, el entrecortado amalfitano que siempre soñé realizar en compañía, oscuro objeto de deseo que se va quedando vacío con los años que se acumulan al compás de este tango que suena a despedida.
Jaleos de diáspora sentimental que van midiendo la verdadera dimensión de este destierro, con el que no hace falta huir del mismo espacio que ocupamos, ya que es un destierro que se ancla en lo más profundo de la evidencia velada que lo sostiene. Ya la llanura se abre paso y, sobre ella, los jirones de viento giratorio, que se acercan limpiando de nuevo la resaca que se agarra con uñas y dientes entre el deseo y la razón abandonada de improviso. Ya la sequedad del páramo evapora los sueños que despierto he soñado.    

1 comentario:

  1. Sabes que es peor que el silencio? La indiferencia...
    Un beso.

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