miércoles, 16 de enero de 2013

MANTECA DE CERDO


Tiempos de cambios y de mudanzas, aunque en realidad solamente exista un tiempo, que en nuestro caso, se muestra corrompido y putrefacto. Este tiempo político que nos ha tocado, en mala suerte, vivir. Asistimos perplejos, bien es verdad que unos más que otros, de algún sitio habrán salido, digo yo, los diez millones de votos que auparon a este gobierno, a la mayor estafa electoral jamás perpetrada y al desmantelamiento del estado social democrático, a manos de unos personajes saineteros, construidos en serie ilimitada, a imagen y semejanza de los peores arribistas que la clase política ha dado, herederos en negativo de las fotografías en blanco y negro de los medios de comunicación del movimiento. Lupanar político de gomina barata, pasado todo por la centrifugadora democrática que enmascara, que no lava, pasados y conciencias, como los detergentes baratos.
El estado de las autonomías, que en principio debió ser la antítesis del centralismo rimbombante de pandereta oficial, ha derivado en monstruos esperpénticos, fagocitadores de todo lo público, dejando sus defecaciones en manos privadas, ávidas del beneficio que la carroña pueda suponerles, como hienas al amparo de la noche. Y todo esto con la chulería propia de las “nuevas generaciones” de niñatos con coche oficial, con puestos conseguidos a dedo gracias a sus bien probadas capacidades serviles, que suponen que están por encima del bien y del mal, ante la parsimonia del resto de los partidos políticos, salvo excepciones, y de gran parte de la sociedad que no reacciona en la medida que este vil y asqueroso saqueo debería. El gran ejemplo de este olor a miseria política que nos invade, con permiso de la Comunidad Valenciana, es la Comunidad de Madrid.  
Como en la Isla del Doctor Moreau, los experimentos contra natura han dado como resultado la mayor parada de monstruos políticos, benefactores únicamente de sus bolsillos. Aquella comunidad, que el origen de la democracia, se enorgullecía de su cinturón rojo, llena de trabajadores que lucharon por la llegada de la democracia, ha devenido con el tiempo y votación tras votación en el paraíso de la derecha, como si todos los trabajadores se hubieran convertido de pronto en clase media-alta y los miles de inmigrantes llegados con el crecimiento económico hubieran abrazado el evangelio capitalista salvaje, curiosamente, ese mismo evangelio que los expulsó de sus países en busca de un futuro mejor. Con este tipo de regalías electorales, no es extraño que ahora, con una más que éticamente dudosa dirección de la propia comunidad, los advenedizos, esos reyes de la caricatura política, desmantelen la estructura pública en su beneficio al amparo de la caradura más sectaria.
En noticia recogida por diversos medios de comunicación, la empresa del antiguo responsable de la sanidad madrileña, Juan José Güemes, se ha quedado con los análisis hospitalarios que el mismo, desde su puesto público, privatizó. Además, dicha empresa forma parte del grupo Capio, que gestiona numerosos hospitales de la red pública madrileña y que son soportados económicamente con dinero público. Este hecho, no puntual, forma parte del reparto de los despojos del sector público, que ellos mismos ha ayudado a atrofiar para después justificar sus acciones. En situaciones de crisis, el sector privado empresarial, al que tanto molesta la intervención del estado en épocas de bonanza, es el primero que exige la inversión pública para su beneficio y, en caso de no concretarse, posiciona a sus peones políticos, rehenes de su condición y carrera política deudora de su financiación, con el objetivo de legislar a favor de sus intereses, aunque esto suponga el latrocinio de los intereses de la mayoría de la sociedad. Sociedad que por otra parte, les importa un bledo.
Y ante todo esto, ¿qué? Desgraciadamente el primer partido de la oposición hace tiempo que vive sin vivir en él. El descalabro de las últimas elecciones ha dejado un partido dividido, sin ideas y sin liderazgo alguno. Las últimas declaraciones de su Secretario General, Alfredo Pérez Rubalcaba, en las que dejaba para otoño la resolución de la crisis interna del partido, mueven a pensar que su oposición a las medidas del gobierno de la derecha no tendrá la firmeza que requiere la situación actual y, por tanto, los ciudadanos estaremos vendidos ante tamaña dejadez democrática. Se constata este hecho en la bajada de intención de voto del PSOE, que no consigue atraer votantes de la mayor bajada que sufre el PP por su política económica y social devastadora.
Personalmente echo de menos un líder progresista que diga las cosas que todos los que creemos todavía en una política de progreso económico y social de izquierdas, estamos deseando: que en el momento que accedan al poder, todo el fraude privatizador del PP será revertido, será público lo que nunca debió dejar de serlo y se ejecutarán las expropiaciones que sean necesarias, a coste cero, ya se han beneficiado bastante, aunque para ello haya que cambiar todas las leyes. Todavía no lo he escuchado y ya ha pasado un año. Mientras no se consiga, seguirán estas nuevas generaciones campando a sus anchas por la política, como si fueran los únicos ungidos por el creador para ello, realizando cada día su ejercicio de hipocresía nociva, tóxica y sectaria. 

2 comentarios:

  1. Pues eso. Si ya l dices todo. Anda por facebook la resolución que el congreso a dado a una petición con 500.000firmas que ha promovido el follonero, en la que se pedia que los senadores dejaran de percibir dinero público xuando dejen el cargo. ¿La respuesta? Pues te la puedes imaginar: que no. Que siguen cobrando.
    Saludos. Noelia

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  2. A mi lo que realmente me tiene indignada ahora es el caso Bárcenas. Es una autentica verguenza, con la que esá cayendo....y tiene los santos cojones de reirse del pueblo.
    Un beso

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