La salvación de Bankia,
uno de los dinosaurios bancarios construido a base de los escombros de las
antiguas cajas de ahorros, dinamitadas desde dentro por los políticos de sus
Consejos de Administración y la crisis del ladrillo, se ha convertido en los
últimos tiempos en una misión fundamental, casi mesiánica, en la que el gobierno
y el partido popular van de la mano en formación de prietas las filas. No
debemos olvidar que una de las entidades financieras que formaron el núcleo
duro del entramado financiero de Bankia fue la antigua Caja Madrid, símbolo de
los sucesivos gobiernos del partido popular en la Comunidad Autónoma madrileña.
Desde el momento en que
saltan a los periódicos las alarmantes noticias de la grave crisis del grupo
financiero, se han sucedido dimisiones en sus órganos de dirección, nuevos
nombramientos, reuniones con el gobierno para inyectar fondos que cubran el
agujero monetario hallado, más reuniones para tapar el citado agujero que crece
sin parar a medida que se audita el estado del grupo, etc. Un proceso que ha
dado lugar a que la famosa prima de riesgo española suba sin parar, nadie
entiende que no se haya producido el famoso rescate económico, porque nadie en
Europa cree ya en las afirmaciones de tranquilidad de nuestros políticos y
dirigentes financieros. Visto con los ojos de las demás naciones europeas, es
normal que nos vean como verdaderos trileros, ¿dónde está la bolita?,
mentirosos patológicos de un país que creyó estar por derecho en la jet set
europea cuando en realidad vivía a crédito. Ahora, con el traje desgastado de
modas pasadas, se nos nota que el brillo vivido no era más que el dorado de
baratija de todo a cien.
Lo curioso del caso es
el distinto rasero que aplica este gobierno en cuestiones de protección
financiera en función de si eres un particular o eres una gran corporación.
Mientras miles de pequeñas empresas van cerrando una tras otra incapaces de
superar este tiempo de crisis y los particulares van cayendo como fichas de
dominó en la escala de ingresos anuales, el gobierno solamente parece tener
ojos para aquellos que han demostrado, ahora lo sabemos, su despilfarro con
mayúsculas, poniendo en peligro el tejido económico de todo un país. Incluso
leo en el diario Público que el fiscal investigará si hubo delito en la
constitución de Bankia. ¡¡¡¿Ahora?!!! Parece ser que lo único que importa es
que Europa salve a los bancos españoles, no importándoles el esfuerzo que
deberán hacer los ciudadanos a los que se les exigirá de nuevo más austeridad y
sacrificio. ¿No sería posible, como le puede suceder a cualquier empresa en
cualquier país, dejar caer a los bancos en quiebra, asegurando el dinero de los
impositores, y así sanear de una vez por todas este desastre financiero? Y de
paso, meter en la cárcel a tanto advenedizo con ínfulas de economista, que
dirigieron estos grandes bancos con la misma visión de futuro y conocimientos
que si estuvieran dirigiendo su comunidad de vecinos.
Ahora, como en la
película a la que alude de forma irónica el título de esta entrada, nos
encontramos desembarcando dentro de la crisis en la playa de Omaha, intentando
ganar una posición que nos lleve a la conquista de la estabilidad, sin ningún
tipo de protección. En el objetivo de los francotiradores financieros, que sin
oposición, disparan a discreción, dejando en el camino muertos económicos entre
las filas de los soldados de a pie, ciudadanos de a pie, mientras los generales
de esta guerra, o lo que es lo mismo, políticos y financieros, ven la masacre
desde la retaguardia sin peligro, lanzando soflamas de histerismo patriótico
con el objetivo de que su ejército raso acepte sin rechistar su política de
guerra.
Siempre he pensado que
el hecho de destinar soldados, reclutados para vencer a un dictador fascista,
con el simple objetivo de rescatar a un solo soldado Ryan, era una pérdida de
tiempo y vidas, aunque hubiera un motivo emocional por medio. De la misma
manera, este gobierno se empeña en salvar a los distintos soldados Bankias,
mientras el resto de su tropa de a pie: sanidad, educación, cultura,
investigación, protección laboral, etc, van cayendo uno tras otro intentando
por decreto esa oscura y sospechosa salvación. No sé vosotros, pero para eso,
no sale a cuenta hacer una guerra.
Tu la cagas en la vida real, y el banco tiene derecho de quitarte hasta los calzoncillos. El banco la caga y todos tenemos que poner 500 euritos del bolsillo. ¿Acaso el dinero es como la energía, que ni se crea ni destruye? ¿Anda andará?
ResponderEliminarEl dinero ni se crea ni se destruye, simplemente está siempre en manos de los mismos. Para nosotros crearon el dinero virtual, lo que llaman crédito. Nuestra perdición. Propongo hacernos todos de Bhutan, donde no se mide el Producto Interior Bruto, sino la Felicidad Interior Bruta. Y así los mandamos a todos al carajo.
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