Supongo que todavía está
en vuestra memoria, sino entrar en youtube, eso sí, con las medidas de
protección musical adecuadas, la canción que se hizo famosa en toda España,
allá por el verano del 2.006, titulada “opa, yo viazé un corrá”. Esta canción,
de un tipo llamado el Koala, y que pertenece al grupo de canciones más tontas
del mundo, resonó hasta el hartazgo en todas las emisoras de radio y programas
de televisión, llegando incluso a realizarse una versión para el Mundial de
futbol de Alemania del mismo año como reclamo para el aficionado. No me extraña
que nos echaran a las primeras de cambio de dicho torneo. La verdad es que con
semejante canción no nos tendrían que haber dejado participar. Por cutres y
casposos.
En realidad, todo esto
me ha venido a la memoria al escuchar las palabras del premio Nobel de economía
Paul Robin Krugman, sobre la posibilidad, bastante probable, de la salida de
grandes sumas de capitales con destino a Alemania, por mor de la debacle
griega, en busca de refugio económico, con la consiguientes medidas de
limitación de retirada de fondos en efectivo y controles para prohibir
transferencias de depósitos fuera del país, lo que daría lugar a lo que se ha
dado en llamar un “corralito”. Puede pareceros muy peregrina la relación entre
el Koala y Paul R. Krugman o, simplemente, podéis pensar que tantas noticias
sobre esta crisis están haciendo mella en uno, pero a continuación voy a
intentar explicarme de la mejor forma posible. En el fondo creo que muchos
estaréis de acuerdo con mi idea.
El koala relataba en la
letra de su canción como iba a hacer un corral, el de toda la vida. A modo de
arquitectura semántica, la letra de la canción realizaba la distribución del
terreno en función de los “animalicos” que debían estar en dicho corral y así se
iba llenando con una cochiquera, un gallinero, una conejera, jaulas para
perdices, establos para caballos, vacas, cabras y todos los animales que se
puedan imaginar. Parece ser que esa era su ilusión, que según está el tema del
campo, ya es ilusión, y quería hacerlo a lo grande. Hoy estaría lleno de deudas
y en manos de los bancos, como casi todos.
Pero nosotros,
adelantándonos al posible corralito financiero que nos puedan imponer los
políticos de turno, vamos a crear un corralito de “animalicos”, pero de dos
patas. Para ello necesitaremos bastante más terreno que el Koala para su corral,
pero en España lo que sobra son terrenos después del estallido de la burbuja
inmobiliaria. Incluso el edificio lo podemos tener ya a medio construir viendo
esas moles de esqueletos de hormigón que un día tuvieron al ilusión de poder
ser viviendas. Con una redistribución adecuada de los espacios en galerías
corridas, tendríamos bastante avanzado el proyecto. Elegiríamos un lugar
alejado de los ciudadanos de a pie, solitario y en medio de la nada, esa nada
en la que nos quieren dejar a nosotros.
Una vez con terreno y
edificio, empezaría la distribución, asignándoles nuevos nombres a los
diferentes espacios del corral. Tendríamos el del módulo I, destinado a los
políticos corruptos, en el lugar del espacio destinado a los cerdos o marranos.
Los gallineros los sustituiríamos por el módulo II, destinado a la continua
palabrería gallinácea de cacareo de los integristas religiosos, que nos quieren
imponer una visión única y parcial del mundo. El módulo III lo podríamos
destinar a los políticos eternamente mediocres. Estaría en el lugar de las
conejeras, ya que como los conejos, se reproducen masivamente en este país.
Seguiríamos realizando módulos para los financieros y economistas culpables de
avaricia y usura. Los juntaríamos en la misma galería con los empresarios
esclavistas y defraudadores. Los establos para caballos los sustituiríamos por
celdas de aislamiento donde irían a parar los huesos de los que conforman los
llamados mercados financieros. No muy lejos estarían las agencias de
calificación, corruptas de origen por su nacimiento. Banqueros ególatras, que
juegan con el dinero del contribuyente, asignándose cuantiosas indemnizaciones
y jubilaciones anticipadas, mientras sus bancos tienen que ser salvados con
dinero público, formarían un nuevo edificio dentro del corral, junto con el
Vater Central Europeo o Banco Central Europeo, como lo llaman ellos, el Fondo
Monetario Internacional, etc. Este sería el módulo de presos muy peligrosos.
Esto es una aproximación
no exhaustiva, admitiéndose nuevos módulos y galerías que conformen el edificio
de nuestro corralito. No hay límite en el número de corralitos a construir.
Serán tantos como los necesarios para dar cobijo a tanto salva patrias, que
solamente están llevando el país al caos, mientras ellos nos hacen creer que
buscan soluciones en desayunos, comidas y cenas de trabajo. Siempre con el
estómago lleno.
Por último, propongo como
nombre general, y como homenaje a una prisión mítica, el de Nuevo Carabanchel. Pero que cada uno
elija el que crea apropiado a su sueño.
¿Y nosotros nos quedaríamos sin espacio en ese corralito?
ResponderEliminarEn realidad, no. Quién con tanta indiferencia asiste al triste espectáculo de como nos van arrinconanado despojándonos de nuestros derechos, irán al corralito de los pájaros bobos. Quién con su voto favoreció la llegada de todos aquellos que deberían estar en el corralito descrito en el texto, deberían ser sus compañeros de celda. Así el resto podría dedicarse a crear otra sociedad, que, aunque te sorprenda, es posible. Tanto tú, yo y el resto que se incluya en el que más se asemeje a su forma de ver el mundo.
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