Desde hace un año tomo el café de
media mañana en un bar diferente del que venía siendo habitual hasta entonces.
La distancia al mismo es la adecuada para poder ir y regresar al trabajo
fumando un cigarrillo, ya que con la ley antitabaco no se puede fumar dentro.
Conoces otro tipo de gente, de actitudes y sobre todo a esa clase especial y
tan característica que son los camareros. En este caso concreto es al mismo
tiempo el dueño del bar.
Personaje
curioso este tipo. No sé si tiene la carrera de físicas o cualquiera otra y se
ha dedicado a barman por destino familiar o por casualidad, pero lo que tengo
claro es que ha conseguido, como un destacado científico, desmontar el
principio físico de la impenetrabilidad de los cuerpos, llevando el pensamiento
científico a sus más altas cotas. Tantos años de evolución del conocimiento
humano en el campo de las ciencias para que, al final, en un bar de barrio de
una ciudad como Zamora, quede superada dicha teoría.
Dice dicho principio, a grosso modo, sobre la
impenetrabilidad: cuando un cuerpo ocupa cierto lugar, ese lugar no puede ser
ocupado simultáneamente por otro. A las partes de un cuerpo no se le pueden
asignar las mismas coordenadas que a las partes de otro. ¡Falso!. Este camarero
ha realizado en un experimento tan simple como efectivo demostrando que dos
cuerpos pueden ocupar el mismo lugar y que, por eso mismo, un átomo pueda
estar, en el mismo espacio de tiempo, en dos sitios a la vez.
No le han hecho falta grandes
laboratorios, choque masivos de electrones, etc, sino simplemente dos trozos de
pan, un trozo de tortilla de patatas y un pimiento frito. En su modestia ni
siquiera utiliza delantal. Cuando llego al bar, invariablemente le pido un café
con leche y un bocadito de tortilla de patatas con pimiento. Por eso de no
subir los precios, utiliza un pequeño panecillo partido por la mitad donde, en
un acto imposible de aceptar para la mente humana, es capaz de introducir dos
trozos de tortilla y un trozo de pimiento. Su afán por ofrecer este pequeño canapé
al cliente ha hecho posible el milagro. Es imposible que en ese espacio tan
pequeño quepa tanta comida, sino es porque ocupan el mismo lugar.
En algunas ocasiones, al carecer de estos
panecillos, me ha partido un trozo de barra de dimensiones normales, pero el
debe ser consciente de que siempre hay que ensayar el experimento con
resultados favorables y en vez de introducir unos trozos adecuados al nuevo
receptáculo, oficia de nuevo el milagro y tomando de los platos respectivos un
trozo de tortilla y un pimiento de dimensiones claramente superiores al pan,
transforma aquel pequeño bocadillo en un agujero negro donde la gravedad masiva
hace que todo quede dentro y a mí preguntándome cómo demonios lo ha conseguido.
Es como si quisiera demostrar que
todo es penetrable. De hecho el gremio de camareros está lleno de este tipo de
científicos proclives a estas ciencias de lo imposible y, aunque tú veas
fehacientemente que el bar está hasta los topes y más allá, te gritan desde la
barra que entres, que al fondo hay sitio. Es curioso, pero en los bares siempre
al fondo hay sitio. Otro agujero negro de profundidades insondables. Muchas
veces creo que cuando a alguien lo dejas de ver de repente estando en un bar,
es que ha ido al fondo y ha desaparecido surgiendo de nuevo por el otro lado de
la tierra. Alguna explicación habrá que darle. De hecho conocí un bar en un
pueblo de la provincia de Cádiz, Jerez, que se llamaba así: “Al fondo hay
sitio”, que no tendría de ancho dos metros por cinco de largo, en lo que no
deja de ser un ejercicio de ironía típico de la gracia gaditana.
Para terminar os diré que al mismo
tiempo está trabajando en el principio de invisibilidad de los cuerpos. El
experimento es sencillo y los conejillos de indias los clientes. Cuando le das
el primer muerdo al nunca ponderado bocadillito de tortilla, inmediatamente
desaparecen el noventa por ciento de la misma y el pimiento en una especie de
fusión nuclear. Todavía no domina del todo este procedimiento ya que aparecen
al cabo de unos segundos, pero no en el mismo sitio, sino en el suelo, en los
pantalones o en el periódico. Pequeños detalles técnicos que estoy seguro que
solucionará. Nadie dijo que la ciencia fuera fácil.
me gusta el bocadillo de tortilla con pimientos, picantes mejor, pero agarrado con las manos y escurrinéndose el aceite del pimiento por las comisuras de la boca, mhuuuuummmm... que rico OLi
ResponderEliminarUMMM La penetrabilidad, ese campo tan estudiado por el hombre a lo largo de la historia de la ciencia...
ResponderEliminarLos experimentos físicos más difundidos en los bares son el del choque materia-antimateria y el de anticipación; sobre todo a la hora de leer el periódico con el café. Siempre hay algún husmeador que prácticamente te arrebata las letras del diario, metiendo sus ojos de ave rapaz prácticamente en tu hombro. Bueno, quizá ahora menos desde que desapareció el horóscopo del diario local.
ResponderEliminarl.
Desde luego, ese camarero no solamente se salta (¿a la torera?) las leyes de la física, sino también los principios racionales básicos de la filosofía; pues ya el mismo Aristóteles (no el otro Aristóteles...) postuló que es imposible que una cosa sea algo y su contrario, a la vez y respecto al mismo aspecto (en este caso, el espacio que ocupa un cuerpo).
ResponderEliminarPero claro, como tú bien dices, el infringir las leyes de la naturaleza conlleva sus desbordamientos de tapa por el suelo y quizás camisa... (¿No será para ahorrar pan y a la vez simular mayor grandeza de tapa?)
Juanma (el anónimo)
Muy bueno. Yo creo que también tengo problemas con la conocida ley de la física, en este caso al comer la empanada. Ves el cuadradito, perfectamente adaptado al tiempo y al espacio, pero cuando intentas llevártelo a la boca, la masa interior se desborda por los cuatro costados,lo que me obliga a realizar un brusco movimiento del trasero hacia atrás para que no me caiga en el primer michelín, pero que finalmente me caiga en la punta del lustroso zapato. Tendré que comenzar a interesarme por la asignatura de cinemática que estudia la trayectoria de los cuerpos en su caida libre o comerme (como hace Pedro)un bocadillo de jamón, sin tomate porque también pinga. Por lo que veo tiene razón Miguel Jr. que asegura que la Física es esencial en este mundo, incluso a la hora de confecionar las tapas.
ResponderEliminaryo creo que donde esté un buen bocata de buen jamón con tumaca amigo alquimista, ¡¡dejemos la física donde está ¡¡, y nosotros a lo nuestro.
ResponderEliminarves?? yo no tendría ese problema. A mi me sobraría espacio en el pan. Yo le quitaría los pimientos y le pondría otro trozo de tortilla. Eso si, probablemente también acabaría en mi abrigo, zapato, etc...
ResponderEliminarQue le vamos a hacer, amigo Carlos, la física es la física y estoy segura que la vida no sería lo mismo sin esos pequeños misterios de "a diario".
Noe