Salía de
Centro de Salud que me corresponde por lugar de residencia, al cual había
acudido por un asunto menor, o eso creía yo, cuando me encontré con Juan. Un
antiguo amigo.
- Hola Juan,
¿qué haces?
- Nada de
particular. Vengo al Centro de Salud. Tengo cita para las once. ¿Y tú?
- Pues nada.
Yo ya he tenido la cita. Tenía una cosita en la mano y vine a consulta.
- Pues por la
mano vendada, parece que lo que tuvieras te lo han extirpado. ¿Cómo ha ido?
- No sé. Ha
sido extraño. Entré y rápidamente el médico me examinó la mano y concluyó que
era un papiloma. Luego lo llamó, creo, ojo de gallo. Supongo que será lo mismo.
A continuación procedió sin más dilación a la operación.
- Así sin más.
Espero que todo bien y sin dolor, supongo.
- Aquí viene
lo bueno. Fue al cajón de su mesa y vino con un alicate negro, descascarillado
y sucio. Empezó a hurgar en el papiloma y cuando había raspado todo alrededor
del mismo, tiró con todas sus fuerzas.
- Pero vamos a
ver, Carlos, no me vaciles. ¿Con un alicate de mecánico? ¿Sin anestesia, aunque
fuera local? ¿A lo burro?
- Que sí. Un
alicate de los que se usan para arrancar tornillos. Créetelo. Y claro, me hizo
daño. El tipo no le dio importancia, como si fuera lógico que el paciente
sufriera un poco. Te juro que me sentí como si fuera Pedro Picapiedra en Rock
City. Como si hubiéramos retrocedido a los albores de la medicina.
- Pues por lo
que me cuentas, muy mal tiene que estar la sanidad, para que tengan que
utilizar este tipo de material y no el quirúrgico, que sería lo normal. Será
para que les dure más, con la crisis que hay no tendrán dinero para muchas
compras.
- Lo bueno de
esto, Juan, es que si este tipo de intervenciones se realizan así, se puede dar
autorización a los talleres mecánicos para que ellos también lo hagan, ellos sí
que tienen muchos alicates y todo tipo de herramientas, y así multiplicaremos
por miles los centros de salud y acabaremos con los tiempos de espera. Te
imaginas: tengo cita para extirparme las amígdalas en los Talleres Ramón. Así
se cumple en toda su extensión el dicho de hacerse chapa y pintura cuando vas a
una revisión médica. Como auténticos Robocops.
- Ya, y de
paso te pueden revisar el coche. Se podrían hacer las dos revisiones al mismo
tiempo y serviría el libro que te dan cuando compras el auto. Creo, Carlos, que
hemos dado con una idea revolucionaria. Podríamos añadir a los electricistas y
así tendríamos también electroshock.
- Bueno, Juan,
no nos dispersemos. De verdad que me sentí como si fuera el hombre biónico.
Fíjate que le iba a consultar que me duele una pierna y me lo calle. No siendo
que le diera por sacar una sierra. Por cierto, ¿por qué te estás poniendo
blanco?
- Porque con
tanta charla se me había olvidado a lo que iba a la consulta y al mencionar la
sierra me lo has recordado.
- Pero ¿a qué
vas?
- Joder, tengo
problemas de erección.
- Mmm…., lo
siento por ti. Creo que después de hoy te tendré que llamar Juana.
- Menos
cachondeo. Aunque siempre podré sacar un dinerito extra haciendo horas extras
con mi nueva condición.
- Pues aquí,
Juan, perdón, Juana, tendrás a un rendido admirador.
- En fin, me
arriesgaré. Puede que tenga suerte y mi médico no sea tan cavernícola como el
tuyo.
- Suerte.
Hasta la vista.
Esto, que es
una fabulación, tiene un poso de verdad, como lo acredita el agujero que tengo
en la mano desde que fui al médico el viernes pasado.
JAjajaja!! Si lo que no te pase a ti... jajajaja!! ya te has quitao to lo negro????? jajajajjajaj jajajajaj
ResponderEliminar