martes, 12 de septiembre de 2017

A FUEGO LENTO

         En un fin de semana ahíto de secesionismo convulso y unitarismo crispado, las dos caras de una moneda más falsa que un trolex de mercadillo tailandés, algunos han querido aprovechar la oportunidad para distraer ciertos documentos relacionados con las tramas de corrupción del Partido Popular y enviarlos al limbo del no ser, o del no existir, como ocurrió con los miles de millones del rescate a los bancos que miembros del mismo partido juraron y perjuraron que íbamos a recuperar. Noticia, que inmersa en la realidad más inmediata, ha pasado desapercibida como si el escenario hubiera sido pactado entre unos y otros de antemano.

            Es el Partido Popular un ente bastante particular. Acosado por una corrupción a gran escala que es ignorada por su ciega base militante y rechazada con los más absurdos juicios por su entramado político implicado y más propia de sociedades civiles mafiosas, que ha desvalijado el erario público en paralelo con el desvío de fondos a los grandes poderes financieros y empresariales en apuros, se le van muriendo los imputados, se le van borrando los discos duros, van dimitiendo los jueces de los casos, o cesando, o cambiando de destino, y, ahora, se le van quemando los documentos relacionados con los casos en proceso.

            Que el hecho podría haber sido fortuito, vale. El “ingenio” de luz y cristal del arquitecto Alfredo Batuecas, 200 millones lo contemplan, por dinero que no sea, fue bautizado como “chapuzas city” desde su inauguración.  Mucha suerte dirán algunos pero olvidan que al Gran Fabra de Castellón le tocó varias veces la lotería, tantas veces como obras públicas se hicieron y que dieron, gracias al destino, con sus huesos en la cárcel. Pero que no estuvieran forzadas las cerraduras y que las alarmas no saltaran, que fueran inaudibles o que solamente salten en días laborables como parece ser que es la norma, da que pensar, pero pensar mucho. Si anda como un pato, nada como un pato y dice cua, cua, es un pato.

            Ni la “rave” secesionista, ni el “after hours” patriótico, ni la victoria de Nadal, ni la despedida de Contador. Me temo que la gran noticia, aunque nos la hayan intentado camuflar entre tanto arbolito florido de fin de semana, será esta en cuanto se haga recuento de los papeles perdidos en el incendio. Solamente una pregunta final: ¿el hecho de que el ministro de justicia, Catalá, amenace con denunciar al hacker que ha descubierto que el sistema Lexnet es vulnerable a piratas informáticos, en lugar de darles las gracias, sugiere que dicha vulnerabilidad, supuestamente, formaba parte del que iba a ser el próximo capítulo de pérdidas, y no de orina, relacionadas con las tramas de corrupción? ¿O eran otros 7 millones de euros tirados a la basura a mayor gloria de un proveedor? ¿O la gloria viene ahora con los 60 que parece que va a costar arreglarlo? Cualquier día de estos me secesiono yo también. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario