Las ocho de la tarde
y, todavía, más de treinta grados a la sombra. Observando el abrasado horizonte
de sucesos ya faltará poco para que esta tierra se convierta en un puñetero
desierto de ideas. Esa falta de ideas que hoy debate en ese agujero negro democrático
en el que se ha convertido el Parlamento a golpe de decreto. Tantos años, más
que de dictadura, para tener la sensación de que si no supimos salir de donde
se tomaron tantas decisiones criminales para el pueblo, es lógico que vivamos
acolchados de tics sobrevivientes de aquellos años. Es lo que tiene aposentar
el culo en los mismos bancos.
Ni una mísera tormenta que se lleve
por delante a tanto imbécil partitocrático. Perora el plasmado presidente que
el otro no es de fiar. ¡Cómo si él lo fuera! Alguien con más amigos en la trena
de los que puede contar. Una nueva marianada para la posteridad que vuelve a
cortocircuitar la inteligencia global como concepto: “Cuanto peor, mejor para
todos. Y cuanto peor para todos, mejor. Mejor para mí el suyo. Beneficio
político”. Demostración palpable de que el cerebro del presidente del gobierno
sufre la llamada “burbuja sináptica”. Y lo jodido de todo es que esta es la
altura intelectual y dialéctica que puede mostrar nuestro presidente de
gobierno. Y lo jodido es que nadie espera algo más de nuestro presidente de
gobierno. Y lo jodido es que parece no importarnos.
No saldrá adelante la moción de
censura, pero, ¡qué más da! Lo importante es comenzar a vislumbrar algo de
movimiento opositor en parte de la bancada progresista. Hacer que los
posicionamientos verdaderos se pongan sobre la mesa y todos se retraten con su
verdadera faz. La faz de los perros de la guerra de la derecha ya la conocemos:
amargada, violenta, insultante, opresiva, intolerante, vejatoria…Hernandos y
Maillos, títeres de cachiporra clasista manejados por chantajistas minoritarios
a los que les importa una mierda el resultado si hay dividendos autonómicos.
Cuando se tarda minuto y medio en enumerar los casos de
corrupción del partido en el gobierno, este debería ser juzgado por crímenes de
lesa humanidad. Cuando la preocupación principal de los ciudadanos es la
corrupción, se debería reflejar en las urnas. Pero cuando esto no ocurre,
solamente cabe preguntarse que clase de chusma somos en realidad y si realmente
merecemos algo mejor. No parece existir el I+D en nuestra realidad más cercana.
Parece ser que nadie pilota nuestro cerebro.
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