lunes, 20 de marzo de 2017

LA FELICIDAD ES CONTINGENTE PERO BUTÁN ES NECESARIO

          Bueno, pues ya está aquí la primavera. Aunque su llegada no sea más que la entrada en una nueva fase astronómica después de terminado el crudo invierno, me gusta lo de “crudo invierno”, denota profundad, densidad fonética, aunque nunca haya visto un invierno al punto o bien pasado, se nota especialmente el hecho en la cantidad de moñeces que empiezan a circular e infectar las redes sociales y presenciar de nuevo esa habilidad intrínseca del ser humano para postularse en el más absurdo de los ridículos romanticones. Y, ¡atención!, todos sabemos que, realmente, la primavera no llega hasta que lo decide El Corte Inglés. Allí es un primavera de verdad, real, la que da réditos en forma de ganancias comerciales y no la nuestra, cada vez más llena de alergias y erupciones cutáneas, secarrales por falta de lluvia y mosquitos como aviones.

            Pero, por si esto fuera poco, hoy se celebra el ¡¿Día Internacional de la Felicidad?! Así, como suena y a bocajarro. Hoy, por cojones, ustedes deberán ser felices y si no lo son serán culpables de atentado al buen comportamiento ciudadano. Ya quedan lejos el tiempo en que se señalaba una fecha en el calendario para celebrar y dar visibilidad al compromiso y lucha a favor de una causa justa a la que dar preponderancia mundial y poner ante el mundo a colectivos necesitados de atención. Claro está, siempre con la reserva del por qué de este tipo de celebraciones de un día y no dirigir la política hacia movimientos sociales permanentes y duraderos que eliminaran la necesidad de esta vocación celebratoria. Al fin y al cabo, si en el día a día se consigue una sociedad más justa no había falta dar luz a lo obvio.   

Por el contrario, la mayoría de los días internacionales, o mundiales, se han convertido en una serie de jilipolleces de alto rango a mayor gloria de unos listillos que han conseguido comercializar su sentido original. Días internacionales como el de la Marmota, el de las zapatillas de distinto color, el día del orgullo zombie, el día del pensamiento scout, el día de peleas con almohadas, y así una larga lista de memeces y estupideces más propia de majaderos que de cerebros normales, han dado pie a la confección de un calendario paranormal, ahí La Nave del Misterio de Iker Jiménez tiene campo de estudio, para frikis indolentes, ¡ellos también tienen su día!, despojando de todo su sentido y ahogando entre tanta sandez a los “supuestos días internacionales importantes”. Y entrecomillo esto último porque habrá que explicar cómo se puede celebrar, por ejemplo, el día internacional de la lucha contra el cáncer ignorando que vivimos en un país que lleva años reduciendo el presupuesto en investigación por mor de unos ajustes salvajes e injustos con el ignominioso fin de cuadrar las cuentas que descuadraron salvajemente los privilegiados de siempre. Y esto es solamente una muestra, pero estoy seguro que podréis poner más.

La felicidad es individual e intransferible. Lo que a uno le hace feliz a otro le puede entristecer o dar igual. Por eso generalizarla en una celebración de felicidad a secas, vacía, carente de gracia, resulta, cuanto menos, simplista. Hay que intentar ser feliz a diario y no dejarlo, esto si que es muy español, para el último momento: soy feliz hoy y así ya tengo cubierto el cupo para el resto del año. Parecido al “feliz navidad” pero el próximo año que te jodan que no me voy a acordar de ti.

Ningún burócrata me va a decir cuando debo ser feliz y cuanto. Soy feliz hoy, o no, quién sabe, y de verdad ¿seré peor persona por no serlo en el cumpleaños de la felicidad? Además, hoy es lunes, ¡por dios! He madrugado, tengo sueño y queda toda una semana por delante, ¿qué ostias tengo que celebrar? Esperen unos días y ya les diré yo cuan feliz soy el viernes, el verdadero día feliz semanal, con una cervecita en la mano y escuchado heavy metal.

Este día es lo más parecido a quitarle la correa a un perro para, al momento, volvérsela a poner: eres feliz correteando, pues te jodes, que no puedo estar pendiente de ti todo el rato. Yo, el Gran Hacedor Político, te ordeno que seas feliz a pesar de mis injustas medidas, disfruta, que mañana te vas a cagar de nuevo. Un sin vivir.

          Solo una cosa más. Parece que este día está colocado por el hemisferio norte, ya que el hemisferio sur entra en el otoño, estación en la que se puede ser feliz, ¡cómo no!, pero más propia de la melancolía y el sosiego. ¿No será otra muestra del imperialismo sensiblero del primer mundo? (Risas). ¡Si es que la felicidad es contingente, pero Bután es necesario!

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