lunes, 24 de marzo de 2014

LA INVOLUCIÓN DEL SIMIO

           Poco a poco vamos asistiendo al espectáculo grosero de como los Cuerpos de Seguridad del Estado se van convirtiendo en seguratas privados de un gobierno anclado en los mecanismos propios de las grandes dictaduras. Subvirtiendo el principio por el cual deben proteger la vida humana y sus haciendas, han evolucionado hacia el servilismo más secuaz y su único objetivo es convertir en hechos los mandatos criminales de sus amos.

            Desde la Roma Imperial, en la cual a cada paso que daba el César en dirección opuesta a su pueblo aumentado su poder en detrimento de la democracia republicana, incrementaba su cada vez más numerosa Guardia Pretoriana por mor de su seguridad, así en este país está ocurriendo un tanto de lo mismo. Este gobierno compuesto de reyezuelos de condición miserable se ampara en leyes promulgadas por ellos mismos para criminalizar a la ciudadanía que protesta y, desde su abyecta perspectiva, arremeter sin ningún rubor democrático contra los que se indignan por sus viles acciones.

            Esto ha sido así en todas y cada una de las tristes dictaduras que han poblado a lo largo de la historia este planeta. Policías y ejércitos hechos a la medida de la represión interior contra sus ciudadanos. Aderezado, eso sí, con los medios de comunicación serviles y esclavos a su condición de voceros del gobierno de turno que los amamanta con la calderilla que permite su supervivencia. Una supervivencia, dicho sea de paso, fuera de toda deontología profesional. (Ver portada de la (sin)Razón.

            Las agresiones arbitrarias, las amenazas a punta de fusil, la prepotencia de los que se sienten amparados por sus superiores y por los tribunales, conforman un mosaico de imágenes difíciles de digerir. Hace falta saber si cuando esto cambie, si es que cambia algún día, se pedirán responsabilidades a quienes demostraron tanto celo en golpear a ciudadanos indefensos. Y no valdrá la obediencia debida, recurso de los cobardes.

            Como si se tratara de una línea de evolución que se separa de la general de la especie, estos energúmenos de porra y metralleta en mano han ido involucionando para volver a convertirse en simios cazadores y recolectores de allá por el hábilis o erectus. El problema es que ahora cazan ciudadanos indefensos tratados como terroristas en su manual de mamporreros. Por cierto, ¿quién o quiénes hacen los sicotécnicos a estos macarras con casco cuando se presentan a la oposición? ¿Una hiena?
 
            Ha habido, hay y habrá dictaduras de derechas y de izquierdas, pero en el momento actual este país está inmerso en una especie de dictadura democrática. Aquella que sustenta a un gobierno basado en la intolerancia de unos votos excluyentes, elitistas y fariseos.

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