Poco a poco vamos
asistiendo al espectáculo grosero de como los Cuerpos de Seguridad del Estado
se van convirtiendo en seguratas privados de un gobierno anclado en los
mecanismos propios de las grandes dictaduras. Subvirtiendo el principio por el
cual deben proteger la vida humana y sus haciendas, han evolucionado hacia el
servilismo más secuaz y su único objetivo es convertir en hechos los mandatos
criminales de sus amos.
Desde la Roma Imperial, en la cual a
cada paso que daba el César en dirección opuesta a su pueblo aumentado su
poder en detrimento de la democracia republicana, incrementaba su cada vez más
numerosa Guardia Pretoriana por mor de su seguridad, así en este país está
ocurriendo un tanto de lo mismo. Este gobierno compuesto de reyezuelos de
condición miserable se ampara en leyes promulgadas por ellos mismos para
criminalizar a la ciudadanía que protesta y, desde su abyecta perspectiva,
arremeter sin ningún rubor democrático contra los que se indignan por sus
viles acciones.
Esto ha sido así en todas y cada una
de las tristes dictaduras que han poblado a lo largo de la historia este
planeta. Policías y ejércitos hechos a la medida de la represión interior
contra sus ciudadanos. Aderezado, eso sí, con los medios de comunicación
serviles y esclavos a su condición de voceros del gobierno de turno que los
amamanta con la calderilla que permite su supervivencia. Una supervivencia, dicho
sea de paso, fuera de toda deontología profesional. (Ver portada de la
(sin)Razón.
Las agresiones arbitrarias, las
amenazas a punta de fusil, la prepotencia de los que se sienten amparados por
sus superiores y por los tribunales, conforman un mosaico de imágenes difíciles
de digerir. Hace falta saber si cuando esto cambie, si es que cambia algún día,
se pedirán responsabilidades a quienes demostraron tanto celo en golpear a
ciudadanos indefensos. Y no valdrá la obediencia debida, recurso de los
cobardes.
Como si se tratara de una línea de
evolución que se separa de la general de la especie, estos energúmenos de porra
y metralleta en mano han ido involucionando para volver a convertirse en simios
cazadores y recolectores de allá por el hábilis o erectus. El problema es que
ahora cazan ciudadanos indefensos tratados como terroristas en su manual de
mamporreros. Por cierto, ¿quién o quiénes hacen los sicotécnicos a estos
macarras con casco cuando se presentan a la oposición? ¿Una hiena?
Ha habido, hay y habrá dictaduras de derechas y de
izquierdas, pero en el momento actual este país está inmerso en una especie de
dictadura democrática. Aquella que sustenta a un gobierno basado en la
intolerancia de unos votos excluyentes, elitistas y fariseos.
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