He ido suturando las
heridas del olvido con el hilo de un tiempo desgastado. A duras penas contengo
los recuerdos que afortunadamente fueron o que simplemente quisieron
recordarme. He ido muriendo sucesivo en ignoradas celebraciones anuales más
veces de las que yo hubiera concedido. Ahora una más no importa, estoy vencido,
pues las libaciones que me quedan son escasas, como escasas son las hojas en el
calendario de un camino que se cesa.
Un rumor sordo a tiempo convenido me
invade desde la profunda garganta de un abismo que se antoja duro e insondable.
Voy apaciguando mi sangre aleatoria con tu deseo apenas camuflado y como la
pimienta sorda en nuestra boca, que irrita hasta que anestesia, así los
sentimientos han sido desprovistos de todo su peligro.
Abrigo perfumes nuevos en la
incesante escalera que me arrastra hasta tu sombra. Profundizo en lejanas
letanías de porvenires futuros y me enredo como la hiedra en tu cuerpo
simulando el alambre de espino fronterizo. Transfieres tu sangre hacia mis
venas en criogénicos espasmos de sucesos compartidos y así de rítmicos nos
volvemos cuando el fragor termina con la fuerza del hechizo.
Ya no me queda ni media vida, pero
si su porcentaje a doble paso. Giraremos más rápido, como Venus, pues en esta
Tierra todo va acabando.
Decir no a una melodia monótona y doblar el compás cuando hace falta.
ResponderEliminarCuanto aprendo de ti hermano!
Un abrazo