miércoles, 20 de febrero de 2013

POLVO DE LADRILLO ASPIRADO


Aunque la estupidez, en general, no está declarada patrimonio intangible de la humanidad, los ciudadanos de a pie, los que estamos sufriendo la crisis económica originada, precisamente, por los poderes financieros, deberíamos plantearnos proponer a la Unesco la declaración parcial de dicha aptitud como característica principal, particularísima, con denominación de origen y sin que tenga similitud con cualquiera otro colectivo del mismo rango de cualquier nacionalidad, de la cúpula bancaria española. Está tan arraigada en su adn, que empiezo a pensar que para llegar a los puestos de decisión de dicho colectivo hace falta tener un cromosoma de más, precisamente ese: el de la estupidez. Solamente acierto a pensar que en las cartas de los restaurantes donde celebran sus comidas de trabajo los platos son del tipo: deconstrucción de la estupidez con rúcula y esféricos de cinismo, estupidez a las finas hierbas con salsa de desahucio, langostinos al hampa, crujientes en negro al aroma de paraíso fiscal o mafia de almejas con caviar en sobres de dinero.    
La desfachatez e inmoralidad con la que el señor, por decir algo, Santos González, presidente de la Asociación Hipotecaria Española, ha rechazado frontalmente la dación en pago raya en la caradura más absoluta y produce rabia ante la insensibilidad con la que este tipo de sujetos trata los dramas familiares ajenos que se están originando con los desahucios que se producen a diario en este país de pandereta y castañuela. Su miseria profesional, esa que le debe haber servido para ocupar su puesto, le lleva, incluso, a manifestar que el sistema financiero español es de los mejores de Europa, y, como en el teatro de la desmemoria, se olvida de que ese supuesto Edén bancario español está siendo rescatado por la Unión Europea, ante el abismo económico abierto por la torpeza e inutilidad manifiesta, con visos de premeditación y alevosía, con la que actuaron a la hora de gestionar los recursos. Conclusión: 100.000 millones de euros que vamos a tener que pagar los españoles.
Siguiendo con sus manifestaciones, puede llegar uno a creer que está frente al concepto absoluto del cinismo moderno. Que aquella escuela filosófica griega, fundada por Antístenes en el siglo IV A.C., sucumbió ante la falta de un líder con la clarividencia del señor Santos González, compendio de todas las virtudes que la definieron. Con una prima de riesgo por las nubes, que nos impide salir a flote, unos mercados financieros recelosos de los cantos de sirena que desde el gobierno proclaman la seriedad española en estos temas y un entramado empresarial destruido, a este señor le preocupa que España pierda credibilidad como país y la viabilidad del sistema financiero si se produce la aceptación de la dación en pago. Y esto, en realidad, es al revés de cómo lo define este tipo: España ha perdido su credibilidad por dirigentes como él que conscientemente se saltaron todos los principios del buen gobierno bancario y abocaron a la ruina al conjunto de los españoles y a la mayoría de las pequeñas y medianas empresas. Su pedigrí profesional es lo que hace perder la credibilidad española ante el resto del mundo y que nos avergoncemos ante el hecho de tener la misma nacionalidad.
Sin embargo, tanto va el tonto a la fuente que al final se cae en ella. Manifiesta, sin ningún tipo de rubor, que aceptar la dación en pago supone asumir que se ha producido la concesión de un mal crédito. Precisamente, “lumbreras”, eso es lo que tratamos de proclamar los ciudadanos con la I.L.P., que fuisteis vosotros quienes, dentro de la guerra por ver quién captaba más clientes en la época de bonanza económica, hicisteis saltar todos los controles, ayudados, eso sí, por la ceguera del Banco de España, concediendo créditos sin ningún tipo de garantías. Ahora se pide desde la banca esas mismas garantías para cobrar los créditos mal concedidos. O sea, la regla general en este país es que ellos nunca tienen la culpa y la conclusión es que se puede dirigir un banco siendo un Cantinflas.
El estupor llega al paroxismo cuando uno lee que: “ha sido el sistema financiero el que ha paralizado los desahucios y el que ha creado un fondo de vivienda social en alquiler”, cuando ha sido la presión social en la calle la que ha llevado al gobierno, a regañadientes, a establecer un proceso de control de este tipo de situaciones, sin que la cúpula bancaria española haya sido la proponente de la iniciativa, más bien se la ha tenido que comer sin sal. En cuanto a la vivienda social en alquiler, solamente es una estafa más, ya que lo que nos venden como contrapartida es simplemente la de seguir sacando más dinero de las viviendas “robadas” a sus dueños e intentar sacar algo de rédito al pozo sin fondo que supone el ladrillo en sus balances.
Para terminar, señor Santos González, el actual sistema hipotecario español, el cual no deja usted de alabar, no es más que un vulgar campo de concentración, donde nos vemos hacinados los españoles mientras ustedes nos vigilan desde las diversas torretas de estabilidad financiera imbuidos de la supuesta legitimidad que da tener unas leyes hechas a su medida, realizadas por sus esbirros políticos y que nos despojan de todos nuestros derechos, dando carta de naturaleza a la gran estafa constitucional que es aquello que llaman soberanía popular o que la soberanía reside en el pueblo. Los dramas familiares y las muertes por desalojos no pueden ser catalogados como daños colaterales de la crisis e ignorarlos, ni minimizar su importancia, en ese caso ya entraríamos en la parcela de la miseria personal.
P.D. Pido perdón a la pandereta y la castañuela por haberlas utilizado de forma peyorativa. En contrapartida me esmeraré más en su aprendizaje.    

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