miércoles, 30 de noviembre de 2011

EN DEFENSA PROPIA


           ¿Quién es más sabio: quién sabe rectificar a tiempo o quién piensa primero en la decisión que va a tomar, consulta con sus allegados, valora los pros y los contras y al final afronta las consecuencias de su acción? Si saber corregir una mala conducta o una decisión equivocada es de sabios no es menos cierto que rectificar es de sabios equivocados y de necios hacerlo a diario y por tanto parece ser más importante la segunda parte de la pregunta planteada. Decía D. Santiago Ramón y Cajal que: “lo peor no es cometer un error, sino tratar de justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso providencial de nuestra ligereza o ignorancia”. Y en esto está la alcaldesa de Zamora: conjugando el verbo justificar.
            En estos tiempos de crisis en los cuales se están produciendo ajustes y recortes en todos los ámbitos de las administraciones públicas y se está intentando desmontar el estado del bienestar por parte de los que nunca aceptaron, o aceptaron a regañadientes, que los trabajadores tuvieran unos mínimos derechos laborales y vitales, nuestra alcaldesa ha intentado subirle el sueldo a un asesor de su gabinete, que no es ni siquiera funcionario de carrera por oposición, y solamente está en ese puesto por designación directa, o sea a dedo, la nada despreciable cifra del 35%. Su razonamiento: si al citado trabajador, que lleva la asesoría de la alcaldía, ahora se le va a acumular la asesoría de todas las concejalías del Ayuntamiento, habrá que subirle el sueldo en dicha proporción. Otro intento de explicación de lo inexplicable: por el mismo trabajo, en la empresa privada cobraría más que lo que percibe actualmente en su puesto público. Suena plausible, pero no cuela. En estos momentos no es razonable ni, sobre todo, ético. Así que desde la ética de los que estamos soportando los efectos de una crisis que no hemos provocado, vamos a desmontarlos.
            Habla la alcaldesa de acumulación de funciones. En estos momentos las ofertas de empleo público de las distintas administraciones están congeladas por falta de presupuesto y por tanto a los profesionales en activo se le están acumulando tareas que quedan sin hacer porque no se cumple con la tasa de reposición. Personal sanitario, profesores, y en general todos los trabajadores públicos, están llevando a cabo tareas que pertenecían a trabajadores que ya han dejado su vida laboral y que no han sido sustituidos por nadie. La administración general, la sanitaria, la de educación, la de seguridad del estado, están llevando a cabo el mismo mandato público de servicio al ciudadano de siempre pero con menos trabajadores. Por tanto, en principio, no existe diferencia entre el citado asesor y el resto de los trabajadores públicos. Pero en lo que no ha caído la ínclita regidora zamorana es que, a diferencia de la subida de sueldo que quiere aplicar por esta acumulación de funciones a su personal de confianza, el resto de los trabajadores públicos lo están haciendo por menos dinero, ya que a ellos se les rebajó el sueldo el 5% dentro del Decreto de medidas económicas contra la crisis que se sacó de la manga el gobierno de PSOE. Entonces por analogía, no habría que subirle el sueldo, sino bajárselo. Así todos iguales y dando ejemplo.
            En cuanto al segundo razonamiento de que en la empresa privada cobraría por este trabajo mayores retribuciones, habrá que contestarle ¿por qué? Eso dependerá de la valía que demuestre en el ámbito del trabajo privado. Si es un inútil, cobrará menos o se quedará en el paro. Como no lo sabemos, es muy peregrino por su parte, suponer que sí y subirle el sueldo. Que deje su puesto, trabaje unos años en la empresa privada, acredite unos conocimientos mínimos y luego vuelva. Por otra parte los médicos, ingenieros, arquitectos, abogados, etc, de la administración, con el mismo razonamiento, también cobrarían más en la empresa privada y que yo sepa no hay ninguna intención por parte del gobierno del estado entrante en subir dichos sueldos. Es más parece ser que los van a bajar de nuevo. Y encima este gobierno es de su propio partido, con lo cual la coherencia política entre los miembros del mismo da la impresión que es escasa. Debe ser lo que ha llamado la alcaldesa acoso político. Además, este trabajador siempre podrá ejercer su derecho a renunciar a su puesto de trabajo por considerar que sus retribuciones no están acordes con su trabajo. Estoy seguro que esto no va a ocurrir, con lo bien que se está al abrigo del partido, pero por si acaso, le hago saber a la alcaldesa que en el ayuntamiento de la capital existen muchísimos funcionarios capacitados para realizar el trabajo encomendado a este señor, ¿para que quiera su asesoría jurídica?, y si no le convence la propuesta, ahí va otra: en el paro hay infinidad de trabajadores cualificados que estarían encantados con poder trabajar por el sueldo de este señor y así normalizar una vida que la crisis destruyó.
            En fin, que después de que todos los actores políticos y sociales de la vida zamorana criticaran la propuesta de la alcaldesa, ésta ha decidido no llevarla a cabo. Incluso no contó con el apoyo de la dirección de su partido, que ya es meter la pata. Pero en vez de asumir el error y aprender de él, como decía D. Santiago Ramón y Cajal, neciamente a tratado de justificarlo y persistir en el mismo argumentado que la tarea de asesorar a las distintas concejalías le saldrá más cara al ayuntamiento, y por tanto a los ciudadanos, al tener que contratar a una empresa externa.
            Y aquí parece estar el quid de la cuestión: no se trataba de la valía del funcionario para su trabajo sino llanamente de subirle el sueldo por la cara, ya que sin subida no se le van a acumular más funciones. Que digo yo que tendrá que ver una cosa con la otra, salvo que sus neuronas funcionen como las máquinas tragaperras y cada vez que se le encomiende un trabajo haya que insertar monedas.
            Aunque se me ocurre otra cosa: que sean los votantes que le dieron la mayoría absoluta en las pasadas elecciones municipales quienes sufraguen la subida de sueldo a su personal de confianza o que sean los concejales a cuyas concejalías pretende asesorar, quienes se bajen sus retribuciones en la misma proporción. A fin de cuentas este señor está ahí porque lo han puesto ellos.
            Zamora, la quiero pero me mata.     

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