¿Quién es más sabio: quién sabe
rectificar a tiempo o quién piensa primero en la decisión que va a tomar, consulta
con sus allegados, valora los pros y los contras y al final afronta las
consecuencias de su acción? Si saber
corregir una mala conducta o una decisión equivocada es de sabios no es menos
cierto que rectificar es de sabios equivocados y de necios hacerlo a diario y
por tanto parece ser más importante la segunda parte de la pregunta planteada.
Decía D. Santiago Ramón y Cajal que: “lo peor no es cometer un error, sino tratar de
justificarlo, en vez de aprovecharlo como aviso providencial de nuestra
ligereza o ignorancia”. Y en esto está la alcaldesa de Zamora: conjugando el
verbo justificar.
En estos tiempos de crisis en los
cuales se están produciendo ajustes y recortes en todos los ámbitos de las
administraciones públicas y se está intentando desmontar el estado del
bienestar por parte de los que nunca aceptaron, o aceptaron a regañadientes,
que los trabajadores tuvieran unos mínimos derechos laborales y vitales,
nuestra alcaldesa ha intentado subirle el sueldo a un asesor de su gabinete,
que no es ni siquiera funcionario de carrera por oposición, y solamente está en
ese puesto por designación directa, o sea a dedo, la nada despreciable cifra
del 35%. Su razonamiento: si al citado trabajador, que lleva la asesoría de la
alcaldía, ahora se le va a acumular la asesoría de todas las concejalías del
Ayuntamiento, habrá que subirle el sueldo en dicha proporción. Otro intento de
explicación de lo inexplicable: por el mismo trabajo, en la empresa privada
cobraría más que lo que percibe actualmente en su puesto público. Suena
plausible, pero no cuela. En estos momentos no es razonable ni, sobre todo,
ético. Así que desde la ética de los que estamos soportando los efectos de una
crisis que no hemos provocado, vamos a desmontarlos.
Habla la alcaldesa de acumulación de
funciones. En estos momentos las ofertas de empleo público de las distintas
administraciones están congeladas por falta de presupuesto y por tanto a los
profesionales en activo se le están acumulando tareas que quedan sin hacer
porque no se cumple con la tasa de reposición. Personal sanitario, profesores,
y en general todos los trabajadores públicos, están llevando a cabo tareas que
pertenecían a trabajadores que ya han dejado su vida laboral y que no han sido
sustituidos por nadie. La administración general, la sanitaria, la de
educación, la de seguridad del estado, están llevando a cabo el mismo mandato
público de servicio al ciudadano de siempre pero con menos trabajadores. Por
tanto, en principio, no existe diferencia entre el citado asesor y el resto de
los trabajadores públicos. Pero en lo que no ha caído la ínclita regidora
zamorana es que, a diferencia de la subida de sueldo que quiere aplicar por
esta acumulación de funciones a su personal de confianza, el resto de los
trabajadores públicos lo están haciendo por menos dinero, ya que a ellos se les
rebajó el sueldo el 5% dentro del Decreto de medidas económicas contra la
crisis que se sacó de la manga el gobierno de PSOE. Entonces por analogía, no
habría que subirle el sueldo, sino bajárselo. Así todos iguales y dando
ejemplo.
En cuanto al segundo razonamiento de
que en la empresa privada cobraría por este trabajo mayores retribuciones,
habrá que contestarle ¿por qué? Eso dependerá de la valía que demuestre en el
ámbito del trabajo privado. Si es un inútil, cobrará menos o se quedará en el
paro. Como no lo sabemos, es muy peregrino por su parte, suponer que sí y
subirle el sueldo. Que deje su puesto, trabaje unos años en la empresa privada,
acredite unos conocimientos mínimos y luego vuelva. Por otra parte los médicos,
ingenieros, arquitectos, abogados, etc, de la administración, con el mismo
razonamiento, también cobrarían más en la empresa privada y que yo sepa no hay
ninguna intención por parte del gobierno del estado entrante en subir dichos
sueldos. Es más parece ser que los van a bajar de nuevo. Y encima este gobierno
es de su propio partido, con lo cual la coherencia política entre los miembros
del mismo da la impresión que es escasa. Debe ser lo que ha llamado la
alcaldesa acoso político. Además, este trabajador siempre podrá ejercer su
derecho a renunciar a su puesto de trabajo por considerar que sus retribuciones
no están acordes con su trabajo. Estoy seguro que esto no va a ocurrir, con lo
bien que se está al abrigo del partido, pero por si acaso, le hago saber a la
alcaldesa que en el ayuntamiento de la capital existen muchísimos funcionarios
capacitados para realizar el trabajo encomendado a este señor, ¿para que quiera
su asesoría jurídica?, y si no le convence la propuesta, ahí va otra: en el
paro hay infinidad de trabajadores cualificados que estarían encantados con
poder trabajar por el sueldo de este señor y así normalizar una vida que la
crisis destruyó.
En fin, que después de que todos los
actores políticos y sociales de la vida zamorana criticaran la propuesta de la
alcaldesa, ésta ha decidido no llevarla a cabo. Incluso no contó con el apoyo
de la dirección de su partido, que ya es meter la pata. Pero en vez de asumir
el error y aprender de él, como decía D. Santiago Ramón y Cajal, neciamente a
tratado de justificarlo y persistir en el mismo argumentado que la tarea de
asesorar a las distintas concejalías le saldrá más cara al ayuntamiento, y por
tanto a los ciudadanos, al tener que contratar a una empresa externa.
Y aquí parece estar el quid de la
cuestión: no se trataba de la valía del funcionario para su trabajo sino
llanamente de subirle el sueldo por la cara, ya que sin subida no se le van a
acumular más funciones. Que digo yo que tendrá que ver una cosa con la otra,
salvo que sus neuronas funcionen como las máquinas tragaperras y cada vez que
se le encomiende un trabajo haya que insertar monedas.
Aunque se me ocurre otra cosa: que
sean los votantes que le dieron la mayoría absoluta en las pasadas elecciones
municipales quienes sufraguen la subida de sueldo a su personal de confianza o
que sean los concejales a cuyas concejalías pretende asesorar, quienes se bajen sus
retribuciones en la misma proporción. A fin de cuentas este señor está ahí
porque lo han puesto ellos.
Zamora, la quiero pero me mata.
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