miércoles, 14 de septiembre de 2011

LOS MERCADOS COMO TERRORISMO FINANCIERO

Mercado de divisas. Mercado de valores bursátiles. Mercado de futuros. No existen mercados de sonrisas, de caricias, de emociones. Supongo que con este tipo de cosas no se gana dinero y por tanto la gran estructura financiera mundial no lo considera necesario para sus intereses.
Es curioso, pero para cada actividad financiera que se nos pueda ocurrir, existe un lugar donde mercadear con ella. En el sistema económico capitalista en el cual estamos inmersos, siempre hemos oído decir que hay que dejar a los mercados que se regulen solos. Esto quiere decir que el estado no ponga límites a su funcionamiento.  Normalmente este tipo de comentarios viene siempre de la parte favorecida por los mismos, es decir los empresarios, o por la parte política que los sustenta, y por tanto el grueso de la población sufre los vaivenes de dichos mercados sin ni tan siquiera con el derecho a participar con su opinión.
Siempre me ha producido cierta inquietud el mercado de futuros. Ya no se conforman con mercadear con lo suyo y, casi siempre, con lo de los demás, sino que, además, mercadean con posibilidades a largo plazo, que en un futuro pueden estar muy lejos de su confirmación. Este tipo de mercados es una de las mayores perversiones financieras que el mundo económico ha creado. Si compro trigo a largo plazo pensando que el precio va a subir previendo un desabastecimiento y luego los indicadores van mostrando que no se va a producir dicha situación, ¿no estaré tentado a influir para que los parámetros me sean favorables? Una acumulación en años anteriores para que la escasez de trigo se produzca e incluso una guerra local puede hacer que los bolsillos de los mangantes, perdón magnates, se llenen como tenían previsto. Pero, ¿quién lo sufre? La población que tendrá que pagar más por el precio del pan. Y esto se está consintiendo por parte de los gobiernos de los países englobados dentro del gran sistema capitalista.
Otro caso es el de las Bolsas. Un lugar idóneo para hacer las prácticas de psiquiatría aplicada. Se quema en Australia la empresa de maderas McDonald, y bajan las acciones de Perfumerías San Telmo en España. Nadie entiende la ligazón, pero no os preocupéis, cuando suban al día siguiente estas últimas, alguien, que no seremos nosotros, habrá ganado mucho dinero.    
Pero, ¿quién está, realmente, detrás de los mercados? Porque solos no se mueven. Si lo que prima es el beneficio, alguien los debe de mover para poder llevárselo. Ahora estamos asistiendo a una especia de guerra entre los países y los mercados. Estos últimos atacan a los primeros poniendo en peligro sus economías y su crecimiento futuro. Se da la paradoja de que los mercados atacan un día, haciendo bajar las Bolsas y subiendo las primas de riesgos, y al día siguiente los periódicos nos dicen que los mercados aflojan su presión y que la situación se normaliza. ¿Cómo puede ser que los mercados varíen su actuación tan radicalmente, cuando va en función de la situación financiera de un país, que de un día a otro no cambia?
Asistimos perplejos a la impotencia de las autoridades políticas para revertir la situación, cuando han sido ellos quienes han creado el sistema financiero que ha favorecido el crecimiento incontrolado de este tipo de terrorismo económico en contra de la población. En vez de favorecer medidas para la recuperación económica, se adoptan medidas de austeridad para complacer a los mercados, dando así carta de naturaleza a la actuación desestabilizadora de los especuladores financieros. Si el hombre y la mujer son los únicos animales que tropiezan dos veces en la misma piedra, los que componen los gobiernos de turno deben ser los más tontos entre los escogidos y van tropezando una y otra vez con los grandes peñascos que el libertinaje de los mercados van poniendo en el camino económico del mundo occidental.
Se impone un control riguroso de estos mercados, que tan dañinos están siendo para la gente común. Los gobiernos tienen el deber de controlar estas actividades financieras y exigir responsabilidades, civiles y penales, a los autores de esta debacle financiera que solamente hace que obtengan más beneficios, cargando todo el peso del sacrificio en los trabajadores y llevando a los países a ruina económica.   

1 comentario:

  1. El problema es que los políticos que tienen el poder para poder cambiar esto, son los mismos magnates que mueven el dinero, y si no lo son directamente, seguro que muchos tienen acciones en las grandes empresas que provocan todas estas situaciones. Solo hay que ver donde acaban cuando dejan la política. No recuerdo que ninguno esté trabajando ahora por 1000 € en el puesto que dejó hace años.

    Como siempre das en el clavo, amigo Carlos.
    Malditas hemorroides...
    un saludo
    Noelia

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