jueves, 9 de junio de 2016

79,20 OSTIAS TE DARÍA

                 Pues sí, ya puestos hasta arriba del truño de unas nuevas elecciones generales, nos inyectamos un surtido variado de tranquilizantes y ansiolíticos e iniciamos el postrero viaje a los infiernos electorales, nos destrozamos las últimas neuronas que nos quedan y salimos a maquinear el nuevo temarraco que nos proporciona la calentura estival: “el merengue del P.P.”. Tengo que reconocer que cuando lo oí por primera vez en su presentación ante los medios de comunicación, me sentí bastante anómalo, como si me consideraran un absurdo retrasado mental, cosa que no es difícil de conseguir dada la natural tendencia de los políticos del P.P. a desdeñar a la ciudadanía en general y a sus seguidores en particular proyectando sobre todos nosotros toda su desfachatez intoxicada de elitismo y condescendencia de patronal trasnochada.

            Bien es verdad que en un país donde triunfa la música fast food metalizada acondicionada a machete con una supuesta y aterradora voz pasada por la túrmix del sintetizador, con lo cual puedes poner a berrear a una cabra que siempre habrá alguien que lo considere “súper guay”, es normal que los dirigentes populares se hayan decantado por semejante aberración desarmonizada para su travestismo postmoderno. Ahora solamente hace falta que le pongan una letra adecuada y profunda, como solamente saben hacer los adalides del churrasco poligonero, tipo Quico Rivera, y a triunfar entre la cultura del peinado tapete. Todo más choni y anfetamínico que la Vanessa del Gym Tonic. Claro que, si tenemos que sufrirlo, hubiera preferido un reggaeton, por lo menos hubiéramos perreado un poco.

            Sin embargo todo esto parece un chiste malo al lado de noticias que te informan de que un chaval sin antecedentes penales ha entrado en la cárcel condenado a 6 años de prisión por haber utilizado una tarjeta de crédito falsa y estafar la increíble suma de 79,20 euros a pesar de las más de 300.000 mil firmas recogidas para pedir su indulto. Un chaval, que para más inri, está reinsertado en la sociedad, tiene un trabajo y ha formado una familia. Es la jodida justicia española, a la que se la pone dura encarcelar a los que roban una gallina pero que se baja los pantalones y se vuelve sumisa ante los numerosos casos de corrupción y evasión de capitales de los prebostes políticos y financieros de este país. Para esta persona no ha existido la posibilidad de regularizar económicamente su acto acogiéndose a la formula Montoro, eso queda para los grandes capitalistas al abrigo de un gobierno amigo del dinero.

            Pero si grave es lo del T.S., peor es lo del gobierno del P.P. Negar el indulto en semejantes circunstancias es vejatorio para la inteligencia humana y muestra el grado de sadismo y desconexión con la realidad social de unos políticos empeñados, aquí la patente de corso de quienes les votan por ignorancia tiene mucho que ver, en degradarnos moralmente con el objetivo de despojarnos de toda la dignidad posible y convertirnos en carne para la máquina. Negar este indulto pero indultar a los cuatro mossos d’Esquadra condenados por torturas, al director de un banco que robó 30.000 € a un cliente, a un kamikaze que mató a tres jóvenes, aunque posteriormente fue anulado por el supremo sin que el gobierno diera ninguna explicación de por qué lo concedió, a un alcalde del P.P. acusado de prevaricación urbanística…y así una larga lista de indultos que degradan el propio concepto del mismo, muestra de forma contundente el clasismo y la arrogancia de un gobierno caciquil y preso de una cierta autocomplacencia mamporrera.

            A veces me siento como esos enfermos que vagan por los pasillos del hospital agarrados al gotero de suero y enseñando el culo que no tapa esa bata pornográfica con la que son uniformados. En pelotas ante tanto absurdo. Así que después de todo esto, del nuevo sondeo del CIS y lo de Cartagena, me voy a relajar ya que, no sé por qué, me están entrando unas ganas locas de repartir 79,20 ostias a ritmo merengón.

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