¡Maldita sea! Mi
primer día de unas vacaciones diferidas en el tiempo, concretamente catorce
días, gracias al nivel organizativo de esta nuestra Comunidad, y a la
gilipollas de la ciclogénesis explosiva le da por venir a visitarme, aquí, en
esta ciudad al oeste del oeste, tan ignorada, que cuando llueve ni las gotas de
agua llegan al suelo. Supongo que si la tostada cae siempre del lado de la
mantequilla, era de esperar, aunque un poquito de prórroga del veranito hubiera
sido de agradecer. Así que comienzo la cuenta atrás del descanso vacacional
inmerso en tareas de doméstico proceder, vamos, ¡una fiesta!
Y comienzo por el wáter. Por cierto,
ya que hablamos del wáter, oigo en la televisión, la cual está encendida a modo
de acompañamiento solidario, que han imputado judicialmente, por quítame allá
unas subvenciones, a Manuel Pimentel, aquel ministro de trabajo del Partido
Popular en el primer gobierno de Aznar. Tengo que reconocer que la noticia me
causa sorpresa ya que siempre había considerado a Pimentel como lo más potable
de aquel gobierno. Creo recordar que su discurso poseía una coherencia y una
densidad algo extraña para el nivel habitual de nuestros gobiernos. Incluso en
su dimisión, hubo algo de justicia ética, de integridad, algo que hizo que a lo
largo del tiempo le siguiera teniendo simpatía. Pero mira por donde, era ¡simpatía
por el diablo! Observando la fotografía del aquel primer gobierno del P.P.,
creo que es necesaria la construcción de una galería más en Alcalá Meco, porque
a este paso todo un gobierno va a ir yendo a la trena.
¡Necesito un café! Es lo menos que
puedo hacer después de realizar la operación más difícil, la tarea más ardua y,
a la vez cómica, que se puede realizar en una casa: cambiar la funda a un
edredón nórdico. Es algo inhumano. Con el edredón y su funda es como que te den
la bienvenida a la Republica Bananera Independiente de tu casa. A lo que iba,
que con el café en la mano reparo de pasada en nuestra nunca denostada lo
suficiente ministra de no hay trabajo. Sus manifestaciones: “España es el país en
el que más ha crecido el ánimo”. Y digo yo: ¿por qué no hablan con sus
confesores y legalizan los porros ya que parece ser que, de esta manera, se los
fuman ellos solos? Si no, es imposible entender sus palabras.
Por cierto, sigo oyendo que, según
diversos analistas económicos, los presupuestos generales para el dos mil
quince incumplen de partida el límite del déficit público impuesto por la U.E.
(por Merkel, vamos). Ya llevamos varios años así, pese a las explicaciones del
gobierno sobre que el ajuste era necesario para su cumplimiento, lo que da una
idea del discurso tan falsario que gastan. Por tanto, unos presupuestos, los
del dos mil quince, electoralistas y propagandísticos que traerán más ajustes
en cuanto Europa, perdón Merkel, nos coja la matrícula. Así que votad, votad,
malditos, al mismo, total, votáis imputados como quien va a misa. Luego nos
rasgaremos las vestiduras en plan apocalíptico por la corrupción que impera en
la clase política, sin darnos cuenta que el político corrupto no es el
problema, el problema es el ciudadano que le vota. Nunca he entendido el afán
que tienen los españoles por poner al zorro a cuidar las gallinas. A lo mejor
eso aclara el número de sicoanalistas que existen en este país.
Y por si no me creéis, esto vi y
escuché en las noticias de la Sexta. Por fin y después de ser inaugurado hace
cuatro años, el aeropuerto de Castellón recibe su primer avión, de Ryanair, ya
podéis imaginar por donde van los tiros conociendo el proceder de esta
compañía, y al preguntar el periodista por el evento a una señora entrada, no
en años, sino en laca, le responde: “le doy las gracias a Fabra por habernos
construido este aeropuerto”. No hay nada que decir, salvo ¡viva España y la
madre que la parió! Puro esperpento cañí.
Voy terminando y la borrasca de toda la vida, ciclogénesis
explosiva para los modernos climatólogos de tendencias, sigue campando a sus
anchas. Voy a dar por finalizado este primer día de vacaciones. ¡Una mierda!
No hay comentarios:
Publicar un comentario