martes, 15 de septiembre de 2015

¡MALDITA SEA!

          ¡Maldita sea! Mi primer día de unas vacaciones diferidas en el tiempo, concretamente catorce días, gracias al nivel organizativo de esta nuestra Comunidad, y a la gilipollas de la ciclogénesis explosiva le da por venir a visitarme, aquí, en esta ciudad al oeste del oeste, tan ignorada, que cuando llueve ni las gotas de agua llegan al suelo. Supongo que si la tostada cae siempre del lado de la mantequilla, era de esperar, aunque un poquito de prórroga del veranito hubiera sido de agradecer. Así que comienzo la cuenta atrás del descanso vacacional inmerso en tareas de doméstico proceder, vamos, ¡una fiesta!

            Y comienzo por el wáter. Por cierto, ya que hablamos del wáter, oigo en la televisión, la cual está encendida a modo de acompañamiento solidario, que han imputado judicialmente, por quítame allá unas subvenciones, a Manuel Pimentel, aquel ministro de trabajo del Partido Popular en el primer gobierno de Aznar. Tengo que reconocer que la noticia me causa sorpresa ya que siempre había considerado a Pimentel como lo más potable de aquel gobierno. Creo recordar que su discurso poseía una coherencia y una densidad algo extraña para el nivel habitual de nuestros gobiernos. Incluso en su dimisión, hubo algo de justicia ética, de integridad, algo que hizo que a lo largo del tiempo le siguiera teniendo simpatía. Pero mira por donde, era ¡simpatía por el diablo! Observando la fotografía del aquel primer gobierno del P.P., creo que es necesaria la construcción de una galería más en Alcalá Meco, porque a este paso todo un gobierno va a ir yendo a la trena.

            ¡Necesito un café! Es lo menos que puedo hacer después de realizar la operación más difícil, la tarea más ardua y, a la vez cómica, que se puede realizar en una casa: cambiar la funda a un edredón nórdico. Es algo inhumano. Con el edredón y su funda es como que te den la bienvenida a la Republica Bananera Independiente de tu casa. A lo que iba, que con el café en la mano reparo de pasada en nuestra nunca denostada lo suficiente ministra de no hay trabajo. Sus manifestaciones: “España es el país en el que más ha crecido el ánimo”. Y digo yo: ¿por qué no hablan con sus confesores y legalizan los porros ya que parece ser que, de esta manera, se los fuman ellos solos? Si no, es imposible entender sus palabras.

            Por cierto, sigo oyendo que, según diversos analistas económicos, los presupuestos generales para el dos mil quince incumplen de partida el límite del déficit público impuesto por la U.E. (por Merkel, vamos). Ya llevamos varios años así, pese a las explicaciones del gobierno sobre que el ajuste era necesario para su cumplimiento, lo que da una idea del discurso tan falsario que gastan. Por tanto, unos presupuestos, los del dos mil quince, electoralistas y propagandísticos que traerán más ajustes en cuanto Europa, perdón Merkel, nos coja la matrícula. Así que votad, votad, malditos, al mismo, total, votáis imputados como quien va a misa. Luego nos rasgaremos las vestiduras en plan apocalíptico por la corrupción que impera en la clase política, sin darnos cuenta que el político corrupto no es el problema, el problema es el ciudadano que le vota. Nunca he entendido el afán que tienen los españoles por poner al zorro a cuidar las gallinas. A lo mejor eso aclara el número de sicoanalistas que existen en este país.

            Y por si no me creéis, esto vi y escuché en las noticias de la Sexta. Por fin y después de ser inaugurado hace cuatro años, el aeropuerto de Castellón recibe su primer avión, de Ryanair, ya podéis imaginar por donde van los tiros conociendo el proceder de esta compañía, y al preguntar el periodista por el evento a una señora entrada, no en años, sino en laca, le responde: “le doy las gracias a Fabra por habernos construido este aeropuerto”. No hay nada que decir, salvo ¡viva España y la madre que la parió! Puro esperpento cañí.

            Voy terminando y la borrasca de toda la vida, ciclogénesis explosiva para los modernos climatólogos de tendencias, sigue campando a sus anchas. Voy a dar por finalizado este primer día de vacaciones. ¡Una mierda! 

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