La verdad: nunca pensé
que tardaría tanto en escribir otra entrada para el blog, pero a veces se
juntan el cansancio, la falta de ideas o la falta de concreción de esas ideas
o, simplemente, el ordenador se pone en función “toca cojones”, en algún lugar
debe de haber un botón que la cancele, la inhabilite o la suprima, y empieza a
adquirir autonomía propia decidiendo cuando, como y con qué ritmo deben ir las
conexiones a Internet. Así que lo llevas a la tienda a que te lo revisen y
descubran donde está el fallo, pero es como escuchar un ruido en el coche, que
nada más llegar al taller desaparece haciéndote quedar como un idiota ante el
mecánico de turno, que ya ha visto más de una vez dicha circunstancia. El hecho
es que, aunque todavía no funciona bien, ha decidido por su cuenta y riesgo ir
al “tran tran”, dejándome espacios de libertad que son los que estoy
aprovechado ahora para intentar publicar estas escasas letras llenas de “desesperación”.
Ante tanto “coitus interruptus”
informático, la voluntad se anula y uno lleva el pensamiento a lugares menos trascendentes de la realidad, como si sufriéramos episodios de lunes al sol, en este caso lunes mentales, dejando a un lado esa cierta obligatoriedad nada
obligada de ir escribiendo algo cada día. Así que por delante de mis narices
han pasado las elecciones andaluzas sin llevarme nada al teclado, no por falta
de posibilidades, sino por la inherente vaguedad del ser. Salvo, eso sí, el
siempre “ocurrente” comentario del ínclito señor eurodiputado por el P.P.,
Miguel Arias Cañete: “las altas tasas de paro, como las de Andalucía, son un
caldo de cultivo para el populismo”. Analizarlo bien y entenderéis porque no
había que comer chuletas con hueso durante la crisis de las vacas locas.
Ahora ya, una vez finalizada la
Semana Santa, un lunes al sol completo para mí espíritu, vuelvo a la realidad
cotidiana de un tiempo plagado de elecciones y, como consecuencia, a que todos
los charlatanes de los partidos nos vengan a vender burras, o motos para los
más modernos, con la excusa de que, si salen elegidos, van a cumplir lo
prometido. A veces creo que esto de las campañas electorales es lo más parecido
a una gran estafa piramidal, donde los políticos de arriba van estafando a los
que tienen en el escalón inmediatamente inferior, éstos a sus sucesivos y así
hasta llegar al votante, que es estafado con el timo, los programas
electorales, más grande de todos los tiempos. Ni Roy, el replicante de Blade Runner,
que viajó a mundos más allá de Orión y vio cosas que no podríamos imaginar
nunca, lo llegaría a comprender. Aunque, ahora, que empieza el juicio por el
caso Fórum Filatélico, podremos hacer un curso sobre este tema. Lástima que las
elecciones sean antes. Por cierto, todavía se me ponen los pelos como escarpias
ver al poder civil, en el ejercicio de su cargo, ir detrás de una imagen
religiosa. Lo del poder militar me da miedo, directamente.
En fin, que seguramente sabré porque
escribí esto, pero no para qué, aunque tampoco me voy a poner a averiguarlo. Lo
más lógico es que esta entrada al blog hubiera sido un emoticono con cara de
pasmado, como el Rey, la película, pero quedaría escueto en demasía. Solamente
dos cosas más que se me ocurren porque sí, en este momento de sinceridad
anónima: tengo la impresión de que no tenemos fiscal de estado y tengo la
certeza del que el imputado Marcos Martínez recupera la alcaldía de Cuadros.
En este último caso ¿quién tendrá la culpa de que los
corruptos lleguen al poder? ¡Ay, pueblo, me matas...de risa!
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