martes, 17 de marzo de 2015

CUANDO LA CABRA TIENDE A INFINITO

             Tantos siglos de asonadas, levantamientos, pronunciamientos y golpes de estado han contribuido a instalar en el subconsciente social un temor atávico a cualquier noticia relacionada con el ejército, siempre que no sea para pelotear su papel como uno de los pilares fundamentales de la democracia. Sin embargo, periodistas como Jordi Évole y su programa Salvados de la Sexta, nos ponen ante nuestras ignorantes narices de ciudadanos confiados la parte más oscura y deshonrosa de un ente que, sometido por ley a la soberanía del pueblo, funciona de facto al margen de cualquier mecanismo democrático, al aplicar códigos de conducta y jerarquía basados en usos y costumbres más propias del neolítico, que bien pueden servir para mantener la disciplina y el rigor en un cuerpo preparado para la guerra, pero que chirrían en la actividad cotidiana en tiempos de paz.

            El programa del domingo 8 de marzo sobre la comandante Zaida Cantera, es un alegato, no ya contra el machismo y el abuso de poder contra las mujeres en la milicia, que ya es decir en pleno siglo XXI, sino contra del secretismo con el que se manejan actitudes vergonzantes de ciertos miembros del colectivo militar y de unos superiores que en lugar de salvaguardar el honor del colectivo al que representan, esconden bajo la alfombra de sus ostentosos despachos la suciedad y el hedor que dichos comportamientos generan. Pero lo más escandaloso es el pasotismo con el que se llevan estos actos por parte de quien debería ser el máximo responsable de purgar y exterminar dichos actos, el Ministro de Defensa, al ser el representante de la sociedad civil, el único que ha sido, en teoría, elegido por los ciudadanos libremente mediante unas elecciones libres.

            Tengo que reconocer que ya ni me acordaba del nombre del ministro en cuestión, Pedro Morenés, dado el poco carisma que emana y su nula presencia en los medios de comunicación, aunque esto no deja de ser lo lógico dado el reducido tamaño de las Fuerzas Armadas Españolas. Pero su intervención el miércoles en el Congreso de los Diputados, contestando con malos modos y actitudes chulescas a la interpelación de la diputada de UPyD, Irene Lozano, sobre el caso de la comandante Cantera, entra dentro de la antología de respuestas mezquinas, sórdidas y miserables con la que el gobierno del Partido Popular nos lleva regalando desde el inicio de su mandato.

En un intento descarado y ruin de derivar la atención recaída sobre los mandos del ejército involucrados en el acoso y abuso sobre la comandante, no olvidemos que ésta estaba en la tribuna de invitados, lo que hace más vergonzante su intervención, centró su respuesta en hacer llegar a la opinión pública que la interpelación parlamentaria a la que tenía que responder solamente iba enfocada, en un ejercicio de cinismo e hipocresía acorde con su nombramiento como ministro, no olvidemos que procede del mundo privado y más en concreto del sector armamentístico, a desprestigiar a las Fuerzas Armadas, en un intento por manchar y desacreditar el ejercicio democrático de una diputada del Parlamento Español y, por tanto, de sus votantes.

En el clásico ejercicio de prietas las filas al que nos tiene acostumbrado el Partido Popular, su portavoz arremetió con los mismos malos modos contra la diputada de UPyD, dando la impresión que su actuación parlamentaria iba más a satisfacer a sus jefes, las elecciones llegan y hay que posicionarse en las futuras listas, que a realizar el control de los miembros del gobierno, actividad para la cual ha sido elegido. De esta forma y en una misma sesión se denigraba por segunda vez a la comandante Cantera, que constató de primera mano que no tendría ningún defensor entre los miembros del Partido Popular en el Congreso.

Nadie del gobierno explicó por qué el oficial, que tuvo ese comportamiento denigrante con la comandante, a pesar de ser condenado a dos años de cárcel, fue ascendido en el escalafón a coronel. Nadie del gobierno explicó por qué el oficial superior de éste no siguió en su momento con el procedimiento y solamente puso trabas al ejercicio de defensa que solicitaba la comandante Cantera. Nadie del gobierno explicó por qué, como se puso de manifiesto en el programa de la Sexta, se presionó a la misma comandante, a su marido, también militar, y a sus testigos para que el procedimiento se sobreseyera. Todas estas pruebas ponen de manifiesto la escasa democracia interna que se respira en las Fuerzas Armadas Españolas, su oscurantismo, su secretismo, sus formas caciquiles y clasistas y el poco efecto que tienen las denuncias sobres los infractores si éstos son oficiales de rango superior y de familia de “rancio abolengo”, más de lo primero que de lo segundo.

Al final el resultado ha sido “espeluznante”: la comandante Cantera, la militar agredida, de baja médica y en tratamiento y con el horizonte próximo de abandono definitivo del ejército, su marido también fuera del mismo por pérdida de confianza en un mundo, el militar, que no ha sabido defender a uno de sus miembros, en este caso su mujer, el oficial agresor ascendido, el oficial superior de éste último, también ascendido. Y la omertá campando a sus anchas por doquier. Pero así es como celebró el Partido Popular el Día de la Mujer Trabajadora, dando una muestra más de su concepto de igualdad entre hombres y mujeres. Está bien que de a conocer a la ciudadanía en general su programa sobre este asunto ahora que se acercan diversos procesos electorales.

           Mención aparte merece el trato dado a la cuestión, en sus diversas tertulias y programas, por Televisión Española. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Periodistas y tertulianos a sueldo del jefe. De asco.

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