martes, 15 de abril de 2014

WISH YOU WERE HERE

A veces dudo de si estoy hecho más de ausencias que de presencias. Ahora, en este día que se supone de celebración, que como un caballo desbocado me pasan los años por encima sin poder apartarme a un lado, como corresponde al inexorable paso del tiempo, van surgiendo de la profundidad de la memoria los recuerdos nunca idos, solamente dormidos, que discretamente dejaron que viviera sin querer molestar, animándome a apurar y exprimir unos años más antes de ocupar su lugar, una vez asumidos, ahora ya con el poco peso de los años que me quedan por vivir.

Porque acaso la vida no sea más que una prolongada ausencia que empezamos a vivir desde el momento en que nacemos y las pérdidas que sufrimos a lo largo de ese tiempo solamente sean la manifestación esporádica de la nuestra propia. Un viaje al arbitrio de un guión que creemos escribir y que, sin embargo, nos sumerge en una montaña rusa de emociones que, como el placebo, anestesian el dolor y la consciencia del paso del tiempo. Un largo recorrido preguntándonos dónde estará la meta, el final que sabemos que tarde o temprano llegará.

Y entre todas las ausencias, la tuya. No la más temprana, pero si la más inesperada. E injusta, si se puede tachar de injusticia lo que no controlamos a pesar de la ingeniería religiosa de la que nos hemos disfrazado para protegernos del dolor. A lo largo de todos estos años de acompañamiento silencioso, la mitad de mi vida, he ido asumiendo la llegada de este día, el que ya casi nos iguala por el tiempo vivido. Y lo acepto como una de las primeras metas a cruzar a partir de la cual ya correré solo porque solamente yo lo viviré. A ti no te dejaron.

Y no sé porque se me viene a la memoria El Hijo del Alba, aquel disco de Bloque, que fue el primer disco que me dejaste poner en el coche, tú que eras más de copla y de flamenco. Fue como si comprendiésemos de pronto que las dos formas de concebir el mundo que teníamos cabían en un mismo modelo. Y así comenzamos los dos a hacernos cómplices. Muchas cosas han sucedido desde entonces hasta llegar hasta este momento. Hemos subido y bajado la montaña rusa de la que te hablaba demasiadas veces sin saber por qué y para qué. Pero así hemos sido escritos como personajes en esta, a veces, comedia bufa que es la vida.

            Y no queda más remedio que celebrar. Pero lo haré también con la memoria de la tristeza cada vez que nos embargue la alegría. Las dos caras de la misma moneda en este juego de chapas donde el azar es ese cabronazo que nos zarandea sin piedad. Estoy seguro que con los años te hubiera gustado también Pink Floyd, así que, ahora que cumplo cincuenta años…. Ojala estuvieras aquí.

1 comentario:

  1. Ojalá. Nunca una ausencia tan presente siempre, en cada minuto vivido, acompañándome siempre. Gracias por escribirlo de este modo.

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