La presentación ante
los medios de los Presupuestos Generales del Estado para el año 2.014, con el
asalto a las pensiones como atraco estrella, traspasa la última línea roja que
quedaba y supone, de facto, la carta de naturaleza al golpe de estado contra
los derechos de los ciudadanos que el gobierno del Partido Popular lleva
amamantando desde su llegada al poder. Las continuas provocaciones de elementos
de extrema derecha acaecidas durante los últimos tiempos, la última en el
colegio público de un pueblo, Quijorna, de la Comunidad de Madrid, solamente se
pueden entender desde la perspectiva cierta de que con el estado político
actual su visibilidad puede tener cobijo desde las más altas instancias de las
estructuras de gobierno sin temor a las actuaciones judiciales y policiales que
se suponen deben tomarse contra este tipo de manifestaciones en un estado de
derecho y democrático.
La derecha rancia y nostálgica ha
desmantelado el estado del bienestar reduciendo a sus ciudadanos a la mera
condición de súbditos, violando el contrato social vigente en cualquier estado
democrático. Si en el 36 fue un levantamiento militar de corte fascista el que
derribó al gobierno legítimo de la República, apoyado por la estructura
económica y política que veía peligrar su privilegios y por una parte del
pueblo español anclada en modos y costumbres del Medievo, en el momento actual
esas mismas fuerzas involucionistas han utilizado el acceso al poder de forma democrática,
basándose en esa misma parte del pueblo español que teme al futuro, a lo
distinto, al progreso y a su misma evolución como personas, como baluarte para
atentar contra los derechos del resto de los españoles que no quieren volver
atrás.
Basándose en los mismos pilares: el
económico, el judicial y la iglesia, han conseguido que décadas después de la
llegada de la democracia a este país, el nivel de ejecución democrática esté
bajo mínimos, tal y como nos recuerda la Organización para la Seguridad y
Cooperación Europea (OSCE), poniéndonos al nivel de cualquier república
bananera gobernada por un dictador de pacotilla. Se ha quebrado la estructura
social del país dejando en la cuneta de la miseria a millones de españoles que,
por otra parte, tienen que cargar sobre sus espaldas a los señoritos de la
política, los bancos y las grandes empresas, y a los especuladores y corruptos que se adosan a su buena vida
como babosas en periodo de lluvia.
Mientras tanto las noticias sobre
esta represión económica se manifiestan como pistolas apuntando contra nuestras
cabezas, a punto de ejecutarnos: la bajada de un 35% en el presupuesto del
Ministerio de Sanidad y las de los Ministerios de Educación y Cultura; la
conclusión de la Agencia Tributaria de que no existe delito en los supuestos
pagos a altos cargos del Partido Popular en bolsas de basura y sobres y la
razón esgrimida: han prescrito. Sin embargo, en política nada prescribe ya que
la ética y la razón son sus cimientos, pero aquí nadie ha dimitido. Mientras
que prosiguen los desahucios de familias por todo el territorio, el gobierno
rescata a los bancos usureros que se quedan con sus casas. Mientras que en
Francia se reconoce a los republicanos españoles que lucharon contra el
nazismo, aquí, en España, se reconoce a los militares de la División Azul,
provenientes todos ellos del ejército que dio el golpe de estado. Mientras se
recortan de los presupuestos las partidas para Dependencia, Becas, etc., el
gobierno presupuesta 158,4 millones de euros para la Iglesia Católica
incluyendo una prorroga de un año para que informe de sus bienes. Incluso
destina una partida para la Virgen de la Macarena, así como que no tuviera para
vestirse y alimentarse la figurita, aunque esperemos que lo reparta entre los
pobres. Demencial. Mientras que el presupuesto para investigación militar sube
un 39,5%, el civil solamente sube 1,3%, haciendo que los más preparados tengan
que emigrar en busca de un futuro mejor, con el agravante de la pérdida de todo
lo invertido en su educación.
Copago farmacéutico hospitalario,
pérdida de poder adquisitivo de las pensiones, reducción de presupuesto para
becas, comedores y guarderías… Todo esto es la verdadera Marca España. Siempre
se ha dicho que cuando te encuentras con un gallego en una escalera nunca sabes
si sube o baja, pero la realidad de este presidente de gobierno, natural de
Galicia, es que realmente no sabe que hace en la escalera ni para que sirve la
misma. Así es su realidad.
Hace algún tiempo se decía que si Franco levantara la
cabeza se moriría de nuevo al ver el camino de progreso y modernidad que había
tomado el país, ahora si levantara la cabeza asentiría de orgullo al ver lo que
están haciendo sus herederos políticos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario