Como preámbulo a la época que se
nos avecina, poco a poco todos los actos cotidianos se han ido empapando de un
barniz semanasantero, que por mucho que uno lo intente, es imposible evitar. A la polémica recurrente sobre el
papel de la mujer en la Semana Santa, parece mentira que estemos en el siglo
XXI, que aparece a principios de año y muere siempre cuando se acerca la fecha
del primer desfile procesional, el tema de las bandas de música con el
conflicto subyacente entre las cofradías con mayor número de pasos y las
llamadas pequeñas, etc., este año se añade un conflicto lateral, pero de mucho
calado: que el 23 de abril, día de la Comunidad, cae en Sábado Santo. Esto
produce un puente de cuatro días festivos sin que los comercios puedan abrir
sus puertas.
En los diversos medios de
comunicación han ido apareciendo sucesivas noticias sobre las negociaciones
llevadas a cabo entre los empresarios y los sindicatos que pudieran posibilitar
la apertura de los comercios el día 23 de abril. Supongo que todos tienen algo
de razón y ninguno está en posesión de toda la verdad. Parece ser que los
sindicatos han vinculado la posibilidad de apertura a la negociación de los
convenios colectivos en los distintos ramos y empresas. Los empresarios por su
parte no aceptan esta condición a priori para sentarse a negociar. La Administración, con esa sensibilidad que le
caracteriza, amenaza con inspecciones de trabajo y multas a los comercios que
por su cuenta abran dicho día, y la cúpula empresarial ya se lo ha hecho saber
a sus asociados.
El que haya cuatro días festivos
supone para Zamora una posible afluencia de turistas muy significativa, si el
tiempo lo permite. Zamora lleva ya unos años intentando posicionarse en el
mercado de ciudades turísticas ofreciendo al viajero su románico, su
modernismo, sus paisajes y naturaleza, su gastronomía y, cómo no, su Semana
Santa, declarada de Interés Turístico Internacional. No lo olvidemos. Siempre
se ha dicho que la ciudad triplica su población durante estas fechas, y por
tanto es una oportunidad de negocio básica para la economía local. Todos hemos
sido turistas alguna vez y nos gusta que cuando estamos en cualquier ciudad,
ésta nos ponga al alcance de la mano todas las ofertas que promociona.
Si Zamora quiere vivir del turismo tendrá que
cambiar su mentalidad, sobre todo los actores arriba mencionados, adecuando su
estructura económica y productiva al ritmo del sector turístico. No es posible
vivir del turismo dando a entender a los que llegan que si quieren hacer alguna
compra deberán esperar hasta el lunes. Para que nos entendamos: la gente que
viaja, trabaja de lunes a viernes y viaja el fin de semana y los festivos. Pues
bien, nosotros tendremos que trabajar esos días. Para esta ciudad también los
días festivos son de trabajo. Imaginaros todos los comercios abiertos, de ropa,
zapatos, de alimentación, etc. Y miles de posibles clientes paseando por la
ciudad. Creo que es un error lo que va a pasar en Zamora. Salvo que alguien me
razone que Zamora no necesita al turismo porque tiene grandes industrias que absorben
toda la mano de obra posible.
Y ya no solo es la Semana Santa.
La próxima apertura de un campo de golf en la ciudad, el nuevo teatro Ramos
Carrión, que posibilitará la escenificación de grandes obras y conciertos,
pueden atraer a un turismo de calidad que necesita que todos los servicios
estén a su disposición las 24 horas del día, los 7 días de la semana y por tanto
Zamora, de una vez por todas, debe de afrontar este hecho cuanto antes mejor. Y
todos los partidos políticos deben remar en este sentido.
Y para los ciudadanos en general,
y aunque sería otro tema a tratar, este ejemplo paralelo: a que nos gusta llegar
a una ciudad nueva, buscar un aparcamiento subterráneo y dejar el coche en el
centro para andar lo menos posible. Pues
eso. Eso hay que ofrecer, exactamente lo mismo que exigimos.
Un saludo.
bien por tí, y por tu comentario. oli
ResponderEliminar