lunes, 31 de enero de 2011

DOS REFLEXIONES POR EL PRECIO DE UNA

Hola a todos. Después de un tiempo sin escribir, ahí van unas pequeñas reflexiones sobre un par de noticias publicadas en diferentes medios. Me he prometido a mi mismo que en este año 2.011 no escribiré sobre noticias demasiado pesadas en contenido. No se si lo conseguiré. De momento esto es lo que hay.

Cuestión de estilo: Zamora. He leído en La Opinión de Zamora que existe una corriente crítica contra el nuevo edificio del Teatro Ramos Carrión. Se comenta que es una construcción demasiado grande para el entorno y que afea el “sky line” de la ciudad. No es nuevo todo esto, ya ocurrió con otras construcciones en el casco viejo de la ciudad. Sin ir más lejos el edificio de la Plaza de Antonio del Aguila, frente a la Catedral o la cúpula de la iglesia de La Concepción. Ahora parece ser que a todo el mundo le gusta o por lo menos no le disgusta demasiado. En otro caso, el nuevo puente sobre el río Duero, que se construye aguas abajo para que no afee la panorámica fotográfica de la ciudad junto al mismo río. El problema es respetar dicha crítica cuando han sido aceptados casos como las casas construidas pegadas a la muralla en el antes llamado Portillo de la Traición, al mismo tiempo que se lucha por conseguir despejar la muralla de edificaciones por el lado contrario. Eso si, la Comisión de Patrimonio ordena respetar cuatro piedras en cruz en la Puerta la Feria porque pertenecieron a la muralla. ¿En que quedamos? Sin embargo con todo esto en primera página, nadie se ha dado cuenta de una cosa. En los barrios bajos de Zamora hay un edificio que nunca se hubiera debido construir. El frontón San Atilano. Una mole sin belleza estética alguna y que insertada en un barrio de casas bajas y callejuelas estrechas desentona que da disgusto. Ahora ha sido reparada en su totalidad la cubierta del mismo, se supone que debido a las goteras que presentaba. Pero al estilista de la obra no se le ha ocurrido nada mejor que pintarla de rojo. Pero rojo, rojo. Cuando en días de sol accedes desde la calle San Andrés y la Plaza Santa Eulalia a los Barrios Bajos dicha cubierta te pega una bofetada de color que para si quisiera la regla del anuncio de las compresas evax. Pero me da que los políticos están todavía pensando en a que huelen las nubes. Cosa que me extraña porque normalmente en ellas están.

A la felicidad por el ano (no seáis guarros, que no es lo que estáis pensando). Quede clara una cosa. Mi respeto, en general, por los libros de autoayuda escritos por personas nada sospechosas y que tratan los temas con absoluta seriedad. Aclarado el asunto, la noticia la escuche hace dos semanas en el programa de Buenafuente. Un escritor chino de gran corazón, deseoso de ayudar a los demás, ha escrito un libro que ayuda a las personas a ser más felices a través del ano. Lo habéis leído bien, no es una errata. Nos propone este buen señor que al levantarnos y ante de ir a trabajar hagamos cien contracciones del ano, o para entendernos, del ojete, y así la alegría se nos reflejará en la cara. Un sin dios. No especifica la base científica sobre la que se basa su descubrimiento,  pero teniendo en cuenta que los chinos creen que el cuerno del rinoceronte les ayuda a tener una mayor y longeva virilidad, me da que no es mucha. Sin embargo lo que más me preocupa es lo siguiente: como pueden ser más felices todas aquellas personas que sufren su problema en silencio. En cristiano, que tienen almorranas. Quién no ha tenido alguna vez almorranas. Ese escozor, ese dolor continuo. No poder sentarse si no es en un flotador de los que se utilizan para el baño en la playa. Imaginaros a un buen señor con una almorrana tipo 1º y que al levantarse se proponga ser más feliz y hace las cien contracciones. Cada una de ellas irá acompañada de un alarido de dolor que irá en aumento a medida que suba en el número de las mismas. Puede que al final sea más feliz, pero será porque está inconsciente. A ver quien es el valiente que le dice que si no le funciona el invento del chino. En fin, que puede ser que a ellos si le vaya bien este remedio y por eso siempre están con la sonrisa en la cara. O, a lo mejor, es porque se están escojonando por dentro al ver como otra vez nos la han colado. Eso si, por el ano. Y eso es lo que de verdad les produce placer. No sé, si sois curiosos, probadlo y ya me contaréis.

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