martes, 16 de noviembre de 2010

PERO ¿DE QUIEN ES LA CULPA?

Vaya por delante que entiendo que la crisis por la que está pasando este país y el mundo en general es bastante importante. Pero a la hora de buscar culpables, me da la impresión de que, en general, en la base social trabajadora es en donde menos hay. Si es que hay alguno. En este caso me voy a referir al colectivo de funcionarios. En las últimas fechas parece que se está produciendo una cruzada en contra de los mismos, como si hubieran sido ellos quienes en el fondo hubieran propiciado el derrumbe económico. Hagamos un poco de historia, que seguro que a alguno de los que critican le viene bien para que por lo menos sepa de que habla. Este colectivo trabajador, no lo olvidemos, ha sufrido congelaciones salariales durante todos los mandatos presidenciales que ha habido desde la última legislatura de Felipe González. Tanto con este último, como con José Mª Aznar, en pos de un crecimiento ecónomico sostenido, en el que en los años de bonanza parece que siempre estemos, nunca llegamos a la meta, la congelación salarial fue el instrumento que utilizaron los gobiernos de turno para que el deficit público fuera el menor posible. Es curioso saber que esta forma de actuar ha sido santo y seña de todos los Ministros de Economía y de los Presidentes del Banco de España. Parece ser que no hay otra. Solamente moderación salarial en épocas de bonanza y congelación en tiempos de crisis. Pásate la vida cotizando al estado para que mantenga universidades en las que estudien semejantes lumbreras. Hasta mi sobrina es capaz, con siete años, de dar esa solución. Otros años cuando  el IPC subía un tres o un tres y medio por ciento, a los funcionarios el sueldo se lo subían un dos por ciento, con lo cual siempre se perdía poder adquisitivo. De esto no se acuerda nadie ahora. Cuando todo parecía ir bien y el dinero corría de mano en mano con fluidez, los sucesivos gobiernos no se preocuparon de regular los mercados. Daba igual si los bancos ofrecían hipotecas con pocas garantías, o ninguna. Daba igual que la gente adquiriera créditos que suponían más de la mitad de sus ingresos. Daba igual que los contratos presentados por la gente en los bancos para pedir créditos fueran en su inmesa mayoria temporales y por tanto con muchas posibilidades de quedar en el paro. Daba igual que la gente se hipotecara con interés variable, ya que estaba muy bajo, sin pensar que con una ligera subida del mismo ya no podría hacer frente a sus obligaciones. No pasaba nada. Había mucho trabajo (ladrillo, ladrillo) y había que gastar como si el mundo se fuera a terminar. Jóvenes sin estudios se paseaban con cochazos financiados por el banco al mismo tiempo que la hipoteca de una casa en el centro de la ciudad o un chalet pareado en un pueblo cercano a la capital correspondiente. Pero, como dice el refran, a todo cerdo le llega su Sanmartín. Eso mismo bancos originan con su manera de actuar, no sufientemente fiscalizada por los gobiernos, una crisis mundial y cierran el grifo del dinero. Crece el paro y esos mismos jovenes que lucían en otros tiempos no pueden pagar todo el dinero que habían pedido. Hemos hablado de congelaciones salariales a los funcionarios en otros tiempos, pero para solucionar esta crisis, un gobierno "socialista" da con la solución, le bajamos el sueldo a los funcionarios, y con ese dinero cerramos el agujero de los bancos. Valiente solución de izquierdas. Con esta medida el señor Zapatero ha echado encima de sus trabajadores a toda la masa gritona de este pais, que acusa que los funcionarios son, con sus trabajos y sueldo fijos, los culpables. Gente como el presidente de la CEOE-CEPYME, el modisto Adolfo Domíguez, el presidente de Mango y en general todos esos extremistas de derecha económicamente casposa abogan por medidas de privatización de servicios públicos (eso si para dejarlos en sus manos salvadoras), despido de funcionarios y en fin todo aquello que desvie la atención del verdadero culpable: el liberalismo económico salvaje, en el que, en un alto porcentaje, hemos participado. Desde Europa se propone, entre muchas, una curiosa medida: un impuesto a las transacciones de dinero de carácter internacional entre bancos y empresas. Es curioso que cuando hace ya muchos años propuso Alfonso Guerra un impuesto a los groseros beneficios de los bancos, se le echaran encima, tachándolo poco menos de demónio comunista. Y ahora ¿qué?. De momento le sugiero a los funcionarios que ya que tienen un sueldo fijo, miren donde gastarlo. Por ejemplo: ya que el dios de Mango propone que los funcionarios sean despedidos, de momento no comprar en ninguna de sus tiendas. Y así con toda esa jauría de buitres que esperan beneficiarse con la caída del colectivo funcionarial. Un saludo.        

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